Migrantes subsaharianos se refugian desesperados en torno a embajadas en Túnez
Decenas de subsaharianos, incluidos bebés, acampan en Túnez a la entrada o en el interior de sus embajadas tras haber sido expulsados de sus casas a raíz de las nuevas medidas adoptadas en el país magrebí contra los migrantes sin papeles.
Frente a la embajada de Costa de Marfil en la capital tunecina, medio centenar de personas acampaban este martes sobre la hierba, incluidos 11 bebés y una mujer embarazada. Con mantas y rodeados de sus mochilas, algunos duermen al raso desde hace cuatro días, constató la AFP.
"Necesitamos pañales, leche de fórmula (...), no tenemos nada para comer", se lamenta Rokhia Kone, de 23 años, con su pequeño atado a la espalda.
Varios hombres muestran un mendrugo de pan duro explicando que ese será su único almuerzo.
El presidente tunecino, Kais Saied, anunció el 21 de febrero "medidas urgentes" contra la inmigración ilegal subsahariana, incluyendo la expulsión de viviendas y empleos de quienes no tuvieran los papeles en regla, so pena de fuertes multas para quienes los contraten o alojen.
"¿Dónde están las oenegés, las asociaciones, la Cruz Roja, las organizaciones internacionales como Acnur o la OIM (la Organización Mundial para las Migraciones)? Es una vergüenza y una vergüenza para los tunecinos", dice a la AFP la activista Monia Ghozali Khraief.
En su página de Facebook, seguida por 78.000 personas, Khraief ha lanzado una colecta de fondos de emergencia.
- "Expulsados de sus casas" -
Decenas de personas se congregaron el martes ante la embajada marfileña, muchas de ellas para obtener una carta consular que les permita inscribirse en una lista abierta el viernes para la repatriación voluntaria.
Hasta ahora "se han inscrito al menos 500 personas", explica a la AFP Jean Bedel Gnabli, responsable de una asociación de marfileños.
Algunos se registraron pero no tienen adónde ir, porque fueron expulsados de sus viviendas por los prpietarios tunecinos.
"Queremos volver porque aquí hace frío, queremos regresar a Costa de Marfil", dice un padre de familia.
Los candidatos al retorno presionan a las embajadas para que negocien la retirada de las multas (80 dinares, unos 25 dólares) que deben pagar por haber sobrepasado el tiempo de estancia legal en Túnez.
En la embajada de Malí, una treintena de nacionales, también sin alojamiento, se encuentran "alojados en las oficinas" administrativas, dice a la AFP un diplomático bajo condición de anonimato.
"Estamos censando a los que quieren irse. En nuestras listas ya teníamos 200 personas a mediodía", precisa. Mientras tanto, la embajada ha "pedido a los malienses en situación regular que sean solidarios y los acojan en sus casas".
Según el diplomático, "la policía hace rondas" para aplicar las nuevas medidas.
"La gente ya no puede trabajar y es expulsada de sus casas", dice.
Según esta fuente, las autoridades de Malí trata de que las autoridades tunecinas quiten las multas a sus compatriotas. "Luego iremos a buscarlos, también a Sfax o Monastir, para repatriarlos", explica.
-Agresiones físicas y verbales-
Kais Saied afirmó en su discurso que los migrantes eran una fuente de "violencia" y constituían "una empresa criminal para cambiar la composición demográfica" de Túnez.
El ministro tunecino de Exteriores, Nabil Ammar, dijo el lunes a la AFP que su país busca ahora "el apaciguamiento", pero excluyó disculparse por declaraciones consideradas "racistas y odiosas".
Según el Foro Tunecino por los Derechos Económicos y Sociales, en Túnez, un país de 12 millones de habitantes, viven unos 21.000 subsaharianos, la mayoría sin papeles.
El diplomático maliense indica que recibió reportes de agresiones físicas o verbales contra ciudadanos de ese país en distintas partes de Túnez.
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