MSF alerta de una crisis humanitaria en el noroeste de Nigeria a causa del aumento de los ataques armados
La organización no gubernamental Médicos Sin Fronteras (MSF) ha alertado este viernes de que el aumento de la violencia y los ataques armados en el estado de Zamfara, en el noroeste de Nigeria, está causando una crisis humanitaria, antes de destacar que la población necesita "desesperadamente" alimentos, agua potable, cobijo, servicios sanitarios y protección.
"Nuestros equipos en Zamfara han presenciado un alarmante aumento de las enfermedades prevenibles asociadas a la falta de alimentos, agua potable, comida y vacunas", ha dicho el doctor Godwin Emudanohwo desde un hospital apoyado por MSF en la localidad de Anka.
Así, ha apuntado que "los niños siguen llegando en condiciones muy malas" y ha detallado que "en los primeros cuatro meses de 2021, los equipos en Anka, Zurmi y Shinkafi han tratado a 10.300 niños por desnutrición severa, sarampión, malaria, diarrea acuosa e infecciones respiratorias", una cifra superior en un 54 por ciento al mismo periodo de 2020.
MSF ha explicado que lo que arrancó como enfrentamientos ocasionales entre agricultores y pastores en una disputa por los cada vez más escasos recursos en la zona ha derivado en una "violencia aleatoria" por parte de grupos armados que usan el secuestro y el saqueo como una fuente de ingresos.
En este sentido, varias personas llegadas a instalaciones de MSF han relatado que el aumento de la violencia les ha llevado a huir de sus casas, granjas y tierras de cultivo, huyendo hacia ciudades más pobladas como Anka, donde se han establecido en campamentos de desplazados formales e informales con unas duras condiciones de vida.
"Casi no hay comida para dar a mis hijos", ha afirmado Halima, dos de cuyos hijos están siendo atendidos por desnutrición aguda en el hospital de Anka. "No podemos cultivar porque los criminales atacan nuestras granjas. Dos de mis hijos contrajeron el sarampión y estaban adelgazando mucho", ha lamentado.
"Las carreteras son muy peligrosas, pero tuve que arriesgar nuestras vidas para traerles al hospital. La última vez, cuando su hermana mayor tuvo sarampión, decidí demasiado tarde viajar por carretera para llevarla al hospital. Tuvo complicaciones y ahora está ciega", ha dicho.
En este contexto, MSF ha indicado que en febrero de 2021 había más de 124.000 desplazados en Zamfara, según datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), un aumento de más de 12.000 personas desde agosto de 2020, con cerca de 1.600 llegadas a Anka durante los últimos cuatro meses.
"Tuvimos que huir de nuestras tierras de pastoreo y la mayoría de nuestro ganado fue robado", ha dicho Nana, quien reside ahora en un campamento de desplazados. "Ahora hay muy poco para comer. Me gano la vida vendiendo leche de vaca a los residentes locales", ha apuntado.
Sin embargo, a pesar de esta situación el personal del hospital de Anka teme que lo peor está aún por llegar. "Estamos constantemente quedándonos sin camas en el hospital de Anka", ha manifestado Emudanohwo. "Las familias nos dicen que no pueden cultivar para la próxima temporada, lo que significa un nuevo ciclo de hambre", ha explicado.
"La temporada de lluvias aún no ha empezado, cuando la malaria y otras enfermedades estacionales aumentan. La gente aquí necesita ya comida, agua potable y vacunas", ha recalcado, según un comunicado publicado por MSF.
Aumento de los secuestros y la violencia sexual
A esta situación hay que sumar un aumento de los secuestros, los robos a mano armada y la violencia sexual, con más de "cien supervivientes de violencia sexual" entre enero y abril en Zamfara, según el doctor de MSF Noble Nma, quien trabaja en una clínica en Shinkafi.
"Mujeres y a veces hombres son secuestrados por hombres armados y sometidos a violaciones durante unas pocas semanas antes de ser devueltos a sus comunidades. Esto se suma a la violencia a la que hacen frente las mujeres en la propia comunidad", ha reseñado.
Asimismo, el miedo a viajar por carretera debido al peligro provoca que las víctimas de violación no busquen apoyo o lo hagan tarde, según Nma, quien ha apuntado que "habitualmente llegan a las clínicas demasiado tarde como para evitar enfermedades de transmisión sexual, con un grave trauma y con una necesidad desesperada de protección".
"Nos dicen que hay más supervivientes que tienen miedo a viajar hasta aquí, así que tenemos que sólo estamos viendo la punta del iceberg", ha argumentado.
Por su parte, Froukje Pelsma, jefe de la misión de la ONG en Nigeria, ha recalcado que "los equipos están viendo la velocidad a la que se deteriora la situación en Zamfara" y ha añadido que "las vidas de las personas en el noroeste de Nigeria están ahora dominadas por el hambre, los abusos y las enfermedades prevenibles".
"Lo que está pasando aquí es una emergencia humanitaria que necesita atención urgente y una respuesta rápida y adecuada. Las autoridades y todos los actores relevantes deben asumir sus responsabilidades con las comunidades afectadas", ha remachado.
Los ataques en Nigeria, anteriormente centrados en la zona noreste del país --donde operan Boko Haram y su escisión, Estado Islámico en África Occidental (ISWA)-- se han extendido durante los últimos meses a otras zonas del norte y el noroeste, haciendo saltar las alarmas por la posible expansión de estas redes terroristas y criminales.
Asimismo, han ido al alza los ataques por parte de bandas criminales, que han secuestrado a cientos de personas durante los últimos meses, especialmente en ataques contra centros educativos como el que tuvo lugar durante el fin de semana en el estado de Níger (oeste), donde fueron raptados cerca de 200 alumnos.