Los tanques Leopard, el objetivo ucraniano que divide a los gobiernos europeos
La demanda de Ucrania para un mayor rearme de sus Fuerzas Armadas tiene ahora como principal mensaje la petición a aliados de tanques, en particular de los Leopard 2, unos equipos de fabricación alemana con los que las fuerzas ucranianas esperan contener los potenciales avances rusos en la zona este del país.
El Leopard cuenta como principal elemento un cañón de 120 mílimetros con capacidad para disparar contra objetivos a varios miles de metros. Las Fuerzas Armadas alemanas cifran en 5 kilómetros la distancia de combate dentro las especificaciones técnicas de este tanque, del que disponen --en diferentes versiones-- más de una decena de países.
El Leopard 2 tiene capacidad para cuatro tripulantes y dispone de un dispositivo de visualización térmico, lo que facilitaría su utilización durante la noche. También tiene capacidad para sortear aguas de hasta cuatro metros de profundidad.
Este tipo de equipo se diseñó en su día como contrapeso al tanque ruso T-90, desplegado por Moscú en la actual ofensiva militar sobre territorio ucraniano. Ya ha sido utilizado en escenarios de combate, como Siria o Afganistán, y Ucrania lo quiere ahora para reforzar un flanco en el que se siente especialmente débil frente a Rusia.
El Leopard tiene también la particularidad de ser de fabricación europea, lo que facilita su potencial envío al frente de combate, así como el mantenimiento y la reparación de los equipos.
La posición de Alemania, que ya ha facilitado sistemas de defensa IRIS-T y Patriot a Ucrania, es clave en el debate sobre la llegada de tanques Leopard. De su posición depende no sólo la entrega de carros propios, sino que Berlín también puede limitar que otros gobiernos decidan ayudar por su cuenta a Kiev, en virtud de un veto para la exportación a terceros países.