Jeff Bezos cumple el sueño de alcanzar el espacio con su propio cohete
La cápsula New Shepard de Blue Origin culminó con éxito su primer vuelo tripulado al límite del espacio este 20 de julio, con el fundador de la compañía, Jeff Bezos, y otros tres pasajeros a bordo.
El vuelo suborbital automatizado de la nave se prolongó durante 10 minutos y 29 segundos, despegando a las 13.12 UTC desde la base Launch Site One que Blue Origin levantó en un área despoblada al oeste de Texas.
Cuatro minutos después del despegue, la nave alcanzó una altura máxima de 107 kilómetros de altitud --algo más de los 100 kilómetros del límite del espacio fijado por la línea Karmán--, lo que permitió a los miembros de la tripulación experimantar la ingravidez y admirar desde los grandes ventanales de la cápsula la curvatura del planeta, su superficie y la oscuridad del espacio exterior.
Con 18 metros de altura, New Shepard, compuesto por un cohete impulsor y una cápsula en su cúspide, ha volado antes en catorce ocasiones sin tripulación para la puesta a prueba y comprobar los mecanismos de seguridad para la nave.
Tras cumplir su propósito, el propulsor regresó 7 minutos después del despegue de forma autónoma a una plataforma de aterrizaje al norte de su lugar de lanzamiento, mientras que la cápsula volvió a la Tierra en caída libre con tres paracaídas gigantes y, en el último paso, un propulsor que aseguró un aterrizaje suave en el desierto.
Sueño cumplido
Jeff Bezos, el empresario más rico del mundo, cumplió su sueño de viajar al espacio a bordo de una de las naves de Blue Origin, la compañía de turismo espacial que fundó. Junto a él viajó su hermano Mark Bezos, el joven de 18 años Oliver Daemen, de Países Bajos, y la aviadora Wally Funk de 82 años. La piloto superó las mismas pruebas iniciales que los astronautas escogidos por la NASA para el Programa Mercury entre 1959 y 1960, pero nunca pudo llegar al espacio.
Daemen y Funk se han convertido, respectivamente, en las personas más joven y más anciana en viajar al espacio.
En el vuelo no participó el ganador todavía anónimo de una subasta de 28 millones de dólares por un asiento, que tuvo "problemas de agenda" y participará en un vuelo futuro. El padre de Oliver Daemen, director ejecutivo de una empresa financiera, fue segundo en la subasta, pero permitió que su hijo adolescente se convirtiera en el primer cliente de pago de la compañía.