Sangre y armas: la Zona Verde de Bagdad alimenta las pasiones bélicas
Alberga el Parlamento de Irak y la embajada de Estados Unidos. De hecho, la Zona Verde concentra el poder en Bagdad. Y ese es su problema: desde su creación, este perímetro ultraprotegido absorbe las explosiones de cólera antigubernamental que, a veces, terminan con sangre.
Ese fue el caso del pasado 29 de agosto, una jornada negra en este país que en 40 años ha vivido una guerra contra Irán, la invasión liderada por Estados Unidos y la ocupación de parte de su territorio por el grupo yihadista Estado Islámico (EI).
Eric y Juan (nombres falsos), dos empleados filipinos de una embajada en la Zona Verde, se acordarán de ese 29 de agosto. Pasaron la noche "escondidos bajo la cama".
En plena crisis política, miles de seguidores del líder chiita Moqtada Sadr asaltaron la Zona Verde y ocuparon el Palacio de la República, sede habitual de las reuniones de gobierno. Se enfrentaron al ejército y a los hombres de Hashd al Shaabi, antiguos paramilitares proiraníes integrados ahora a las tropas regulares. Más de 30 simpatizantes de Sadr murieron.
¿El resultado? 24 horas de "¡bum! ¡bum!", dice Eric. "Los combates estaban a dos kilómetros, pero tuvimos mucho miedo. Y no es la primera vez".
Desde su creación en 2003 por los estadounidenses después de invadir Irak, esta zona de 10 km2 es blanco de manifestantes e insurgentes. Alberga las embajadas estadounidenses y británica, el Parlamento, la residencia del primer ministro y el alto mando militar.
Del conflicto interconfesional ocurrido entre 2006 y 2008, a las manifestaciones antiestadounidenses de 2019 y hasta los recientes estallidos de ira social, la Zona Verde es escenario regular de disparos de cohetes, combates y atentados.
Sin embargo, el barrio se supone ultraseguro.
- "t-walls" -
Barreras del ejército restringen el acceso a las calles de los edificios oficiales. Para acceder es necesario una credencial cuya obtención está condicionada a tener un expediente judicial limpio. Y los inmuebles están escondidos detrás de "T-Walls", enormes bloques de hormigón de tres metros de alto.
Pero durante el asalto del 29 de agosto, los sadristas escalaron sin dificultad estos "T-Walls", o incluso los derribaron con la ayuda de cuerdas atadas a furgonetas.
¿Cuál era el origen del enfado? Su líder, el imprevisible Moqtada Sadr, había anunciado su retirada "definitiva" de la política.
Los sadristas invadieron la Zona Verde en dos ocasiones a finales de julio. La primera duró unas horas y la segunda terminó en una acampada de un mes.
Estos episodios han sido, hasta ahora, puntos culminantes de la grave crisis política del país, sin primer ministro desde las legislativas de octubre de 2021 y con los caciques del chiismo político incapaces de alcanzar un acuerdo.
A pesar de la violencia de final de agosto, el ejército iraquí, encargado de la protección de la Zona Verde, considera haber cumplido su misión.
"Recurrimos a cañones de agua" para intentar impedir a los manifestantes entrar, dice el general Tahseen al Jafayi, portavoz del Mando Conjunto de Operaciones.
"Querían tumbar los +T-Walls+. Pienso que demostramos profesionalismo y que la gestión de los acontecimientos fue un éxito".
- "Menos protegidos, pero menos amenazados" -
El control de la Zona Verde fue transferido a los iraquíes en 2009. Nueve años después, el gobierno reabrió las grandes arterias del perímetro a la circulación y el país recuperaba un aspecto de normalidad.
Ahora, el barrio es un conjunto de parcelas bunkerizadas y conectadas entre ellas por amplias avenidas, algunas decoradas con retratos de Qassem Soleimani, el poderoso general iraní muerto en un ataque estadounidense en Bagdad en enero de 2020.
Pero la Zona Verde todavía es el hogar de simples ciudadanos.
Abu Turab Shams Ali, de 54 años, presidente de una asociación de vecinos, vive cerca del restaurante "Babilonia". En su opinión, hay que poner la violencia en su contexto.
"Entre Europa y nosotros, hay 200 años de desfase en términos de democracia", filosofa. "La democracia viene de la gente, de la educación recibida. Esto requiere tiempo", añade.
No todo el poder está en la Zona Verde. Numerosos ministerios iraquíes o embajadas de países como Francia, España o Alemania se sitúan fuera de este perímetro.
La ecuación es simple para un diplomático occidental que quiere mantenerse en el anonimato. "No estamos en la Zona Verde, con lo que estamos menos protegidos. Pero también estamos menos amenazados".
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