Rem Koolhaas: "No me creo una estrella"
El controvertido arquitecto holandés ganador del Premio Pritzker en 2000, que está construyendo una nueva Manhattan en Dubai, responde a los críticos que comparan su obra con Disneylandia, y analiza las tendencias en desarrollo urbano encabezadas por China y Medio Oriente
El arquitecto holandés Rem Koolhaas habla sobre las nuevas tendencias en arquitectura y desarrollo urbano, la decadencia del estilo de ciudad europea y el surgimiento de Dubai, Rusia y China; la obsesión por lo extra, extra, extra large (XXXL), y la diferencia entre la gente que diseña edificios para vivir y los arquitectos estrella .
-Señor Koolhaas, usted está diseñando edificios en Europa, Estados Unidos, el Golfo Pérsico y China. ¿De qué parte del mundo espera ver el mayor impulso para la arquitectura y el desarrollo urbano emergente en el futuro?
-Tenemos que hacer algunas distinciones aquí. A medida que crece la experiencia en el campo edilicio, el mayor impulso vendrá indudablemente de China, Medio Oriente y, probablemente, también la India. Pero la cosa se vuelve más compleja cuando uno se pone a pensar. La fuerza intelectual occidental aún es dominante, pero las otras culturas se están afianzando y fortaleciendo; es de suponer que desarrollen un nuevo modo de pensar con discrepancias en relación con nuestro modelo. Hay muchos buenos y jóvenes arquitectos en China; la pregunta es si nuestra cooperación, la internacionalización, producirá un lenguaje común en arquitectura, si hablaremos dos idiomas o si se producirá una mezcla de ambas cosas.
-En una entrevista reciente en Dubai mostró dos diapositivas. La primera imagen era de una serie de icónicos rascacielos que usted, Zaha Hadid y otros arquitectos estrella diseñaron. La segunda fue de una colección de edificios altos construidos por arquitectos desconocidos. Las imágenes eran sorprendentemente similares.
-Siento mucho rechazo por la expresión arquitectos estrella porque da la impresión que se refiere a gente sin corazón, egomaníacos constantemente haciendo sus caprichos y totalmente divorciados del contexto. Creo que ése es un insulto grotesco a miembros de la profesión que -hasta donde sé de mis colegas- hacen los mayores esfuerzos por hacer lo más correcto y apropiado en cada caso individual, mientras los urbanizadores tratan de restringirnos a ciertas formas. Paso mucho tiempo buscando la mejor manera de no quedar circunscripto a lo puramente formal y trato, simplemente, de demostrarlo. Pero de hecho, no existe una gran diferencia entre los edificios de los arquitectos estrella y los de los otros.
-Cuando usted trabaja en grandes proyectos, ¿cuánto tiempo tarda en familiarizarse con un lugar y compenetrarse con ese contexto específico? En Dubai, por ejemplo, acaba de diseñar, en un año, una ciudad para 1,5 millones de personas, conocida como Ciudad Ribereña.
-Hay muy poco tiempo para investigar, por eso surge la tentación de imitar; pero una de nuestras teorías es que hay que luchar contra la excesiva obsesión por lo espectacular, para retornar a lo simple. Este es un efecto de la rapidez. Otro es la actual demanda por lo sustentable ; estamos interesados por el tema desde los años 60, así que me siento justificado al respecto. Pero ahora, la sustentabilidad se convirtió en un ornamento, cada vez son más los diseñadores que ganan competencias por ser verdes y levantar, en algún lugar, un pequeño molino de viento.
-Aparentemente tampoco le gusta el concepto de sustentabilidad.
-Sí, pues se convirtió en una fórmula vacía y porque por esa razón cada vez es más difícil pensar en ecología sin ser irónico. Pero por otra parte hay una suerte de beneficio con que el rótulo de sustentable sea tan popular hoy. Por mucho tiempo tratamos de construir evitando el aire acondicionado, en la medida de lo posible, y la excesiva exposición al sol directo, creando volúmenes que provoquen sombras, pero había muy poco interés al respecto en el pasado mientras que ahora, los clientes pagan por esto.
-Su Ciudad Ribereña de Dubai se supone que también es sustentable. ¿Qué quiere conseguir exactamente con este proyecto?
-Mi meta es establecer en la ciudad una sección que sea una verdadera metrópolis, construir un verdadero espacio público y no la caricatura de un espacio público sólo por poner unos cuantos shoppings. Estoy muy agradecido al gobierno de Dubai porque allí habrá una corte, hospitales y estaciones terminales de dos líneas de subterráneos. En otras palabras, este espacio tendrá una identidad reconocida: ingredientes de lo que caracteriza a Dubai, pero también una verdadera vida urbana...
-¿Qué está faltando todavía?
-Nada, pero hay algo aún confuso. Allí hay un vecindario llamado Deira, completamente urbano, increíblemente denso, mezclado, excitante y hermoso -el tipo de belleza que quizá requiera nuestra atención pronto-. En realidad como planificadores de ciudades, en el futuro tendremos que pasar más tiempo pensando cómo construir y preservar al mismo tiempo.
-En otras palabras, la orgánica ciudad europea que nosotros conocemos pronto será una reliquia del pasado, un patrimonio cultural.
-Exactamente. Aunque todavía no tenemos que decirle adiós, todavía está allí. Lo que ocurre es que sirvió demasiado tiempo como estándar y modelo único. Esta es, en cierto sentido, la tragedia de los últimos 20 años. Debido a que es tan dominante como estándar y está tan obsesionada con la arquitectura contemporánea, todo lo demás se ve como negativo. Estamos contra China y contra Dubai porque no son europeas. Tal vez eso también describa uno de los problemas europeos, en sentido más amplio; estamos tan influidos por nuestro modelo que tenemos dificultad para pensar en términos de otros mundos.
-Los críticos del desarrollo del Golfo dicen que es pura Disneylandia .
-En realidad, el constante retorno a lo fatuo de Disney habla más de estancamiento de la imaginación crítica occidental que de las ciudades del Golfo. Lo que nuestra oficina está construyendo es sujeto de controversia en todas partes, pero yo noté que la gente que actualmente vive en China o en el golfo por lo general es receptiva a nuestras ideas. Están abiertos, y cuando uno está abierto tiene una perspectiva diferente.