Ricardo Hausmann: “No sabemos si Milei va a poder sostener el ajuste fiscal”
El economista venezolano, que trabajó en el BID y hoy enseña en Harvard, dijo que la Argentina necesita dejar atrás “el desastre” del régimen cambiario heredado del gobierno anterior; sus expectativas sobre un cambio político en su país de origen
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BARCELONA (El País).– El economista venezolano Ricardo Hausmann fue ministro de su país en los años 90 y economista jefe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) por más de un lustro. Desde hace dos décadas dirige el Harvard Growth Lab en Harvard, donde también es profesor, y viajó a España para sellar un acuerdo de ese centro con la Junta de Andalucía. En una entrevista con El País, relativizó los resultados de las pruebas educativas PISA y analizó la situación de algunas economías de América Latina.
–¿Es rentable invertir en educación?
–La pregunta no se puede responder a nivel agregado; lo que es cierto es que hay gente que no encuentra empleo y que hay empleadores que no consiguen trabajadores. Hay un cambio importante en el tipo de destrezas que demanda el mercado laboral y los descalces generan problemas a trabajadores y a empresas. La cuestión es adecuar oferta y demanda.
–¿Qué explica que un territorio pobre pueda converger hacia uno rico?
–El hombre vive de transformar el mundo. Para hacerlo se requieren muchas cosas, pero el ingrediente más importante es “saber hacer las cosas”. Los países ricos son los que han aprendido a hacer más cosas y a hacer cosas más difíciles de hacer, mientras que los pobres hacen pocas cosas y bastante sencillas. La convergencia implica aprender a hacer más cosas y cosas más complejas. La cuestión no es principalmente añadir más valor agregado a tus materias primas, las cuales al fin y al cabo se pueden traer de muchas partes, sino añadir capacidades a tus capacidades. Finlandia tiene muchos árboles y con eso se pueden hacer muebles y papel. Pero lo que los hizo ricos fue el haber desarrollado máquinas y herramientas para cortar madera. De allí pasaron a máquinas para cortar otras cosas, de allí a máquinas automatizadas de cortar. Y con la automatización pasaron a máquinas de todo tipo, terminando en la compañía Nokia. Añadir capacidades a tus capacidades abre puertas que no te habrías imaginado.
–En Europa en general, y en España en particular, hay un importante problema de productividad, lo que complica el desafío de competir con Estados Unidos y China. ¿Qué hay que hacer?
–Creo que la productividad no es la medida más útil para buscar soluciones, porque te da la idea de que tienes que poder hacer lo mismo, pero con menos recursos. No creo que deban ir por ahí los tiros. Hay que jugar en otros ámbitos. Los países que son más productivos no hacen las mismas cosas que los menos productivos. Hacen cosas diferentes y usando métodos diferentes. La pregunta es: ¿cuáles son las actividades humanas que generan más valor y cómo se le da valor a posibles actividades? El desierto es un lugar infértil, no llueve, no hay nubes… pero ahora se puede transformar la energía solar en electricidad barata. Muchas veces lo que importa no es la naturaleza en sí, sino la tecnología que puedas desarrollar o adoptar para crear valor. Chile ha tenido desde siempre el desierto de Atacama, que es el lugar de mayor insolación del mundo. Te hubieses podido imaginar que por eso desarrollaron las capacidades y la tecnología para utilizar esa energía solar. Sin embargo, la principal empresa que les trajo esa tecnología es andaluza (Abengoa), porque en Andalucía también había mucho sol, pero allí sí hubo quien actuara sobre ese potencial. El valor de los recursos naturales de cada país depende de la tecnología de la que dispongas para transformar ese recurso en valor. En el fondo, los retos ambientales también son retos tecnológicos y eso es en sí una fuente de crecimiento.
–¿Cómo valora el nuevo paradigma que Javier Milei está llevando a cabo en la Argentina?
–Milei ganó las elecciones por la frustración de los argentinos con la inflación y su principal compromiso es bajarla. Ha optado por una estrategia de shock, en vez de una estrategia más gradual como la que adoptó el gobierno anterior de Mauricio Macri y que al final fracasó. Ha centrado su estrategia en una rápida disminución del déficit fiscal y ha logrado pasar de un gran déficit a un superávit en meses. Esto ha sido en el contexto de una recesión y de un brinco en el nivel de precios. Aun así, mantiene su popularidad. Esto es impresionante, pero aún no sabemos cómo termina la película. No sabemos si van a poder sostener el ajuste fiscal. Además, necesitan un régimen cambiario distinto al desastre que heredaron, pero aún no han anunciado cuál es. Con respecto a la regulación económica, no sé adónde quiere llegar Milei, pero respecto al régimen hiperrestrictivo heredado del peronismo, su estrategia de desregulación va en la dirección correcta.
–A fin de mes hay elecciones en Venezuela. ¿Qué se juega?
–Si hubiese un cambio político, la recuperación económica y social del país podría ser dramática, porque es un país que ha tenido el peor desempeño económico en la historia de la humanidad fuera de guerras. Y el peor desempeño económico que el que hubo en el contexto de la mayoría de las guerras también, incluida la Guerra Civil española, con la cual el producto bruto interno cayó el 29%, o la Segunda Guerra Mundial, cuando la economía alemana cayó un 50%. En Venezuela ha caído un 80% y han salido ocho millones de personas en un país de 32 millones. Una catástrofe así no se había visto antes. Esto fue causado por un rumbo político errado. Un mejor marco de políticas podría tener efectos dramáticamente positivos. Y, según las encuestas electorales, eso es lo que quieren mayoritariamente los venezolanos. Vamos a ver si van a dejar que esa voluntad se haga realidad.