Reina la incertidumbre en Venezuela a días de la juramentación presidencial
CARACAS (AP) — Los comerciantes aguardan con cautela para reponer sus inventarios, el tránsito está congestionado por el cierre de calles y la instalación de improvisados puestos de control policial y es notorio el despliegue de agentes de seguridad, muchos de ellos enmascarados y armados con fusiles.
A tres días de la toma de posesión presidencial, en Venezuela reina la incertidumbre sobre el futuro político tras más de dos décadas de derrumbe económico y social que ha provocado salida del país de más de siete millones de personas.
La ausencia de niños fue notable el martes, el primer día de clases luego de las fiestas decembrinas, una situación que se espera se mantenga.
Mientras el presidente Nicolás Maduro se prepara para asumir un nuevo mandato de seis años ante la Asamblea Nacional, de mayoría oficialista, el opositor Edmundo González anticipó que tiene la intención de regresar del exilio para tomar posesión como mandatario electo.
“Todo el mundo está esperando el 10 de enero para ver qué pasa o ver qué sucede o ver qué se decide o ver quién llama a hacer algo o en qué forma termina de alguna manera, digamos, teniendo un desenlace toda esta situación”, dijo a The Associated Press Benigno Alarcón, politólogo y director del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello.
El ministro de Interior, Diosdado Cabello, ha advertido que González será arrestado si vuelve al país y que Maduro será juramentado el viernes.
En tanto, la líder opositora María Corina Machado, motor de la candidatura de González, ha convocado a una protesta nacional en la víspera de la toma de posesión.
“Hay tensión, apenas anochece la ciudad queda como un pueblo fantasma. No nos da confianza ver tantos policías. Me da miedo que se forme un lío y me agarre en medio de la calle, creo que mucha gente tiene ese sentimiento”, dijo a AP Mari Jiménez, una oficinista de 32 años. El jueves y viernes “ni de broma voy a asomar la nariz en la calle”.
El descontento generalizado impulsó a la oposición a apostar por la vía electoral y, tras esquivar las numerosas trabas que le impuso el gobierno --incluyendo la intervención de partidos y la inhabilitación de los precandidatos opositores más populares como Machado— logró al fin postular a González como candidato unitario para las elecciones del 28 de julio.
Pero el entusiasmo inicial de la oposición y sus simpatizantes tras los comicios se diluyó cuando el Consejo Nacional Electoral (CNE), un organismo colegiado de mayoría oficialista, declaró que Maduro había obtenido 6,4 millones de votos frente a los 5,3 millones que recibió González. La oposición sostiene que 83,5% de las actas en su poder muestran una victoria 2 a 1 de su candidato.
Muchos tienen aún vivo el recuerdo de las protestas en rechazo a la proclamación de Maduro como ganador en las que fueron detenidas más de 2.400 personas. Aunque el gobierno anunció en semanas recientes la liberación de 1.515 detenidos, la organización no gubernamental Foro Penal afirma continúan en las cárceles unas 1.795 personas por “motivos políticos”.
Marta Valiñas, jefa de la misión de expertos independientes del máximo organismo de derechos humanos de la ONU, a cargo de investigar y documentar presuntas violaciones de derechos humanos y posibles crímenes de lesa humanidad en Venezuela, exhortó a los cuerpos de seguridad a “comportarse con los más estrictos estándares internacionales en materia del uso de la fuerza”.
Maduro ha desafiado los pedidos de Estados Unidos, la Unión Europea e incluso aliados regionales como Brasil, Colombia y México para que publique las actas de votación que respaldan su presunta victoria electoral.
González, por su parte, huyó al exilio luego de que España le otorgó el asilo político en septiembre ante la orden de detención e investigación penal que le abrieron las autoridades venezolanas por varios delitos, entre ellos el de conspiración. Y Machado se mantiene en la clandestinidad mientras es investigada penalmente por supuesta instigación a la insurrección.
A lo largo de 25 años de gobierno socialista, Venezuela ha estado sumida en una severa crisis signada por una alta inflación, bajos salarios y elevados precios que tienen como referencia su valor en dólares. El salario mínimo que reciben millones de venezolanos es de 130 bolívares al mes, unos 2,45 dólares, mientras el ingreso promedio en el sector privado es de unos 110 dólares mensuales. La desconfianza de los ciudadanos en los agentes policiales se ha intensificado a la par del incremento de la represión en los últimos años.
“Pido a Dios que pase lo que pase tengan piedad del pueblo, no nos merecemos vivir tan mal”, manifestó Jiménez.
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