El rey Moneo y el Prado del siglo XXI
El proyecto del arquitecto español, ganador del concurso para la ampliación de la importante pinacoteca -que aportará 14.000 metros cuadrados con un costo de 24 millones de dólares-, estará listo en el 2001
MADRID.- El Museo del Prado, uno de los ejes urbanísticos más importantes de esta ciudad, tendrá la firma de Rafael Moneo. El arquitecto español ha ganado el concurso para ampliar el Museo del Prado utilizando el espacio que circunda el Claustro de los Jerónimos, situado frente a la fachada trasera de la centenaria pinacoteca. La propuesta ganadora se presentó con el lema El buen Retiro y con una frase de Paul Valery, "de la mayor libertad nace el mayor rigor", para significar la aceptación rigurosa de los límites establecidos en las bases. Moneo, con siete colaboradores de su estudio, ha cambiado su propuesta del primer concurso, un poco más arriesgada, para compaginar la libertad "con el rigor extremo", según dice en la memoria. "El campo de intervención era tan reducido que no quedaba otro remedio que tratar de hacer de la debilidad virtud", explicó Moneo con respecto a las limitaciones de las bases del concurso. "Creo firmemente que tiene interés aceptar unas limitaciones como ésas para desarrollar una intervención muy sutil."
Se considera satisfecho y piensa que el suyo es "un proyecto con criterio muy profesional donde se utiliza un conocimiento específico para resolver un problema. Ha sido como componer las piezas de un puzzle que tiene interés arquitectónico en sí mismo".
El jurado, formado por representantes de la administración central, autonómica y local y la Iglesia, falló por unanimidad el anteproyecto presentado por el arquitecto Rafael Moneo justificando su decisión porque "la propuesta trata de ordenar los diferentes usos requeridos en una volumetría única en el edificio de los Jerónimos, discreta y controlada tanto por su composición arquitectónica como en su valoración cromática en las fachadas de ladrillo visto".
Fueron necesarias cuatro reuniones para votar la propuesta ganadora desde que el 15 de octubre último se entregaron los trabajos, en una maqueta, planos y memoria, de los nueve equipos que habían quedado finalistas en el anterior concurso internacional de ideas, ya que el décimo, del suizo Jean Pierre Durig, se retiró voluntariamente. Moneo ha ganado "porque se ha adaptado estrictamente a las bases" y porque ordena el plan museográfico "de manera acertada, especialmente con la incorporación de la sala de lectura en el claustro restaurado y la de las salas de exposiciones, con luz natural mediante el vacío de la sala de lectura".
El anteproyecto
En el anteproyecto, en el que tendrá que trabajar durante los próximos meses para introducir las últimas sugerencias de los responsables del Museo del Prado, el arquitecto propone una intervención entre la fachada posterior del museo y el claustro de la iglesia de los Jerónimos, una cuña acristalada, con una estructura de acero y una capa de vidrio antirreflectante y ventilada, donde sitúa el espacio de recepción, al que se accede por la zona norte (puerta de Goya) y por la sur (puerta de Murillo).
En este espacio público se va a situar todo lo que el Prado apenas podía albergar hasta hoy: los diferentes servicios, tiendas, librería, cafetería, restaurante, consignas y taquilla. En las proximidades del vestíbulo, se situarán también las cocinas y los lavabos, y servirá para instalar un auditorio para 400 personas y clarificar las circulaciones, con la entrada a las colecciones del edificio Villanueva y el acceso a la zona de los Jerónimos.
Esta novedosa cuña acristalada anexa a la fachada trasera del edificio Villanueva prevé cinco niveles, tres de ellos subterráneos, y se asomará a la construcción de una nueva planta, quedando los dos edificios unidos por un vestíbulo oculto bajo tierra. Se fusionarán así, por debajo de la calle Ruiz de Alarcón, una de las obras maestras de la arquitectura neoclásica y un edificio, el de Moneo, que apuesta por los nuevos lenguajes respetando el entorno.
El claustro se convierte así en una figura cúbica de ladrillo prensado, con dos plantas superiores y tres inferiores, donde se sitúan los almacenes de pinturas, esculturas y objetos. En las salas superiores, se colocan las salas de exposiciones temporales, con una superficie de 1200 metros cuadrados una, y 575, la otra, y los talleres de restauración, que reciben luz natural por los lucernarios.
La sala de lectura
La mayor innovación -propuesta muy valorada por el jurado- es la sala de lectura, en el centro del claustro, y la biblioteca para 200.000 volúmenes, también iluminadas por el chorro de luz que arrojará la claraboya en el vano del claustro.
Con respecto a la utilización del Claustro de los Jerónimos como sala de lectura, Moneo ha explicado que "era un elemento fijo que no debía permanecer inerte y había que buscarle una presencia que lo incorporase en el programa". Entre las ventajas de la nueva distribución destaca que el público que acuda al Auditorio no tendrá que atravesar zonas de exposición. Asimismo, los traslados de obras desde el edificio tanto al taller de restauración como a la zona de exposiciones temporales se efectuarán sin que la pieza salga del Prado.
Para Moneo, el interés del proyecto radica en "realzar el nivel de calidad del edificio de Villanueva en su punto más débil, la espalda" -que en su propuesta será la entrada del museo-, "el espacio a través del cual la gente entrará en contacto con el Prado. Con las sucesivas ampliaciones y modificaciones en las puertas de entrada, el edificio ha sido maltratado en la parte de atrás, donde se produce el problema arquitectónico y de uso", explica. En total, 14.000 nuevos metros cuadrados con un presupuesto que se considera discreto, por no decir exiguo, de cerca de 24 millones de dólares. "Que la ampliación se produzca en el ámbito de los Jerónimos permite actuar en lo que consideramos el flanco más débil de la arquitectura del museo: la fachada posterior. De ahí que la actuación tenga un doble efecto. Por un lado, proporciona los espacios que reclama el programa, garantizando la continuidad entre el volumen que se va a construir en los Jerónimos y lo que se construyó en Villanueva; por otro, contribuiría a mejorar toda la espalda del actual museo, produciéndose un indivisible y continuo episodio arquitectónico que, a nuestro entender, mejoraría notablemente el entorno del museo", afirma Moneo en la memoria del proyecto vencedor.
Su estudio cuenta, a partir de ahora, con un plazo de tres meses para perfilar el anteproyecto presentado y entregar al Ministerio de Educación y Cultura la propuesta definitiva. A partir de ese momento se convocará a concurso para la ejecución de la obra, lo que puede llevar otros tres meses, lo que implica que los trabajos no empezarán, como mínimo, hasta mediados del año próximo, justo cuando finalicen las obras que se realizan en el edificio Villanueva.
Una cuestión de lógica y discreción
La ampliación del Prado empezó a gestarse en diciembre de 1994, cuando se hicieron públicas las bases del concurso internacional, al que se presentaron 1600 estudios. A fines de septiembre de 1995, sólo quedaban 481 propuestas, de las que el jurado eligió, para una segunda etapa, en septiembre de 1996, 10 finalistas, entre los que se encontraba Rafael Moneo.
La propuesta que presentó inicialmente Moneo se ha modificado ya que, al principio, el arquitecto pretendía unir, mediante una cubierta de cristal, que se quedaba como un edificio abstracto, el edificio Villanueva y el Claustro de los Jerónimos, hecho que no terminaba de entusiasmar al jurado. Moneo prefirió evitar la ostentación y mostrarse más discreto.
El cambio le ha dado la razón. El presidente del jurado y secretario de Estado de Cultura, Miguel Angel Cortés, declaró que "el arquitecto se ha adaptado a la lógica del museólogo".
Ganador del Premio Pritzker en 1996, académico electo de Bellas Artes, Rafael Moneo es uno de los arquitectos contemporáneos que más galardones obtuvo. En 1961 ganó el Premio Nacional de Arquitectura; en 1991 la Medalla de Oro de las Bellas Artes y en 1993 fue investido Doctor Honoris Causa por la Universidad de Lovaina, año en que recibió el Premio Príncipe de Viana de la cultura y el Shock de Artes Visuales en Estocolmo. En 1996 logró también la Medalla de Oro de la Unión Internacional de Arquitectos.
Rafael Moneo firmó proyectos como el Palacio del Cine de Venecia, la remodelación de la Estación de Atocha, en Madrid, y los de ampliación del Museo de Bellas Artes de Houston y del Museo del Wallestet College, también en los Estados Unidos. Entre sus obras más destacadas se encuentran el Museo de Arte Romano de Mérida, España, y la rehabilitación del Palacio de Villahermosa como sede del Museo Thyssen, en Madrid. Hoy trabaja en el diseño de la Catedral de Los Angeles. Las maquetas de los profesionales que concursaron para la propuesta del Prado, junto con el anteproyecto ganador, se exponen en el Antiguo Museo Español de Arte Contemporáneo (MEAC), en Madrid.
Nueva cubierta del Museo del Prado
- Proyecto original del arquitecto Juan de Villanueva
- El progresivo deterioro de la cubierta original puso en peligro la integridad del edificio y la colección, y obligó al llamado a concurso para su reemplazo
- El proyecto ganador correspondió a los arquitectos Rafael Olalquiaga y Dionisio Hernández Gil (codirector en la restauración de la Catedral de Burgos)
- El diseño de la nueva cubierta se logra simplificando el número de materiales que la componen, utilizando unicamente plomo y vidrio
- Se comenzó con el acopio de materiales y el montaje de una superestructura sobre rieles para proteger el edificio de las inclemencias del tiempo, y ocupar tres posiciones. Esta superestructura es de acero laminado, pesa 300 tn, tiene 35 m de alto y 75 de ancho. Se desplaza sobre rieles de 400 m de largo, a 6 m por minuto
- La colocación de la nueva cubierta tiene cinco fases:
- 1º fase: trabajos en el ala Goya. Se clausuran las entradas alta y baja de la Puerta de Goya, en sustitución se abre la Puerta de Velázquez, y junto a la de Murillo canalizarán el flujo de visitantes. Se cierra el ascensor y las escaleras, de modo que no se pueda acceder a la 2º planta. Están afectadas las oficinas de dirección y la sala de restauradores
- 2º fase: trabajos en la galería norte. Se cierran temporariamente los accesos y se abre el ala Goya al público
- 3º fase: trabajos en la galería sur y parte de la central (está limitada la circulación en esta última)
- 4º fase: trabajos en la galería de Velázquez, justo en el centro del edificio del museo.
- 5º fase: trabajos en el ala Murillo y encamonado de la galería central (única etapa en la que permanece cerrada al público, por lo que el flujo de visitantes es distribuido a través de las galerías norte, Velázquez y sur)
- La realización de la obra se adjudicó a una unión temporal de empresas (Entrecanales, Fomento de Construcciones y Contratas), bajo el nombre de Prado UTE