México: Riesgo de deslaves ralentiza búsqueda de víctimas
TLALNEPANTLA, México (AP) — El riesgo de nuevos deslaves en un cerro de un suburbio de la Ciudad de México que se desplomó parcialmente sobre varias casas, matando al menos a una persona, ralentizó sustancialmente la búsqueda de más víctimas el sábado.
Las autoridades redujeron por la tarde a tres el número de personas desaparecidas, ya que las otras siete que en un principio se temió pudieran estar bajo los escombros, ya fueron localizadas, indicó Ricardo de la Cruz, subsecretario general de Gobierno del Estado de México. Además, hubo un herido.
Un día después del derrumbe, perros de las fuerzas armadas rastreaban entre los escombros en busca de víctimas pero las autoridades se enfocaron sobre todo en agilizar la evacuación de al menos 80 viviendas de la zona para poder continuar con los trabajos de estabilización del terreno y evaluar después cuándo podría entrar la maquinaria pesada.
“Hoy todavía se ven grietas”, dijo De la Cruz. “Nuestros ingenieros marcan y hacen mediciones con láser y hubo un movimiento adicional en la ladera”.
La zona afectada por el derrumbe ocurrido el viernes en el cerro del Chiquihuite, en el municipio de Tlalnepantla, en el Estado de México, quedó parcialmente bloqueada por las enormes piedras que se vinieron abajo. Los expertos estiman que la mayor, que quedó encajada en una de las casas, podría pesar unas 200 toneladas, agregó el subsecretario.
El barrio es un cúmulo de viviendas abigarradas, construidas sobre una empinada ladera llena de estrechas callejuelas y escaleras. El funcionario explicó que aunque las máquinas pudieran pasar, no podrían operar hasta que toda la zona esté bien asegurada ya que la vibración podría provocar nuevos derrumbes.
Para complicar más la situación, el servicio meteorológico preveía lluvias para el sábado por la noche.
“Los apuntalamiento que podamos poner arriba estructuralmente no son tan efectivos cuando llueve y tampoco cuando hay piedras de gran tamaño”, detalló el subsecretario.
Las autoridades subrayaron la necesidad de que toda la ciudadanía se mantenga alejada de la zona y recordaron que se habían instalado cinco albergues para atenderlos.
Algunos miraban temerosos el cielo.
“Dios quiera que no llueva”, dijo temerosa Wendy García, una vecina. “La tierra se sigue moviendo”.
El deslave de Tlalnepantla tuvo lugar días después de las intensas lluvias que azotaron el centro de México —en una localidad un poco más al norte, Tula, fallecieron 14 personas al inundarse un hospital—, y de un sismo de magnitud 7 con epicentro en Acapulco que se dejó sentir con fuerza a más de 300 kilómetros de distancia, incluida la capital del país.
El gobernador del estado, Alfredo del Mazo, dijo que las lluvias y el temblor posiblemente contribuyeron al desprendimiento de las rocas.
Las probabilidades de encontrar sobrevivientes se reducían con el paso del tiempo ya que ni siquiera el viernes los perros o los equipos especiales de detección de vida había dado alguna señal positiva, afirmó De la Cruz.
Poco después de ocurrir el derrumbe, los vecinos corrieron a la zona y comenzaron a buscar supervivientes por su cuenta, quitando rocas y escombros con sus manos y formando cadenas humanas para sacarlas del lugar hasta que fuerzas militares y locales tomaron control del operativo.
Las espectaculares imágenes del derrumbe divulgadas el viernes hicieron que una avalancha de voluntarios y equipos llegaran al lugar bloqueando la agilidad de los trabajos.
“Llegaron a haber 560 rescatistas de diferentes cuerpos que no eran necesarios... que entre nosotros podríamos incluso estorbarnos", aclaró De la Cruz. Y por eso se optó por pedir la retirada de muchos. “No queremos que nadie corra riesgo adicional.
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La periodista de The Associated Press María Verza en Ciudad de México contribuyó a este despacho.