Paran choferes de decenas de líneas de autobuses de Buenos Aires y se recalienta el malestar social
Buenos aires (ap) — los choferes de más de 60 líneas de autobuses que circulan en el área metropolitana de buenos aires realizaban el jueves un paro en reclamo de aumentos salariales atrasados, sumándose así a las constantes protestas que se suceden en argentina en un contexto de galopante inflación y licuación de los ingresos.
Decenas de miles de personas estaban afectadas por la huelga de 24 horas impulsada por la Unión Tranviarios Automotor (UTA) y a la que con el transcurso de las horas se fueron sumando más líneas de autobuses que unen Buenos Aires y las localidades cercanas.
La UTA, que representa a choferes de empresas que hacen recorridos de corta, media y larga distancia, denunció la falta de pago de los incrementos salariales establecidos por unas 40 empresas de autobuses a principios de año.
El sindicato señaló que el paro es "una manifestación de sensatez para aquellos trabajadores que prestaron servicios durante todo el mes y pretenden cobrar su merecido sueldo en la fecha de pago”.
“Con los sueldos que son nuestro sustento y el de nuestras familias no se negocia. Aguardamos de los empresarios y de las autoridades el mismo compromiso para hacer respetar los compromisos salariales”, advirtió el Consejo Directivo Nacional de la UTA en referencia a las negociaciones de actualización salarial que tuvieron lugar en el sector.
La Asociación Argentina de Empresarios del Transporte Automotor (AAETA) explicó que las empresas no recibieron los subsidios estatales que necesitan para cubrir sus costos.
AAETA señaló al respecto en X —antes Twitter— que “muchas líneas de colectivos (autobuses) no llegaron a pagar salarios en tiempo y forma", siendo la fecha límite el cuarto día hábil de cada mes, y que las autoridades de la provincia de Buenos Aires y el gobierno nacional “deben abonar el 50% de los subsidios ese día para que las empresas paguen salarios”.
El gobierno del ultraliberal Javier Milei ha aplicado desde que llegó al poder en diciembre un drástico recorte del gasto público para alcanzar el déficit cero, incluyendo el recorte de subsidios para el transporte, lo que ha supuesto el incremento de las tarifas.
Las políticas de ajuste han recalentado el clima social: en las últimas semanas se han sucedido manifestaciones de organizaciones de izquierda y huelgas de sindicatos de conductores de trenes urbanos, personal de sanidad, empleados aeronáuticos y docentes en reclamo de aumentos salariales en un contexto de inflación anual en torno de 254% y caída de la actividad económica.
En el marco del conflicto actual, el gobierno diferenció a las líneas de autobuses nacionales de las provinciales y remarcó que el pago adeudado a las que integran el segundo grupo “depende de su jurisdicción”.
El portavoz presidencial Manuel Adorni dijo al respecto en una conferencia de prensa que “en el caso de las nacionales los fondos están garantizados y se van a transferir tal cual se hace en los plazos estipulados”.
Asimismo anunció que las compañías cuyas líneas se adhirieron al paro van a recibir sanciones económicas. “No vamos a aceptar comportamientos extorsivos menos aún cuando quienes están de rehenes son los argentinos que quieren viajar y no pueden hacerlo”.