Las cotorras de Kramer y argentinas crecen en la provincia entre un 425% y un 2.000% en tan solo nueve años
Un equipo de la Estación Biológica de Doñana (EBD), instituto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), y de la Universidad Pablo de Olavide (UPO) han monitorizado las poblaciones de cotorras invasoras, concretamente la cotorra de Kramer (Psittacula krameri) y la cotorra argentina (Myiopsitta monachus), establecidas en la ciudad de Sevilla y otros municipios de los alrededores, entre los años 2013 y 2021.
Los censos realizados mostraron un "rápido crecimiento poblacional" de ambas especies de cotorras, de tal modo que las de Kramer aumentaron de 1.200 a 6.300 individuos (425% más), mientras que las cotorras argentinas aumentaron de 70 a 1.487 individuos (2.000% más) en el periodo 2013-2021, según los datos aportados por el CSIC en una nota de prensa. El aumento anual del número de nidos de cotorra argentina, así como también el número de observaciones de ambas especies registradas por la ciencia ciudadana, muestran una "creciente expansión territorial" por toda el área de Sevilla.
Estos resultados son "preocupantes" dado que irán "parejos" al aumento de la "magnitud de sus impactos ya registrados", como la competencia por sitios de nidificación sobre dos especies nativas amenazadas (el nóctulo gigante y el cernícalo primilla), así como también el surgimiento de impactos pocos conocidos, como la dispersión de flora exótica/invasora, transmisión de enfermedades a la fauna local y daños agrícolas.
Asimismo, se verifica que los programas de monitoreo a largo plazo son "imprescindibles" para detectar "cambios poblacionales" de las especies invasoras, por lo que es necesaria su continuación. Una especie invasora es aquella que no habita en su propio entorno natural y que, frecuentemente, alcanza poblaciones enormes que provocan alteraciones en los ecosistemas que ocupan. Son consideradas como uno de los principales impulsores del cambio global debido a sus impactos ecológicos.
Por ello es crucial, tener un conocimiento global sobre las especies invasoras, en particular, las dinámicas de sus poblaciones, las interacciones que establecen con el resto de especies de los ecosistemas que invaden y los efectos sobre las mismas. Además, es "capital conocer y poder determinar" los cambios en los tamaños de las poblaciones de las especies invasoras desde etapas tempranas, mucho antes de las explosiones demográficas, y para ello se necesitan programas de seguimiento a largo plazo que permitan la evaluación de los cambios en el tiempo.
Asimismo, se ha hecho uso de la ciencia ciudadana, dado que ésta puede resultar útil a la hora de conocer el estado de las poblaciones de especies invasoras, aunque siempre complementadas con programas de monitoreo específicos para comprender su dinámica espacio temporal. "Para llevar a cabo la monitorización de ambas especies, las cotorras de Kramer fueron censadas mediante el conteo de los individuos presentes en sus dormideros, mientras que, en el caso de la cotorra argentina, se estimó su tamaño poblacional detectando todos sus nidos de la zona de estudio", afirma el doctor Dailos Hernández.