Xul Solar: museo taller, museo mundo, museo sorpresa
Unico, como su inspirador, es el espacio que lo perpetúa y al que ahora se distingue
En Atlas, su última obra, Jorge Luis Borges hace una selección de lugares que cree necesario recordar al final de sus días. El libro es de 1985, y el escritor falleció al año siguiente. Junto a maravillas como el Palacio de Cnosos, al norte de la isla de Creta, selecciona una viejísima casa de Laprida 1214, la de su amigo y admirado Xul Solar. Por esa escalera he subido un número hoy secreto de veces. Arriba me esperaba Xul Solar, escribe en su lenguaje particular junto a una foto en blanco y negro donde aparece con María Kodama conversando frente a la vivienda.
Oscar Alejandro Agustín Schulz Solari (Xul Solar) se mudó a la casa, una construcción de 1870, junto con su madre y su tía, en noviembre de 1928. Vivió allí hasta la década del cincuenta, cuando paulatinamente se fue alejando de la ciudad y estableció su residencia en Tigre.
Cuando el artista muere en 1963, su viuda, Micaela Cadenas de Schulz Solari (Lita) encarga al arquitecto Pablo Beitía el proyecto para convertir la casa en museo, el mismo que acaba de recibir el Premio Década. Instituido por la Universidad de Palermo, aplica aquí el criterio de la Fundación Oscar Tusquets Blanca, de Barcelona: distinguir un edificio de cualquier tamaño y función luego de diez años de construido para destacar su vigencia más allá de cualquier tendencia y la calidad de su construcción.
"Todo el proceso para realizar esa transformación de casa a museo duró seis años, desde 1987 a 1993, pero no fue una empresa fácil --recuerda Beitía--. En Xul convivían dos conceptos, aparentemente contradictorios, que el proyecto debía respetar e integrar."
Por una parte, el Pan Klub, una idea de la década del 30, que proponía una reunión de artistas e intelectuales con ideas afines, amantes de la cultura y de la trascendencia; un círculo. Por otra, un lugar de creación, un centro cultural abierto a todos, especialmente a los artistas jóvenes.
"La idea de hacer un museo para contener sus obras le era particularnente odiosa. Nunca un museo para mis cosas, solía decir. Por museo entendía una casa fuerte, destinada a proteger, preservar, aislar. Y el quería lo contrario: un espacio abierto a todo tipo de manifestaciones e ideas nuevas. El proyecto transforma la noción tradicional, creando un museo taller, museo sorpresa, museo mundo, museo activo; hay muchas maneras de nombrarlo", sigue Beitía.
Detalles
La construcción original tenía dos plantas y estaba compuesta por cuatro viviendas; Xul vivía en una y alquilaba las tres restantes; ése era su medio de vida.
En el nuevo proyecto se conservó su casa y el resto se transformó en un gran espacio de tres niveles donde están expuestas 86 obras de Xul y testimonios de sus búsquedas e inventos. La sensación, cuando se recorren los entrepisos, como dice Beitía, es la de ir despegando las hojas de una masa de hojaldre.
El primer nivel es un subsuelo (a 1,70 m bajo el nivel de la calle) que actúa como auditorio, teatro, sala de conferencias. Un espacio abierto a cambios e ideas nuevas. Tal vez el que mejor refleje la actitud de Xul Solar ante la vida.
Curiosamente, buena parte del museo está dedicada a su notable obra pictórica. Sin embargo, creador impredecible, él se consideraba un músico y sus mejores amigos no eran precisamente plásticos, sino escritores y poetas.
El sábado, el museo cerrará sus puertas hasta febrero. El horario de visitas es de martes a viernes, de 12 a 20; sábados, de 12 a 19 (entrada, 3 pesos; jubilados y estudiantes, 1). Se ingresa por Laprida 1212; 4824-3302.
Laprida 1214, pequeño modelo para imitar
"El Museo Xul Solar es una obra pequeña, secreta e íntima, pero a la vez es modélica, sensible, mimada hasta el extremo por su arquitecto; una obra irrepetible." Con estas palabras describió el arquitecto catalán Oscar Tusquets Blanca el edificio construido hace exactamente diez años por Pablo Beitía, luego de recorrer en taxi durante dos intensas jornadas Buenos Aires y visitar otros veinte edificios de usos y tamaños diferentes. La Fundación Oscar Tusquets Blanca entrega el Premio Década en Barcelona desde hace cuatro años, por eso O. T. B. fue el primer jurado invitado por la Universidad de Palermo, que replicó la idea con su visto bueno. El arquitecto Carlos Sallaberry, decano de Arquitectura, dijo que "una obra arquitectónica sólo puede valorarse al cabo de un tiempo de realizada, por eso valoramos el envejecimiento, pero también su vigencia".
Panlingua, panajedrez...
Soy campeón del mundo de un juego que nadie conoce todavía, el panajedrez. Soy maestro de una escritura que nadie lee todavía. Soy creador de una técnica, de una grafía musical que permitirá que el estudio del piano, por ejemplo, sea posible en la tercera parte del tiempo que hoy lleva estudiarlo... Soy el creador de un idioma universal, la panlingua, sobre las bases numéricas y astrológicas, que contribuiría a que los pueblos se conociesen mejor. Soy creador de doce técnicas pictóricas, algunas de índole surrealista y otras que llevan al lienzo el mundo sensorio, emocional, que produce una suite chopiniana... Soy, el creador de una lengua que reclama el mundo de Latinoamérica.
(de un reportaje en Mundo Argentino, 1º de agosto de 1951)
Dos metros
"Los visitantes se sorprenden con la altura de la mesa de trabajo de Xul --comenta Pablo Beitía--. Pero medía dos metros y trabajaba casi de pie. Lita, su esposa, recuerda que cuando Borges lo venía a visitar no había forma de hacerlos sentar. Se ponían a conversar e iban de una biblioteca a la otra, comentando a Swedenborg, Blake, los poetas alemanes, pero siempre parados. Cada tanto les preguntaba si querían tomar algo. Y si aceptaban dejaban que el café o el té se enfriara en las tazas."