Vivir la granja
Frente al cerro Uritorco, un complejo turístico ofrece un paseo con las actividades típicas de la producción local, todo bajo una sutil estructura de hormigón
En un complejo turístico en Capilla del Monte, con vista al cerro Uritorco y rodeada de amplias áreas de vegetación autóctona, la Granja Educativa, diseñada por Mónica Bertolino y Carlos Barrado, ofrece un lugar en el que la arquitectura se integra sutil y responsablemente al paisaje.
Con el objetivo de proveer de un espacio temático donde los visitantes puedan realizar las actividades típicas de una granja, el sitio fusiona lo estructural con lo vernáculo. Los bordes definidos por las preexistencias de una huerta hacia el Este; unos desniveles naturales hacia el Sur y el Oeste, y una calle hacia el Norte, conforman un área de forma casi cuadrada. Siguiendo estas líneas, los diseñadores plantearon dos pabellones rectangulares de planta libre sobre dos lados, y dejaron el resto del solar como un espacio central abierto en el que la vegetación existente toma protagonismo. Lo que se destaca como intervención más significativa respecto de la cultura y los paisajes son los bordes físicos con que se materializaron los límites del predio: unos muretes de piedra que, con diferente altura, no pasan los 70 cm, conducen agua a lo largo del perímetro.
A modo de acequias, estas construcciones otorgan una imagen pastoral que remite a los perfiles de piedra de los caminos que conducen al sitio, y la presencia constante del agua genera un ambiente donde las sensaciones auditivas, el murmullo constante, y visuales, los reflejos producidos por la luz solar, identifican el lugar. Basado en un circuito artificial, el agua aparece como un elemento incorporado al paisaje árido, típico de esta parte de las sierras. Los pabellones albergan los corrales y el sector donde se prepara pan. Construidos con una imagen despojada que expone honestamente la función estructural de vigas y columnas de hormigón, ambos se concretan como volúmenes abiertos que visualmente "atraviesan el paisaje"; el primero está dividido con cercas de alambre y madera que diferencian los sectores de animales, y el segundo sólo cierra el área de lavabos con unas láminas transparentes de vidrio. Frente a este último pabellón se colocaron los hornos de barro para la cocción del pan y otros para la elaboración de dulces.
Con olor a peperina
En conjunto, el color gris de los materiales destacan entre el verde del paisaje circundante y las formas puras de la arquitectura se contraponen a las de la naturaleza. Entre las vigas de los techos, que poseen diferentes largos y se integran informalmente entre la vegetación, crecen variedades nativas. Desde la parte más alta del terreno se aprecia la imagen de estos árboles por encima del pabellón y el paisaje de las sierras que aparece por detrás, y se crea así una situación óptica con la cual los troncos parecen apoyarse en la superficie de las mismas. La luz es el elemento que completa el proyecto; se filtra y proyecta entre las estructuras y los cercos construidos con palos a pique, que definen el perímetro externo. Esta condición, especialmente buscada y estudiada, termina de concretar un proyecto sensato y, principalmente, sensible a las condiciones paisajísticas existentes.
Ficha técnica
- Comitente: Sindicato Petroleros de Córdoba
- Arquitectura y Diseño del Paisaje: Mónica Bertolino y Carlos Barrado, arquitectos
- Colaboración: arquitecto Rovaretti
- Superficie total: 9650 m2
- Superficie construida: 420 m2
- Año de realización: 2006-2007