Científicos vuelven a la cavernas para desentrañar un secreto prehistórico de los neandertales
Un equipo de arqueólogos españoles se sumergió todas las noches en un sistema de cuevas para comprender cómo vivían los neandertales
Un equipo de investigadores pasó cinco años atrapando chovas, una especie de ave de plumaje negro de tamaño similar a la paloma, con sus propias manos para probar la hipótesis sobre la dieta y el modo de vida de los neandertales que vivieron entre 30.000 y 50.000 años atrás.
Según las investigaciones realizadas por los arqueólogos en los últimos años, la dieta de los neandertales era muy variada e incluía plantas, aves (como chovas y grajillas alpinas) y hasta algunos invertebrados (como crustáceos y bivalvos).
En el nuevo estudio publicado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), los investigadores aseguraron que los neandertales cazaban las chovas durante la noche, para su consumo, e incluso las cocinaban al fuego.
Hasta el momento, la asociación entre la especie extinta del género Homo y las aves se pensaba que era circunstancial y se debía a que ambos utilizaban las cuevas como refugio. Pero las marcas encontrada en algunos huesos revelaron el consumo de las chovas por parte de los neandertales.
“Recientemente, se ha podido demostrar que algunos huesos fósiles de chova procedentes de yacimientos neandertales presentan marcas de procesamiento y consumo por parte de los humanos. Sabemos, además, que algunos de esos huesos fueron cocinados al fuego”, explicó Guillermo Blanco, investigador del CSIC y autor principal del estudio publicado en la revista científica Frontiers in Ecology and Evolution.
Sin embargo, los científicos no habían podido establecer cómo los neandertales lograban capturar aves sin arcos ni otros instrumentos de caza. La solución la propuso el profesor Blanco, quien con sus 30 años de experiencia en el estudio de las aves sabía lo fácil que era atrapar las chovas de noche con las manos.
Por esta razón, Blanco y un grupo de investigadores se embarcaron en el experimento que duró cinco años. Durante ese período de tiempo, los científicos fueron en grupos de cuatro o cinco personas por la noche a las cuevas para atrapar a las grajillas y a las chovas, y resultó que atraparlas fue mucho más fácil de lo que esperaban. A la tenue luz de una linterna, los pájaros perdían su orientación, se acumulaban en nichos y agarrarlas con las manos no presentaba mucha dificultad.
“La captura a mano de chovas en las cavidades que empleaban para dormir en la noche, sin ninguna tecnología adicional más allá de fuentes de luz portátil (antorchas), nos induce a pensar que los neandertales pudieron cazarlas cuando estas llegaban al anochecer a las cuevas para pasar la noche. Con ayuda del fuego, que ya dominaban, podían generar luz suficiente para asustarlas hacia el interior de la cavidad y atraparlas”, señaló Antonio Sánchez-Marco, investigador del ICP y coautor del estudio.
De esta manera, el equipo de investigadores comprobó por sus propios medios que los neandertales atrapaban las chovas con sus propias manos. Solo tuvieron que pasar todas las noches de los últimos cinco años para demostrarlo.
LA NACION