Mariúpol resiste en medio de la devastación
LEÓPOLIS, Ucrania (AP) — La magnitud de la destrucción y el número de muertos en Mariúpol seguían cubiertos por el velo de la incertidumbre mientras las tropas que se aferran a la defensa de la sitiada ciudad se negaban el lunes a ceder a las exigencias de Rusia de entregar el puerto ubicado en el Mar de Azov.
Ante las afectaciones en los sistemas de comunicaciones, las restricciones de desplazamiento y con tantos residentes resguardándose, aún no estaba del todo claro el destino de aquellos que se encontraban dentro de una escuela de arte que fue destruida el domingo, así como de quienes se albergaban en un teatro que fue bombardeado cuatro días atrás.
Se cree que dentro del teatro había más de 1.300 personas resguardándose, mientras que al interior de la escuela se calcula que había alrededor de 400.
Mariúpol ha sido uno de los objetivos principales de la ofensiva rusa, la cual ha lanzado incesantes ataques durante más de tres semanas sobre la ciudad. La caída del puerto, ubicado en el sur de Ucrania, ayudaría a Rusia a establecer un puente terrestre hacia Crimea, la cual se anexó de Ucrania en 2014.
Pero no existe un panorama claro de qué tan cerca está de caer en manos rusas.
“Desde el exterior, nadie puede determinar si realmente está a punto de caer”, dijo Keir Giles, un experto en Rusia del grupo británico Chatham House.
Durante el fin de semana, Moscú había ofrecido una vía segura para salir de Mariúpol, estableciendo un corredor con dirección este hacia Rusia y otro hacia el oeste de Ucrania, a cambio de la rendición de la ciudad antes del amanecer del lunes. Ucrania rechazó tajantemente el ofrecimiento mucho antes de que se cumpliera el plazo.
Funcionarios de Mariúpol declararon el 15 de marzo que al menos 2.300 personas han muerto en el asedio, algunas de las cuales han sido enterradas en fosas comunes. Desde entonces no se da a conocer un estimado oficial, pero se teme que la cifra sea mucho mayor luego de seis días de ataques.
Para aquellos que siguen en la ciudad, las condiciones se han vuelto brutales. El asedio ha dejado a Mariúpol sin electricidad, sin agua y sin alimentos, y las afectaciones en los sistemas de comunicación la han aislado del mundo exterior, sumiendo a los residentes en una lucha por sobrevivir. Imágenes satelitales recientes mostraban columnas de humo que se elevaban desde edificios destruidos por la artillería rusa.
“Lo que sucede en Mariúpol es un enorme crimen de guerra”, declaró el encargado de política exterior de la Unión Europea, Josep Borrell.
Antes de la guerra, Mariúpol tenía cerca de 430.000 habitantes. Se cree que cerca de una cuarta parte salió de la ciudad en los primeros días del conflicto y que decenas de miles escaparon durante la última semana a través de un corredor humanitario. Los continuos combates obstaculizaron intentos previos de evacuación.
Aquellos que han logrado salir de Mariúpol aseguran que la ciudad está devastada.
“Ya no tiene edificios”, afirmó Maria Fiodorova, de 77 años, después de cruzar el lunes la frontera con Polonia luego de cinco días de viaje.
Olga Nikitina, quien huyó desde Mariúpol hacia la ciudad occidental de Leópolis, adonde llegó el domingo, dijo que los disparos destruyeron las ventanas de su apartamento, dejándola sin resguardo de las gélidas temperaturas.
“Hay combates en cada calle. Cada casa se convirtió en un objetivo", comentó.
Una larga fila de vehículos se formó en Bezimenne, Ucrania, después de que residentes de Mariúpol buscaron alberge en un campamento temporal instalado por separatistas prorrusos en la región de Donetsk. Según estimaciones, hay alrededor de 5.000 personas procedentes de Mariúpol en el campamento. Muchos llegaron a bordo de autos que llevaban pintada la palabra “niños” en ruso.
Una mujer que se identificó como Yulia dijo que ella y su familia buscaron refugio en Bezimenne después de que un bombardeo destruyó seis casas ubicadas detrás de la suya.
“Fue por eso que nos subimos al coche, bajo nuestro propio riesgo, y nos fuimos en 15 minutos, porque todo está destruido allá, hay cadáveres tendidos por todos lados”, contó. “No podíamos pasar por ningún lado, había tiroteos”.
Francesco Rocca, presidente de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, exhortó a Rusia a apegarse a los Convenios de Ginebra y permitir el ingreso de ayuda humanitaria a la ciudad.
En total, más de 8.000 personas escaparon el lunes hacia zonas más seguras a través de corredores humanitarios, incluyendo unos 3.000 habitantes de Mariúpol, declaró la viceprimera ministra Iryna Vereshchuk.
Cuatro niños resultaron heridos por los ataques de artillería rusa en un corredor que salía de Mariúpol, señaló el presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy.
Aunque Rusia ha redoblado esfuerzos para doblegar a Mariúpol, su ofensiva terrestre en otros puntos del país se encuentra estancada debido a los efectivos ataques relámpago de las tropas ucranianas. Funcionarios de Occidente y analistas aseguran que el conflicto se está convirtiendo en una guerra de desgaste, en la que las fuerzas del presidente ruso Vladimir Putin utilizan ataques aéreos y de artillería para pulverizar ciudades a distancia.
Un alto funcionario de Defensa de Estados Unidos, que habló bajo condición de anonimato para poder discutir la evaluación del ejército, dijo que Rusia había incrementado sus incursiones aéreas en los últimos dos días, realizando alrededor de 300 en las últimas 24 horas. Aseguró que las tropas rusas han disparado más de 1.100 misiles desde el inicio de la invasión.
En un discurso en video transmitido la noche del lunes, Zelenskyy elogió a aquellos que han defendido al país de Rusia.
“No hay necesidad de organizar una resistencia", declaró. “Para los ucranianos, la resistencia es parte de su alma”.
En la ciudad de Jersón, los soldados rusos tuvieron que hacer disparos al aire y detonar granadas aturdidoras para disipar a un grupo de manifestantes que gritaban: “¡Váyanse a casa!" A principios de este mes, Jersón se convirtió en la primera gran ciudad de Ucrania en caer bajo control de Rusia.
“Vimos a esclavos disparándoles a personas libres, esclavos de la propaganda que reemplazó su consciencia”, dijo Zelenskyy.
En la capital, Kiev, un centro comercial ubicado en el densamente poblado distrito de Podil, cerca del centro de la ciudad, quedó en ruinas después de un ataque de artillería la noche del domingo en el que murieron ocho personas, según funcionarios de emergencias. El ataque rompió todas las ventanas de un rascacielos aledaño.
El portavoz militar ruso, mayor general Igor Konashenkov, aseguró que las tropas ucranianas habían usado el centro comercial como depósito de cohetes y para recargar lanzadores. Dicha afirmación no pudo ser verificada de forma independiente.
El Ministerio de Defensa de Gran Bretaña declaró que la resistencia ucraniana ha mantenido a la mayor parte de las fuerzas rusas a más de 25 kilómetros (15 millas) del centro de Kiev, la cual “sigue siendo el principal objetivo militar ruso”.
En medio de los continuos ataques, el alcalde de Kiev, Vitali Klitschko, extendió un toque de queda de la tarde del lunes hasta la mañana del miércoles.
Las autoridades ucranianas también dijeron que Rusia cañoneó una planta de químicos ubicada en la ciudad oriental de Sumy, lo que provocó una filtración en un tanque de amoniaco de 50 toneladas. Además, informaron que una base de entrenamiento militar en la región de Rivne, en el oeste de Ucrania, fue atacada con misiles crucero.
Según Konashenkov, 80 soldados ucranianos y extranjeros murieron en el ataque en Rivne. Las autoridades ucranianas no dieron información inmediata sobre el número de víctimas.
En Odesa, un puerto ubicado en el Mar Negro, las autoridades señalaron que las fuerzas rusas causaron daños en residencias civiles durante un ataque el lunes. El ayuntamiento de la ciudad señaló que nadie murió en la ofensiva.
La invasión rusa ha obligado a casi 3,5 millones de personas a salir de Ucrania, de acuerdo con Naciones Unidas. La ONU ha confirmado el deceso de más de 900 civiles, pero aclaró que la cifra real probablemente es mucho mayor. Los estimados de bajas rusas varían, pero incluso las cifras más conservadoras indican algunos miles de muertos.
Rusia y Ucrania han continuado con sus negociaciones a través de video, pero no han podido encontrar puntos en común. El Kremlin exige que Ucrania se desarme y se declare neutral. Zelenskyy dijo a la televisión ucraniana a última hora del lunes que estaría dispuesto a considerar la posibilidad de renunciar a cualquier intento de Ucrania de entrar a la OTAN a cambio de un alto el fuego, la retirada de las tropas rusas y una garantía de seguridad para Ucrania.
Zelenskyy también indicó que Kiev estaría abierta a futuras discusiones sobre el estatus de Crimea, que Rusia capturó en 2014, y de las regiones del Donbás que están en manos de los separatistas apoyados por Rusia. Pero dijo que ese era un tema para otro momento, después de un alto el fuego y de medidas hacia las garantías de seguridad.
El Ministerio del Exterior de Rusia advirtió que las relaciones con Estados Unidos están “a punto de romperse” debido a las “declaraciones inaceptables” del presidente estadounidense Joe Biden sobre su homólogo ruso. La semana pasada Biden se refirió a Putin como un criminal de guerra.
En otro hecho preocupante, la agencia reguladora nuclear de Ucrania dijo que dejaron de funcionar los monitores de radiación en los alrededores de la planta de Chernóbil, donde en 1986 ocurrió la peor catástrofe nuclear de la historia.
La agencia indicó que el problema, y una falta de bomberos para proteger los bosques cargados de radioactividad en la región a medida que las temperaturas ascienden, podrían traducirse en un “significante deterioro” en la capacidad para controlar la diseminación de radioactividad en Ucrania y otras partes.
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Periodistas de The Associated Press en todo el mundo contribuyeron a este despacho.