"Tener una opinión es muy arriesgado" pero es necesario, dice Javier Bardem en Cannes
Ahora que todo el mundo es tan susceptible, "tener una opinión es muy arriesgado" pero es necesario, dijo este viernes el actor español Javier Bardem en una charla con el público en el Festival de Cannes.
El intérprete, de 53 años, conocido por sus posiciones de izquierda y procedente de una familia comprometida, defendió ante un auditorio repleto el hecho de poder tener opiniones y defenderlas.
"Me siento bien con la idea de tener una opinión, más que con callarse... especialmente ahora que todo el mundo es tan susceptible con todo", afirmó.
"Tener una opinión es muy arriesgado", pero hay que tenerlas porque de lo contrario "no hay discusión" posible.
El actor insistió en que se tiene que seguir contando la verdad, aunque recordó que en algunos países, donde se limitan las libertades personales, es peligroso.
En algunos lugares, "la gente es perseguida por dar su opinión, da mucho miedo". "No sé si tendría el coraje de hacerlo en una situación así", admitió, recordando que en Cannes acudió este año un director ruso, Kirill Serebrennikov, crítico con el gobierno.
Durante la charla, de casi dos horas, Bardem también tuvo unas palabras para Ucrania, que ha estado muy presente en el certamen.
"Estamos aquí celebrando la vida, las películas, mientras hay gente bombardeada en los refugios", dijo. "Me recuerda como todo es vulnerable. En un segundo, estas familias estaban disfrutando en el cine (...), volvieron a casa y fueron bombardeados".
Preguntado sobre si podía definir la masculinidad, el actor aseguró que debe incluir "la mitad de feminidad en su interior". "Tenemos que luchar por la combinación en vez de abandonarnos a la confrontación".
Además del Bardem comprometido, también hubo lugar para el intérprete de casi un centenar de papeles a sus espaldas.
El primer actor español en ganar un Óscar, por su papel de un psicópata asesino en "No es país para viejos" (2007) de los hermanos Cohen, desgranó, entre bromas, algunas anécdotas de su filmografía.
- "Un trozo de carne" -
Como su primer casting, cuando acompañó a su hermana a una prueba para una película de Bigas Luna, el director con el que luego rodaría "Jamón, Jamón" y donde conocería a Penélope Cruz, su mujer.
"Me dijeron: '¿quieres hacer una prueba?'", dijo. "Me pidieron que me quitara la camisa, me la quité y me dieron el papel", prosiguió. "Comencé siendo un trozo de carne".
Del papel con el que consiguió el Óscar, el maléfico Anton Chigurh, recordó que cuando rodaba, no estaba con los otros personajes, y él sólo veía que estaba "matando todo el día". El peculiar peinado del asesino, una especie de media melena, era "horrible" y lo peor era que se trataba de su propio pelo, así que cuando "se duchaba seguía ahí".
También comentó su papel en "Biutiful" (2010), de Alejandro González Iñárritu, "uno de los mejores directores del mundo", según él.
Cuando recogió el premio a la mejor interpretación en Cannes, "fue muy emocionante porque tuve la oportunidad de dedicárselo a mi mujer, que estaba embarazada, y mi madre", la actriz Pilar Bardem, fallecida el año pasado.
El momento más tierno de la charla fue probablemente cuando comentó su reencuentro con Penélope Cruz, años después de trabajar con ella en "Jamón, jamón". Fue en "Vicky Cristina Barcelona" (2008), de Woody Allen, donde interpreta el papel de un hombre que es objeto de deseo de Scarlett Johansson, Rebecca Hall y la propia Cruz.
Con Johansson y Hall, se sentía tranquilo, dijo. Pero a la actriz española casi ni le habló, como en la escuela cuando no hablas con la niña que realmente te interesa, bromeó.
"Me acuerdo en una escena en la que teníamos que besarnos, en una cama. Nos besamos, besamos y besamos", y al final los cámaras se habían ido.
Allen les envió la secuencia como regalo de bodas.
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