La contaminación por ozono troposférico aumenta en la Antártida a niveles preocupantes
Un equipo de investigadores analizó cómo variaron los niveles de este compuesto en un periodo de 25 años; este incremento podría tener efectos negativos en la región, advirtieron
Un análisis de más de 25 años de datos sobre la Antártida revela que las concentraciones de ozono cercanas al suelo proceden tanto de fuentes naturales como de fuentes humanas y están aumentando. Estudios anteriores examinaron los niveles de esta sustancia, compuesta por tres átomos de oxígeno, en el hemisferio sur, pero se sabía poco sobre las cantidades de la molécula en la Antártida.
Este componente tiene un olor agudo o acre que a veces acompaña al smog o a las tormentas de verano. Se forma cuando la luz solar reacciona con los gases producidos por las actividades industriales y de transporte, la quema de biomasa o con los que se originan naturalmente por los rayos y los microorganismos.
Sin embargo, cuando la luz solar es muy intensa, rompe la molécula. La mayor parte de este compuesto químico reside a unos 9-18 kilómetros por encima de la Tierra, en la capa de ozono, una banda atmosférica dentro de la estratosfera que protege al planeta de la dañina radiación UV.
Pero el ozono en la atmósfera inferior, o troposfera, es perjudicial y causa smog e irritación de garganta y pulmones. También es preocupante porque la molécula atrapa el calor 1000 veces mejor que el dióxido de carbono y, por tanto, puede tener un gran impacto en el calentamiento global.
Aunque investigadores anteriores demostraron el aumento del ozono en la troposfera en todo el hemisferio sur, no se realizó un estudio regional sobre el remoto continente antártico durante un largo periodo. Por eso, Jayanarayanan Kuttippurath y sus colegas del Centro de Ciencias de los Océanos, los Ríos, la Atmósfera y la Tierra (CORAL) del Instituto Indio de Tecnología Kharagpur, en India, quisieron utilizar las mediciones realizadas sobre la Antártida para determinar de dónde procede el ozono y cómo cambiaron los niveles a lo largo del tiempo.
Recopilaron datos de este compuesto químico medidos entre 1992 y 2018 a nivel del suelo y a través de la atmósfera, desde la capa terrestre inferior hasta la capa de ozono, en ocho estaciones de la Antártida. Publicaron los resultados de su análisis en Environmental Science & Technology, donde mostraron que la cantidad de ozono en toda la troposfera era más baja durante diciembre, enero y febrero, lo que corresponde al verano en el hemisferio sur, cuando el Sol es lo suficientemente intenso como para romper más ozono del que crea.
Las fuentes dominantes de este compuesto fueron tanto naturales -de la nieve acumulada en la gran meseta de la Antártida oriental y del aire que se mezcla desde la estratosfera superior a la troposfera- como humanas, ya que algunas se originaron en el extremo sur de Sudamérica.
Los investigadores también descubrieron que el ozono a nivel del suelo había aumentado hasta 0,14 ppb por año durante los 26 años que se revisaron, incluso cuando se tienen en cuenta los patrones estacionales y naturales. Debido a la capacidad de este gas de retener el calor cerca de la superficie de la Tierra, esta tendencia creciente podría tener efectos negativos en la región en el futuro, afirman los investigadores.