Janello y el libro de Germán Carvajal
Hace muy pocos días "salió de las prensas", como solía decirse años atrás, un libro que el arquitecto Germán Carvajal elaboró durante mucho tiempo y cuyo título lo define con cristalina claridad. Se llama Diseño como poética, el pensamiento de César Janello.
Tal como se dijo en la presentación de la obra en el auditorio del Museo Nacional de Bellas Artes, en una mesa que me tocó integrar con el autor, el diseñador Norberto Cháves y el anfitrión, arquitecto Alberto Bellucci, tanto la personalidad de Janello como el libro de Germán habrán de promover -y es lo deseable- un debate que será ciertamente enriquecedor.
En la mesa aludida destaqué que no conocí al profesor Janello como sí lo hicieron Cháves y Carvajal, es decir, en función de alumnos o, mejor aún, de discípulos. Mi relación fue más distante, pero guardando siempre un profundo respeto por su excepcional calidad académica, su seriedad intelectual y por la consistencia de su obstinado trabajo investigativo y docente. Lo recuerdo caminando por los largos pasillos del edificio de Núñez, con su expresión seria y reconcentrada, siempre con varios libros bajo el brazo. Cosa que, por entonces (me refiero a los años 70), no era frecuente en un tiempo de mucha efervescencia política en los claustros.
Utopías y anacronismos
En esa época, Janello incursionaba de modo ferviente en el campo de la lingüística y la semiótica, en el estudio de eso que, con elocuencia y belleza, Germán llama "los mecanismos sigilosos de la manipulación proyectual". O para citar otra expresión del libro: "La aplicación del mundo de las ideas al mundo de los objetos" y "la poética del lenguaje y la geometría aplicada a las cosas humanas".
Y lo que aumentaba nuestro respeto por su figura delgada y austera, casi monacal, era saber que había diseñado dos objetos tan lejanos en su escala, y su función, como un puente urbano y una silla. Y que esos trabajos exhibían una calidad tan peculiar que eran paradigmas en sus respectivos campos.
Ese puente sobre la avenida Figueroa Alcorta, demolido y vuelto a construir, muestra un anticipo estilístico de CJ al condensar en una sola forma elegante y armoniosa los elementos (columnas, vigas, nervaduras y tablero) que configuraban eso que llamamos puente. Utopía y anacronismo son dos nociones que Cháves aplicó en el análisis de las ideas de Janello, lo que no hace más que reiterar esa condición controvertida del personaje por evocar.
Por eso, cuando traigo al primer plano las palabras recientes de Oscar Niemeyer al repetir porfiadamente que "es preciso que los arquitectos lean más", reitero el valor del libro publicado con la autoría de Germán Carvajal como fermento provocador de una actividad algo postergada: pensar.