Starmer promete desregular la economía británica para tranquilizar a los nerviosos inversores
El primer ministro laborista, Keir Starmer, prometió este lunes una más amplia desregulación de la economía británica para atraer a capitales, en una reunión en Londres con empresas, llamada Cumbre Internacional de Inversiones, que se anuncia pobre en acuerdos.
Starmer, cuya popularidad se ha desplomado desde que llegó al poder en julio, confiaba en esta cumbre para fortalecer sus relaciones con las empresas, después de 14 años de gobiernos conservadores marcados por el Brexit.
El político laborista promete "deshacerse de las regulaciones que frenan innecesariamente las inversiones", que "impiden la construcción de viviendas, centros de datos, almacenes, carreteras, líneas ferroviarias, etc", en referencia sobre todo a las leyes de la autoridad británica de la competencia, la CMA.
Pero las empresas desconfían de su proyecto de ley que refuerza significativamente los derechos de los trabajadores y los probables aumentos de impuestos durante el presupuesto que anunciará Starmer a finales de octubre.
Estas preocupaciones explican que el gobierno británico haya tenido tantas dificultades en atraer figuras empresariales internacionales a su cumbre, teniendo que conformarse principalmente con ejecutivos británicos o multinacionales de segunda categoría.
Las inversiones anunciadas el lunes parecen exiguas en comparación con las expectativas del gobierno, que lleva días publicitando la cumbre.
Entre ellas, unos 1.400 millones de dólares del Manchester Airports Group para ampliar el aeropuerto londinense de Stansted, 364 millones de dólares del laboratorio estadounidense Eli Lilly en el marco de una colaboración con el gobierno británico.
También, cuatro empresas estadounidenses del sector tecnológico, CyrusOne, ServiceNow, Cloud HQ y CoreWeave, inyectarán unos 8.00 millones de dólares para construir centros de datos.
El fondo de inversión australiano Macquarie ha prometido 287 millones de dólares en el desarrollo de infraestructuras para vehículos eléctricos.
Al mismo tiempo, Macquarie recordó su ambición, ya conocida, de invertir 20.000 millones de libras (unos 26.100 millones de dólares) en cinco años en el país.
Estas cantidades se suman a los más de 15.000 millones de dólares de la empresa española Iberdrola y los más de 10.000 de la danesa Orsted, anunciados la semana pasada, principalmente en proyectos de energía libre de carbono.
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