En Europa y otras regiones la disminución de víctimas en los accidentes de tránsito fue drástica en las últimas dos décadas. Cuáles son las causas por las que en la Argentina no podemos bajar esa estadística fatal
Seguramente muchos se harán esta pregunta. Observando la drástica disminución de las muertes en otros países desarrollados, algunos más afines a nuestra idiosincrasia, otros tal vez no tanto, uno no puede dejar de preguntarse por qué nosotros no hemos logrado disminuir los muertos en más de 25 años.
“Para resolver un problema, lo primero que hay que hacer es ponerlo sobre la mesa y abrir el debate. Los accidentes de tránsito y sus consecuencias eran un tema incómodo, feo y de difícil solución, por lo que había que meterlo debajo de la alfombra; porque parecía que no era bueno ni conveniente hablar de ello y en todo caso era despachado como el inevitable precio del progreso.
“Pero después se añadió que no era aceptable negociar el tránsito a cambio de vidas humanas. Era un mensaje de ética no despreciable en estos tiempos. Se afirmaba que era necesario dar prioridad a la seguridad sobre cualquier otra consideración en la gestión del tránsito. Y se acababa recordando que después del accidente nada es igual.
“Hubo que adoptar medidas. Así, surgen el permiso de conducir por puntos, el aumento de los controles de alcoholemia, los radares para el control de la velocidad, el aumento de los efectivos de la policía de Tráfico o la modificación del Código Penal para los delitos contra la seguridad vial. Cada vez que se anunciaba una medida había debate: y el debate es bueno para la seguridad vial.
“Al volver la vista atrás comprobamos que antes estaba prohibido beber y conducir, era obligatorio el uso del cinturón de seguridad y el casco, había que respetar los límites de velocidad y cumplir las normas; pero no lo hacíamos. El cambio, el gran cambio, era que ahora lo hacemos. Al final había resultado que el secreto estaba en conseguir que la ley se cumpliera. ¡Qué gran lección en este país el dedicar los esfuerzos a que la ley se cumpla...”
Estos son fragmentos de las imperdibles opiniones del ex director de la Dirección del Tráfico de España, Pere Navarro Olivella, país que logró reducir sustancialmente su número de muertos en el tránsito, poniendo en práctica lo que internacionalmente se sabe que hay que hacer.
El Estado argentino asumió el compromiso internacional ante la ONU en 2010 –como la mayoría de los estados del mundo– de disminuir en el Decenio de Acción para la Seguridad Vial, el número de muertos en un 50%. Hasta ahora, transcurridos ya 6 años, de acuerdo a las cifras de Luchemos por la vida, los muertos no disminuyeron significativamente, y según las últimas oficiales disponibles, aumentaron ligeramente. No se aprecian avances sustentables que acarreen una disminución significativa del número de muertos y heridos.
Para recorrer el camino de los países que lograron disminuir sustancialmente las víctimas en el tránsito, resulta imprescindible generalizar los controles eficaces en calles y rutas, con las consecuentes sanciones efectivas a los infractores. Para lograrlo, se debe:
El uso permanente y generalizado de los cascos en ciclomotores, motocicletas y bicicletas; el uso permanente y generalizado de los cinturones de seguridad y sistemas de retención infantil en los demás vehículos automotores; el cumplimiento de los límites de velocidad, y también su reducción; evitar el consumo de alcohol y/o drogas; reducir el uso del celular al volante; el otorgamiento generalizado de prioridad a los peatones.
También, incorporar a nuestro Código Penal los delitos contra la Seguridad Vial, que incorpore penas de prisión para los transgresores muy graves.
De una vez por todas se debe implementar la educación vial sistemática y continua en escuelas primarias y secundarias, capacitando a los docentes.
Tampoco puede estar ausente la unificación de un sistema de otorgamiento serio y responsable de los registros de conducir, que incluya la licencia por puntos y capacitación a todos los conductores.
Urge el mejoramiento de la infraestructura vial para la seguridad vial de todos los usuarios; en especial, los más vulnerables: peatones, ciclistas y motociclistas (población con creciente y mortal siniestralidad). Estas deben planificarse en el marco de la Visión Cero, previendo que el posible error humano no tenga consecuencias fatales para los usuarios.
Las leyes del tránsito en la Argentina no son muy distintas de las que rigen en los países exitosos en seguridad vial. La diferencia es que en éstos se cumplen y en nuestro país, no. Bien lo pueden atestiguar los miles de argentinos afortunados en conducir en países avanzados, donde casi ninguno se atrevería a violar los límites de velocidad o de alcohol, o no usar el cinturón de seguridad o simplemente estacionar en cualquier lado.
En síntesis, se trata, de una vez por todas, de hacer lo que hay que hacer.
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