Reciclado: viejas casas a nuevo, con el pasado en presente
Palermo, Colegiales y San Telmo son tres de los barrios porteños donde la recuperación de construcciones de principios del siglo XX es constante. Aquí, casos y soluciones
El reciclado está de moda también en arquitectura, por la revalorización de lo que fue y por la escasez de lotes en áreas céntricas de grandes ciudades. En Buenos Aires, por cambios en los códigos de planeamiento urbano, se suma la imposibilidad de ocupar con construcción la misma superficie de lo edificado si esto se demuele. En cualquier caso,reciclar una construcción dista de ser sencillo y requiere de profesionales con pericia.
Lo habitual son las casaschorizo,resultantes de la división en dos lotes de la antigua casa romana o colonial, cuyo patio central quedó convertido en lateral, con habitaciones que se suceden en hilera.
Con este esquema son también comunes las PH (propiedad horizontal) o viviendas de pasillo, conformadas por entre dos y cinco o seis unidades, en una o dos plantas, organizadas según un eje longitudinal. Con distintos grados de deterioro, este tipo de casas se encuentra en San Telmo, San Cristóbal, Colegiales, Chacarita y, por supuesto, Palermo. En general son aptas para viviendas individuales, a veces incorporando estudios profesionales a la manera de home-office.
Un ejemplo es la casa chorizo en Colegiales, de 1920, que hoy ocupa un matrimonio joven con dos hijos chicos, vuelta a su uso original, cuyo reciclado estuvo a cargo de los arquitectos Sergio Castiglione y Jorge Finkelstein. "La casa ofrecía muchos elementos para reutilizar, aunque el estado general era deplorable", dice Castiglione. Con este criterio, las antiguas celosías de las puertas se convirtieron en el cerramiento del placard del dormitorio principal; los pisos de pinotea fueron recompuestos; se consiguió una columna de fundición faltante igual a la existente en la galería; se restauraron todas las puertas ventana originales y se completó el piso de la galería con cemento alisado incorporándole el color de las baldosas primitivas rescatadas como motivos centrales.
Con menos elementos recuperables, las tres unidades de un PH de cuatro ocupadas con la vivienda y estudio de los arquitectos Mario Boscoboinik y Patricia Coprez en Palermo se unificaron en un rediseño total de los espacios.
El lugar del verde
"Lo mejor fue la transformación del pasillo lateral en patio propio", dice Coprez, refiriéndose al lugar con un estanque de piedra y una tupida parra que cubre la medianera de 6 m de altura. Los tabiques divisorios entre unidades desaparecieron para permitir que los espacios se distribuyeran según necesidades. Se creció en altura con los dormitorios, separados por pequeños patios aterrazados con plantas y pájaros, a diferencia del verde concentrado en la galería y el jardín del fondo.
Distinto también es el modo en que se trató la casa cercana a la catedral de San Isidro, con casco original de 1860, reciclada por las arquitectas Estela Kliauga y Nora Roncal para vivienda con estudio de abogacía. Aquí la construcción abraza una versión aggiornada del patio andaluz, con estanque de mayólicas y rejas coloniales, aunque con mayor libertad en sus espacios. En esta esquina del casco histórico sanisidrense, las autoras debieron respetar y recomponer la fachada original de líneas coloniales, y ceñirse a estos parámetros en la ampliación.
Consejos de conocedores
"Nunca debe pensarse que reciclar significa ahorrar con respecto a construir a nuevo", afirma Sergio Castiglione. Sin embargo, un lugar antiguo recompensa en calidad de vida. Las espacialidades diversas, los contrastes entre lo viejo y lo nuevo, las adaptaciones de materiales conocidos y disfrutar con una estética contemporánea que respeta y rescata al pasado son valores agregados.
A pesar de que los imprevistos son los mayores riesgos al trabajar en construcciones de otros tiempos, con incrementos en los presupuestos programados, muchas veces la reducida inversión inicial compensa con creces los costos de la intervención. Así lo comprobaron Boscoboinik y Coprez, que sostienen que la libertad de moverse aprovechando estructuras y trabajando en etapas es invalorable. En este sentido, Boscoboinik recomienda nunca decidirse por aquellas casas que parezcan listas para habitar. "Es mejor adecuarlas según necesidades y gusto propios que pagar más por trabajos que habrá que rehacer", dice.
Expectativas, resultados
Trabajar sobre lo construido puede implicar que deban cambiarse los proyectos sobre la marcha. Sin embargo, el grado de satisfacción del cliente depende de la destreza para transformar en potencial las eventuales dificultades. El frío de los subsuelos los hace ideales para convertirlos en bodegas, como en los ejemplos de San Isidro y Colegiales; los enormes ladrillos cocidos de principios del siglo XX requieren de un buen asiento, pero son excelentes aislantes térmicos y acústicos.
La posibilidad de aprovechar la luz cenital es otro aspecto que los clientes destacan. Con pequeñas aberturas en los techos de bovedilla, cerradas con vidrio laminado o ladrillos de vidrio, la luz natural crea efectos puntuales muy apreciados.
Convivencia democrática
Antes de decidir la inversión, hay que tener en cuenta algunos aspectos básicos. Para Claudio Manzur, de Manzur Arquitectura Inmobiliaria, lo esencial es que la casa ofrezca una espacialidad interesante. En una vivienda tipo chorizo, significa, por ejemplo, la amplitud de los ambientes y que éstos compartan democráticamente un área central, como el patio. También, la calidad de la estructura general y de las carpinterías. En el análisis global se determina su potencialidad, esto es, la opción de construir un entrepiso y disfrutar de dobles alturas.
En general, los reciclados suponen la renovación de instalaciones sanitarias y eléctricas. En cotización innmobiliaria, el valor promedio de una casa chorizo para reciclar es de 200 dólares el m2.
Desde la cúpula
Verde y agua acompañan la recuperación del último piso, terraza y cúpula del edificio de Rivadavia y Ayacucho, obra del arquitecto Fernando Lorenzi para un home office con observatorio astronómico y oficina de planta libre. En una arquitectura art nouveau de 1906, una suave cascada completa la evocación del Parque Güell, del arquitecto catalán Antoni Gaudí, cuyas rejas con el dragón Ladón de las Hespérides y bancos con trozos cerámicos han sido reproducidos. Con criterio de restaurador, Lorenzi, en su "cruzada por las cúpulas porteñas", investiga el estado original de los edificios. Sugiere el respeto y la recuperación como base de las intervenciones, sobre todo si se sabe cómo eran en sus inicios.
Algunos números estimativos
Si bien no es posible dar costos sin conocer cada caso en particular, puede estimarse que, recurriendo a elementos conseguidos en corralones, reutilizando materiales originales, y siempre dependiendo del grado de deterioro que éstos presenten, los costos se reducen bastante, hasta unos 400 pesos por m2, afilando bien el lápiz y con cocinas y baños muy sencillos. En el otro extremo no hay límite, pero comprando pisos de reposición --cerámicos o de pinotea--, reparando carpinterías existentes de cedro, cambiando tejas o reemplazando por chapas, pero manteniendo la perfilería metálica y los ladrillos de la bovedilla, puede hablarse de unos 1100 por m2.
El estado de la estructura original es definitorio en el costo: si debe reforzarse o rehacerse, el desembolso será mayor. También, si la humedad de cimientos es persistente y si la vivienda está en zona inundable, cerca de alguno de los arroyos porteños --como el Maldonado, bajo Juan B. Justo--, deberá aislarse cuidadosamente.
Dónde conseguir elementos adecuados es otro tema. No faltan corralones, en la zona norte del Gran Buenos Aires, y si el apuro no es un factor decisivo, se puede esperar los remates de demoliciones, cuyos anuncios se publican en los principales diarios. Es fácil conseguir elementos iguales o similares a los originales: ayuda la cantidad de construcciones de principios del siglo pasado que han desaparecido en los últimos años. La compra de elementos singulares es más un trabajo de búsqueda artesanal que de comparación de precios estándares. La columna de fundición de la galería para la casa en Colegiales (nota principal) se pagó 300 pesos en 2001, y el marco barroco de madera del espejo del toilette llegó desde el mercado de pulgas de Dorrego por 5 pesos.
En cuanto al honorario profesional por el proyecto y la dirección de obra, si bien en Capital rige desde 1991 el libre convenio, existe una ley de arancel que da valores hoy indicativos. Con porcentajes sobre costo de obra, recomienda cobrar, para proyecto y dirección de obra por refacciones, un 13,5%sobre un monto de hasta 455.000 pesos, y un 11,5% hasta los 4.550.000.