La tregua en Yemen genera esperanzas de paz

Loujain al-Ouazir trabaja desde hace tres años en su proyecto de crianza de cabras y aves en Saná, que recién pudo concretar en los últimos meses gracias a una tregua temporal en la guerra que devasta Yemen.

Joven diplomada de la facultad de agricultura, nutre con atención sus animales, luego ordeña las cabras en en el techo de su casa, una de las construcciones antiguas que dieron renombre mundial a la capital, en manos de los rebeldes hutíes desde 2014.

Apoyado por Irán, este movimiento tomó el control de una gran parte de Yemen en una guerra encarnizada, que dura desde hace ocho años, contra las fuerzas del gobierno, apoyadas por una coalición militar dirigida por Arabia Saudita.

"Gracias a la tregua, los precios de los alimentos para animales y los de la gasolina bajaron. Y es más fácil traer alimentos y cabras de otras regiones", dice a la AFP Loujain al-Ouazir.

Según ella, el cese relativo de la violencia y especialmente de los bombardeos, instauró un ambiente más seguro para su actividad, que consiste principalmente en la venta de leche y huevos a través de las redes sociales.

"Espero que la tregua continúe para poder continuar con nuestros pequeños proyectos", confía la joven, que sueña con una finca "en tierra y no en el techo de la casa".

Desde el 2 de abril, Yemen vive al ritmo relativamente calmado de las treguas temporales de dos meses, renovadas en dos ocasiones. La última termina el domingo.

"Exhorto vivamente a las partes yemenitas no solo renovar sino a ampliar los términos de la duración de la tregua", dijo el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, en una declaración el viernes.

- "La vida sigue siendo difícil" -

Estas treguas temporales aportaron cierta calma a una población de unos 30 millones de habitantes, agotados por ocho años de guerra y una crisis humanitaria de las más graves del mundo.

Según la ONU, el conflicto causó centenares de miles de muertos, millones de desplazados, y hundió a dos terceras partes de la población en la pobreza, con una situación cercana al hambre a gran escala.

Las treguas sucesivas posibilitaron la reanudación de vuelos limitados desde y hacia el aeropuerto de Saná. También facilitaron el transporte de mercancías, combustibles y ayuda humanitaria de la que depende las dos terceras partes de la población.

Pero las treguas están lejos de haber arreglado todo, en particular en Taez, la gran ciudad del suroeste controlada por el gobierno, pero asediada por los rebeldes. El cese del fuego debía facilitar la reapertura de los dos grandes ejes carreteros alrededor de la ciudad, lo que no sucedió.

En el centro de Taez, viejos vehículos de cuatro puertas llenos de pasajeros que quieren ir a la cercana ciudad  de Al-Hawban se van por las vías alternativas a través de la montaña. El simple trayecto, que era de 15 minutos antes del asedio, se volvió un viaje de varias horas.

Diego Zorilla, coordinador humanitario adjunto de la ONU para Yemen, constata que la tregua mejoró por supuesto la situación, pero "la vida sigue siendo difícil para la gran mayoría".

- "No hay otra alternativa" -

"Desde un punto de vista  humanitario, la ratificación de la tregua el 2 de octubre es un imperativo moral", afirma el diplomático a la AFP.

Pero, insiste, "solo una resolución del conflicto puede facilitar la recuperación de la economía, sacar a la población de la pobreza y reducir las necesidades humanitarias".

Las negociaciones para poner fin definitivo al conflicto siguen estancadas, cuando en agosto el emisario de la ONU para Yemen, Hans Grundberg, había hablado de "consolidar la oportunidad ofrecida por la tregua de orientarse hacia una paz durable".

A largo plazo, la tregua "no ha cambiado nada fundamentalmente" y parece "un fracaso", pues "su objetivo, ambicioso, era lograr avances en las negociaciones" de paz, subrayó a la AFP Thomas Juneau, profesor en la universidad de Ottawa.

"De lado de los hutíes, no hay voluntad seria de negociar y de llegar a acuerdos con el gobierno", indica este especialista de Yemen.

De lado gubernamental aumentaron "las fracturas que ya eran muy profundas, las tensiones se agravaron y en algunos casos se volvieron violentas" entre los diferentes bandos  antirrebeldes.

Para Thomas Juneau "es absurdo ratificar una tregua que no funciona" y solo "retarda el regreso a la creciente violencia".

"Pero no veo otra alternativa", añadió.

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