Un aficionado por la exploración y fanático del motor se topó con una pieza de colección que decidió restaurar; la historia del Mustang que volvió a rodar
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Sería un sueño. Para cualquier fanático de los autos, encontrarse con un Ford Mustang Cobra sería un verdadero sueño. No importa si no arranca, está oxidado, el volante se cae apenas tocarlo o si tiene un nido de arañas que viven dentro. Es un muscle car con mucha historia y las versiones que datan de décadas atrás son no solo raras de ver sino difíciles de adquirir.
Lo que le ocurrió a Dylan McCool, sin embargo, es una historia que cualquiera quisiera vivir. El joven estadounidense administra un perfil de redes sociales que se dedica a la búsqueda y restauración de autos abandonados. A lo largo de sus años trabajando de esto se topó con de todo pero nunca con algo que lo entusiasmara tanto como este vehículo.
Acorde a lo que él pudo reconstruir, originalmente el Mustang Cobra -segunda generación de estos muscle cars, fabricada entre 1974 y 1978- había sido comprado en el estado de Florida. Luego de que sus dueños se mudaran, lo trasladaron a un terreno en otra zona para luego ser abandonado en medio de la nada. McCool no suele compartir la locación por la que se mueve y sus perfiles de redes sociales son cautos al momento de mostrar referencias, por lo que no fue posible averiguar el destino que tuvo el auto tras su paso por Florida.
“Literalmente lo encontré manejando por este camino”, explicó el entusiasta. Y así como lo vio, tuvo que detenerse a inspeccionarlo de cerca. Sin dudarlo, tras constatar qué modelo era, decidió llevárselo para intentar darle una nueva vida.
El exterior no mostraba demasiadas complicaciones. Óxido natural por los casi 30 años de intemperie, frenos completamente deteriorados y neumáticos desinflados. Nada que un poco de pintura, repuestos y tiempo no solucionen. No obstante, el verdadero misterio aguardaba debajo del capó. ¿Tenía las partes originales? ¿Funcionaba? ¿En qué estado se encontraban las partes? Esas eran algunas de las incógnitas que hacían dudar a Dylan.
Ya en su granja, lugar donde lleva a todos los autos abandonados que encuentra para restaurar, abrió el capó del Mustang y se encontró con un motor V8 en buenas condiciones, varios desechos de pequeñas alimañas que allí habían vivido y alguna que otra araña entre hojas, mugre y más óxido. Los primeros dos intentos de arrancarlo fueron inútiles. Parecía que no iba a funcionar pero tras intentos y algún que otro truco de experto, el motor volvió a rugir, casi 30 años después.
Con el tiempo, el usuario volvió a compartir más fotos y videos de lo que fue de la vida de este Mustang una vez reparado. Las primeras pruebas de manejo fueron difíciles. El volante se movía demasiado, el motor no aguantaba y las ruedas, por más que tuvieran neumáticos nuevos, les costaba dar sus primeros metros. Fue el trabajo de muchos meses lo que permitió que este Ford Mustang Cobra volviera a ser manejado por alguien.
Faltarán los detalles estéticos, la puesta a punto en términos de chapa y pintura. Una refacción del interior para que los asientos luzcan como recién sacados de fábrica y el semblante de uno de los autos más influyentes de la historia de la industria vuelvan a ser lo que fueron. Sin embargo, que arranque es todo un suceso. Un suceso muy prometedor para este auto y su entusiasta mecánico.
LA NACION