Cuando a fines de 2019 el inefable Elon Musk presentó su controvertida Cybertruck disparó la carrera de las “chatas” EV, en las que el diseño tiene un rol preponderante, tal como muestran las respuestas de nuevos y viejos fabricantes de camionetas
- 9 minutos de lectura'
Las pickups eléctricas son las nuevas vedettes de la industria automotriz mundial. El foco se puso en este tipo de productos a fines de 2019, con la “presentación anticipada” de la Tesla Cybertuck. Pero para cuando la controversial pickup de Elon Musk llegue al mercado, ya habrá al menos media docena de competidoras esperándola (y casi seguro se sumarán más). Lo llamativo es que muchas de ellas provienen de fabricantes totalmente desconocidos como Rivian, Bollinger, Lordstown y Canoo, que con estos productos estarán dando sus primeros pasos en una industria que (hasta ahora) nunca ha sido muy receptiva con los nuevos jugadores. Y por supuesto están los “viejos jugadores”, que de a poco van saliendo al ruedo.
Los tres grandes fabricantes estadounidenses –Ford, General Motors y Stellantis (representada por RAM)– son los principales referentes mundiales del mercado de pickups grandes, y para ellos este tipo de productos son cruciales en el sostén de toda su operación comercial. Para Ford, sin ir más lejos, la pickup F-150 representa 900.000 unidades por año, la mayor parte de sus ganancias, y es desde hace 40 (¡cuarenta!) años el vehículo más vendido en Estados Unidos. Es ni más ni menos que su gallina de los huevos de oro.
No sorprende entonces que haya sido la marca del óvalo la primera en salir a hacer frente a los nuevos “advenedizos”. Ninguno de ellos –salvo Tesla, tal vez– podría llegar ni de lejos a amenazar su posición dominante en el mercado, pero en un territorio tan sensible para la marca, no es cuestión de ceder ni un centímetro de protagonismo. Así que presentó con bombos y platillos la F-150 Lightning, la versión totalmente eléctrica de la F-150, cuyo mensaje hacia las startups podría leerse como un: “este es un lugar para los grandes, ustedes chicos córranse que se pueden lastimar”. Y no es tan en broma, porque ninguno de los ambiciosos productos de las nuevas empresas ha salido todavía a la venta, y de hecho siguen la lógica económica de las startups de Silicon Valley, con una alta posibilidad de quedarse en el camino antes de salir al mercado por falta de fondos (como sucedió con la “promisoria” Nikola, que canceló todos sus planes en medio de un escándalo financiero).
Tesla, sin ir más lejos, había prometido su camioneta para fines de 2020 y ahora anuncia que “con suerte” llegará a mediados de 2022. Es sabido: fabricar autos en serie no es para cualquiera.
El diseño, de parabienes
Más allá de las cuestiones comerciales, lo más interesante de estas nuevas camionetas eléctricas pasa por el diseño. Mientras que en otros segmentos los nuevos productos eléctricos están siendo muy conservadores (la mayor parte son simples derivados de modelos convencionales), entre las pickups eléctricas se está dando una variedad de propuestas y soluciones –estilísticas, funcionales, conceptuales– como hace décadas que no se veían en la industria.
En términos generales, el hecho de que la mayoría sean productos de nicho favorece que haya mucha más libertad creativa. Pero además, la arquitectura típica de las pickups –chasis de largueros con la carrocería apoyada arriba– es ideal para adaptarse a la propulsión eléctrica, ya que se puede aprovechar el chasis para “empaquetar” las pesadas y delicadas baterías, configurando una plataforma tipo skateboard (“patineta”) que da muchísimas posibilidades para modelar la carrocería que se “apoyará” sobre ella. Y, a diferencia de las estructuras monocasco, no requiere escalas tan altas de producción.
En definitiva, entre los nuevos modelos se puede ver de todo. Desde morfologías más “familiares” y conservadoras, hasta otras absolutamente disruptivas (cuando no revulsivas). Pero en todos los casos se puede apreciar un nivel de innovaciones interesantísimo.
Tesla Cybertuck: la disrupción total
Todo lo que rodea a la Tesla Cybertruck es bastante vaporoso. Desde su accidentada (por no decir caricaturesca) presentación a fines de 2019, persisten las dudas de que se pueda llevar a la producción tal como fue mostrada (entre otras cosas, por cuestiones de adaptación a las regulaciones de seguridad). Aun así, si llega a producirse en serie, no hay dudas de que será uno de los modelos visualmente más disruptivos de los que se tenga recuerdo. Según Tesla, sus formas planas y geométricas responden al material con el que está construida la carrocería: un acero inoxidable de gran grosor y resistencia que es el mismo que Elon Musk utiliza para hacer los cohetes de su (otra) empresa SpaceX. Efectivamente, el metal es tan duro y grueso que no puede ser estampado, por lo que la única manera de darle forma es por plegado (de ahí su similitud con los vehículos militares, que también son construidos plegando y soldando gruesas chapas blindadas).
La Tesla Cybertruck ha polarizado opiniones entre expertos y entusiastas, y es innegable que todo ese “ruido” es uno de los efectos marketineros buscados por el astuto Elon. Mi opinión personal es que, aún con su silueta bastante pueril y muchos detalles “poco profesionales”, la Cybertruck ha logrado sacudir al aletargado mundillo del diseño, demostrando que otras formas (más “puras” en este caso) son posibles. Y eso es muy bueno. Por otra parte, su apariencia tan agresiva y belicosa contrasta con la narrativa fundacional de Tesla; aquella de hacer autos “ecológicos y humanistas para un mundo mejor”. Por el contrario, la Cybertruck parece un vehículo que anticipa un futuro distópico, más parecido al de las películas Mad Max. Y para los estándares estadounidenses, luce más compatible con los enardecidos energúmenos que asaltaron hace poco el Capitolio, que con la élite progresista, cosmopolita y ecofriendly a la que supo conquistar con el elegante Model S. Todo un cambio de paradigma.
Canoo Pickup: diseño amigable y modular
En las antípodas de la propuesta de Tesla está Canoo, una novísima startup californiana que planea salir al mercado hacia 2022. Canoo explota al máximo esto de la plataforma tipo skateboard (la que usa es un desarrollo conjunto con Hyundai) y le armó encima un sistema de componentes totalmente modulares, capaz de configurar distintos vehículos, incluidos un pequeño monovolumen, una van de carga, una van de pasajeros y, por supuesto, una pickup. Más allá de la infinidad de ingeniosas soluciones constructivas y funcionales, quiero detenerme en la estética de Canoo.
Desde la perspectiva de los fierreros que consideran que todos los autos tienen que expresar potencia y virilidad, seguramente le calzará perfecto el mote de “electrodoméstico con ruedas”. Y no estarán tan equivocados, porque Canoo se desmarca completamente de los cánones del diseño automovilístico tradicional y se acerca mucho más a los del (buen) diseño industrial; ese que privilegia la armonía entre forma y función, y busca comunicar propósito más por el lado de la inteligencia que de la espectacularidad. Por eso, para los que valoramos ese tipo de abordaje, lo que está proponiendo Canoo es todo lo que está bien. Opinión personal: ojalá llegue a producción y que su diseño ameno y lúdico se convierta en una influencia para otras marcas.
Bollinger B2 y Rivian R1T: una retro y una moderna
Estas dos también configuran un juego de opuestos, aún con siluetas mucho más tradicionales que las anteriores. La Bollinger se anticipa como una pickup de lujo (será de las más caras del grupo), y su manera de distinguirse (?) es a través de su forma de “caja”, con paneles planos, ángulos muy rectos y hasta remaches expuestos. Es un estilo que apela a la nostalgia y recuerda mucho los viejos Land Rover Defender e incluso al Lamborghini LM002. En resumen: puro capricho en clave “retro”.
La Rivian también se posiciona en la zona de la alta gama, pero su diseño intenta seducir por el lado de la “modernidad”. Tiene una silueta bastante convencional, pero el estilo es muy neto, casi a minimalista, muy a tono con la tendencia que se viene en los autos eléctricos. Es tal vez la más “equilibrada” de toda la lista.
Hummer EV: elogio de la desmesura
Por el lado de las “grandes”, hay que decir que General Motors se había anticipado unos meses a Ford anunciando el regreso del Hummer –aquel monstruoso todoterreno de los ’90, derivado del vehículo militar liviano del ejército estadounidense–, que ahora vuelve en formato de “superpickup” eléctrica.
La Hummer le hace honor a su antecesor: tiene un tamaño descomunal, es excesiva por donde se la mire y queda claro que su función en el mundo hacer que su dueño se sienta muy-muy especial, imponiendo respeto en el tránsito urbano. Y si de manejo off-road se trata, no es difícil imaginarla llegando hasta los confines del mundo (o hasta donde le dé la batería), destruyendo todo a su paso con sus gigantescas ruedotas, como si fuese un tanque de guerra. Todo en clave “eco”, por supuesto.
Ford F-150 Lightning: un antes y un después
Finalmente llegamos al producto menos “innovador” desde el diseño, pero sin dudas el más relevante de esta lista. Queda claro que Ford no se podía dar el lujo de ser rupturista con un modelo del cual vende casi un millón de unidades al año. Y tampoco es que hiciese falta. La F-150 viene acumulando progresivamente pequeños y grandes avances a lo largo de más de 40 años y ha probado adaptarse perfectamente a las necesidades de sus clientes. Ahora simplemente le agregó más valor a todo lo bueno que ya tenía, incluyendo igual o mayor potencia y torque, cero consumo de combustible y mayor simplicidad mecánica. Y lo más importante: ¡todo por el mismo precio! Por el lado estético no hay cambios significativos con respecto a la F-150 convencional: simplemente un restyling en la parte frontal que le da un look más tecnológico (y algo menos agresivo). Sí hay una gran diferencia por el lado funcional: todo el espacio que antes ocupaba el motor, ahora es un enorme baúl. ¿Una pickup con caja y baúl cerrado? Sí, así de simple resulta a veces esto de agregar valor desde el diseño.
¿Alcanzará para convencer, al menos a buena parte de las “bases” de Ford, de cambiar sus amadas chatas devoradoras de combustible fósil por esta nueva propuesta eléctrica? El desafío es colosal, porque estamos hablando de los consumidores más conservadores que puede haber. Pero si lo logra, el “efecto derrame” que eso puede tener en la electrificación del mercado estadounidense –con su enorme influencia a nivel global– sería gigantesco. Realmente un antes y un después.
Otras noticias de Autos
Más leídas de Autos
Nuevos precios. Cuánto cuesta el Toyota Corolla en noviembre 2024
Patagonia. El pueblo de herencia galesa que cautivó a Lady Di y hoy es considerado uno de los mejores
El auto que llega con “el cambio que lo cambia todo”
Tiene 100 años de antigüedad. Encontró un rarísimo auto clásico en un granero y ahora lo vende por miles de dólares