Siete países a los 23 años o la angustia de una solicitante de asilo eritrea en Londres
Hayat tiene 23 años, pero ya está rota. Esta joven eritrea cruzó y vivió en siete países antes de llegar al Reino Unido, buscando seguridad. Pero ahora tiene un nuevo temor: el plan británico de deportar a Ruanda a quienes llegaron irregularmente como ella.
La mujer, cuyo nombre fue cambiado, pasa los días errando en torno al hotel londinense donde se aloja. No puede trabajar, no tiene familia, no tiene dinero suficiente para desplazarse por la capital británica.
Llegó al Reino Unido por mar desde Francia en julio de 2021. "Estoy esperando mi segunda entrevista" para la solicitud de asilo, explica. "Cada día espero que empiece una nueva vida. Pero no ocurre (...) Para los refugiados no hay futuro", agrega.
La vida ya parece haberla agotado. Abandonó Eritrea, en África Oriental, en 2016, cuando tenía 16 años. "Tengo grandes problemas con el gobierno", dice en un inglés entrecortado.
Hayat tuvo que dejar la escuela para ganar dinero para su familia, pero poco después recibió una carta exigiéndole que se alistara en el ejército, así que huyó. "Quería ir a la escuela, no convertirme en soldado", explica.
Su odisea no hacía más que empezar.
"Fui a Sudán, a pie. Fue difícil. Pasé cuatro meses allí. Luego fui a Egipto, en un coche pequeño, y después a Italia. Pasé quince días en el mar. Luego Suiza, durante cinco años. Pero rechazaron mi solicitud de asilo dos veces. Así que me fui a Francia".
"Mucha gente se marchaba al Reino Unido" afirmando que este daba "papeles y una nueva vida", relata. "Lo intenté, sin saber bien qué hacía".
Intentó cruzar el Canal de la Mancha, que separa a los dos países, en un bote hinchable. "Hubo muchos problemas en la barca. Primero una fuga de gasoil, luego entró el agua".
Los migrantes fueron rescatados por socorristas franceses y Hayat pasó ocho días hospitalizada.
Luego, lo intentó una segunda vez y lo logró.
Sumando los dos viajes pagó más 500 dólares por cruzar en "una embarcación pequeña cargada con mucha gente".
- "Se acabó para mí" -
Es un viaje extremadamente duro pero habitual para los migrantes que llegan a las costas inglesas. En 2022 hubo más de 45.000, todo un récord.
El miércoles, el primer ministro británico, Rishi Sunak, esbozó cinco promesas para 2023, entre ellas atajar la migración irregular. "Aprobaremos nuevas leyes para detener las embarcaciones precarias y asegurarnos de que si llegan ilegalmente a este país son detenidos y expulsados rápidamente".
El Reino Unido firmó un acuerdo con Ruanda, país africano a 6.500 km de Londres, para deportar allí a los migrantes. Hasta ahora no ha despegado ningún vuelo, pero el gobierno obtuvo una victoria judicial en diciembre.
Y el plan ronda en la cabeza de todos los migrantes como Hayat.
"He tenido muchos problemas en mi vida (...) Estaba bien aquí. Y ahora, Ruanda", se lamenta la joven, que había encontrado cierta estabilidad.
Lleva año y medio en el mismo hotel, un lugar limpio. Le gusta el barrio. "El gobierno hace mucho por nosotros. Hotel, comidas, acceso a atención médica, cobro 40 libras (47 dólares) a la semana.
"Pero ahora, un nuevo país. No creo que Ruanda sea seguro", afirma.
¿Habría venido de haber sabido que podían enviarla allí? "No, no lo creo", dice.
"Estoy cansada", admite. "No tengo energía para ir a otro país. Se acabó para mí. No tengo energía para hacer nada más".
¿Qué haría si la enviaran a Ruanda? "Cuando pienso en ello, no puedo respirar", asegura.
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