Una antigua fábrica expone los secretos de la elaboración del vino en tierra santa
JERUSALÉN, 11 oct (Reuters) - Un equipo de arqueólogos ha descubierto una fábrica de vino de 1.500 años de antigüedad en Israel que muestra cómo satisfacían los viticultores la demanda de vino blanco de alta calidad, popular en todo el mundo antiguo.
Excavado en la ciudad de Jamnia o Yavne, a unos 30 kilómetros al sur de Tel Aviv, el conjunto de cinco lagares —del tamaño de un campo de fútbol actual—, podía producir unos 2 millones de litros al año, según la Autoridad de Antigüedades de Israel.
Las estructuras de piedra se han conservado tan bien que todavía es fácil visualizar el proceso de elaboración del vino, desde la plataforma en la que los montones de uva se abren por su propio peso —liberando el zumo de los vinos más selectos— hasta el suelo para pisar la uva y las pilas de recogida.
También se encontraron decenas de ánforas de vino, altas y delgadas, que se fabricaban en grandes hornos en el lugar y que podían contener hasta 25 litros.
El equipo de excavación dijo que se conocían como "ánforas de Gaza" por el puerto cercano desde el que se enviaban al extranjero. Se han encontrado ánforas de este tipo en toda Europa, lo que demuestra que el vino tenía una gran demanda.
El vino era una bebida habitual en la antigüedad, que se servía tanto a los niños como a los adultos, dijo Jon Seligman, uno de los directores de la excavación. A menudo se utilizaba como sustituto del agua, que no siempre era segura para beber, o como aditivo para mejorar su sabor y valor nutritivo.
"Tener cinco enormes lagares uno al lado del otro demuestra que aquí hay un diseño industrial", dijo Seligman al describir el complejo, que las autoridades planean abrir al público. "La cúspide de la producción de vino que se asociaba a los vinos de Gaza".
¿Y el producto final sabía como los vinos de hoy?
Es imposible saberlo, dijo Seligman, al tiempo que señaló que los textos antiguos describían la bebida como un vino blanco ligero que era "agradable al gusto". (Reporte de Ari Rabinovitch, Editado por Jeffrey Heller y Ed Osmond traducido por Tomás Cobos)