FAENA: por el retorno de la belle époque
Este mes se inauguró el hotel boutique realizado por Alan Faena, con diseño de Philippe Starck, en un silo reciclado de Puerto Madero
La tenacidad de Alan Faena para proyectar en plena crisis económica y el acertado diseño de Philippe Starck, pudieron transformar un viejo silo en uno de los hoteles más sofisticados de nuestro país.
Según Faena, "hay que dejar de sentir que vivimos fuera de tiempo y recuperar la esencia de la belle époque". Precisamente, este edificio, en Juana Manso y Martha Salotti, Puerto Madero Este, fue un silo de estilo inglés, de unos 25.000 m2, construido en 1902, cuando la Argentina era el granero del mundo. Desde 2000 se hizo un importante trabajo de reciclado de la estructura, y se convirtió en el Faena Hotel + Universe, concebido con la premisa de hotel-boutique (dimensiones acotadas, servicio personalizado y diseño único), con 85 habitaciones que disponen de vistas panorámicas hacia la ciudad, la Reserva Ecológica y el Río de la Plata.
"Este no es un hotel más -explica Faena-, sino que se quiere ofrecer a la ciudad un lugar que la identifique y que al mismo tiempo será un lugar de encuentro para la gente de la cultura."
Para Faena, la clave es rescatar las raíces de esa época, pero con un concepto innovador. "A Starck y a mí nos interesó crear la historia de la ciudad y sin pretender ser modernos. Coincidimos en que lo mejor era rescatar el estilo imperio."
La idea principal, y quizá la más interesante, es que desde el ingreso el hotel no tenga el típico lobby impersonal. "En este proyecto, la mano de Starck y la influencia de Faena están en cada rincón visible del edificio", destaca el arquitecto Horacio Poklepovich Caride, a cargo de la dirección de obra.
El diseño escenográfico es también muy destacado por los climas cálidos que crea. Después de atravesar el pasillo de acceso por la calle Martha Salotti, se abre una puerta de vidrio color rubí tallado, y la entrada de 10 metros de altura conduce a un pasaje (denominado la Catedral), de 80 metros de largo y doble altura, acompañado por ventanas de vidrio tallado y cortinas de terciopelo dorado, junto con la alfombra roja que cubre el piso de lapacho, y una iluminación tenue e indirecta.
Esta circulación es el eje que vincula diferentes espacios en la planta baja, que se conoce como área Universe. Al entrar, a la izquierda, aparece el Mercado, uno de los restaurantes del hotel. De la estructura original se rescataron el ladrillo a la vista en las paredes y pisos, los paneles de hierro del cielo raso, y se incorporaron antiguas lámparas industriales. Las grandes mesas de madera rústica se combinan de manera ecléctica con sillas de estilo francés, tapizadas con cuero rojo. Alrededor de las columnas hay vitrinas para guardar objetos de uso. En tanto, de las paredes cuelgan retratos de personajes bien nuestros: Borges, Maradona, Cortázar, Sandro y hasta una escultura de Gardel.
Pero unos metros más adelante hay un hall de acceso con dos ascensores que incluye dos escritorios, en los que se realiza el check in de los huéspedes. Sobre la derecha, está el living, que ofrece una atmósfera confortante y relajada, tal vez el lugar más atractivo; con una biblioteca y muebles de estilo francés tapizados en cuero y terciopelo. La decoración se completa con cabezas de ciervos embalsamadas, candelabros, arañas de cristal y espejos biselados.
Desde aquí se puede ingresar y observar la piscina y un bar, con mucha personalidad, en medio de un jardín aterrazado. También a la derecha está el Bistró, el restaurante con elegante decorado de estilo francés. Las mesas están dispuestas simétricamente, acompañadas de sillas y sillones neoimperio tapizados con cuero blanco y detalles dorados. Aquí también hay finas arañas con caireles, un sillón rediseñado por Philippe Starck y un candelabro checoslovaco.
Si se avanza por el mismo eje, se llega al Academy, un espacio multifuncional que funcionará como un lugar para eventos y exhibiciones de arte. El cabaret también cumplirá una función cultural, porque allí se presentarán grupos musicales.
Entre el primero y el sexto piso se distribuyen las 85 habitaciones, que fueron concebidas por Starck en colaboración con Faena, y cuentan con cortinas de terciopelo y persianas venecianas automáticas, baños envueltos en piel de vidrio, pisos de mármol y sábanas de algodón egipcio, además de una moderna instalación tecnológica en comunicaciones, audio y TV. Para seguir con la lista de servicios, en el primer piso también hay un moderno business center, gimnasio, spa y hasta una peluquería.
"Hicimos este edificio -destaca Faena- con gran responsabilidad histórica, sabiendo que tiene 100 años y que tendrá valor por otros 200 tal vez." Pero su sueño no termina aquí, porque el Faena Group es uno de los desarrolladores más importantes y dinámicos de Puerto Madero y proyecta una inversión de 100 millones de dólares.
Si se suman las residencias de El Porteño (en el mismo edificio), las de la Porteña (enfrente, sobre Martha Salotti), los futuros Diquecito I y II (enfrente, sobre Juana Manso) y el Molino, sobre Azucena Villaflor, Faena podría construir su propio imperio dentro del barrio que este año cumplió sus primeros 15 años.
Al rescate de la estructura de 1902
El edificio, con una fuerte influencia de las construcciones industriales inglesas del siglo XIX, posee una nave principal con estructura de hierro y ladrillo, los silos y otros volúmenes sobre Juana Manso. "Se recuperó un 20% de la fachada original y para eso se necesitaron ladrillos de demolición y hornear otros nuevos, con la medida original. En cada tramo se usaron distintos colores en las mezclas para que no desentonaran con el color original", comenta Poklepovich Caride.
Para terminar el trabajo se limpió con una mezcla de agua, diluyente y funguicida, que es menos agresivo que el arenado. Así se mantuvo el aspecto antiguo del edificio, el techo de chapa galvanizada acanalada y se mejoró su capacidad de aislamiento térmico e hidrófugo. Se reemplazaron las ventanas originales (de perfilería de hierro) por ventanas proyectantes de aluminio.
Para adaptar el edificio al nuevo uso, se reforzó la estructura con nuevos pilotes. Se construyó un muro perimetral en el que se colocaron ventanas, con marco de incienso y vidrios verdes, y se agregó un piso al volumen central desplegándolo para que se pueda seguir leyendo el volumen original. Junto con Zemín & Zemín, Planas Viau fue elegido para una de las tareas más importantes: realizar en vidrio artesanal los espejos tallados plateados y venecianos para los baños y las habitaciones, así como las placas de vidrio plaqué rubí tallado en el corredor de acceso. También se hicieron las ventanas, los vasos con tallas y la barra del Cabaret, que es un patchwork de vidrio con inserciones de vidrios antiguos.