Identifican desde el espacio una fuga de metano en alta mar
Un grupo de científicos logró detectar por primera desde el espacio vez una importante fuga de metano, un potente gas de efecto invernadero, procedente de una instalación en alta mar.
El descubrimiento, hecho público en un estudio reciente, es un paso más en el arsenal tecnológico que permite identificar desde el espacio las fuentes del gas que se escapa de la industria de los combustibles fósiles.
El sector de los combustibles fósiles emitió cerca de 120 millones de toneladas de metano en 2020, casi un tercio de las emisiones de la actividad humana, según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), que estima que la fuga de este gas dañino para el clima podría evitarse fácilmente.
El nuevo estudio, publicado en la revista Environmental Science and Technology Letters, identificó por primera vez una fuga procedente de una plataforma de producción de petróleo y gas en el Golfo de México que liberó unas 40.000 toneladas durante 17 días en diciembre.
La plataforma, cerca de Campeche, en el sur de México, es una de las más grandes del país.
"Nuestros resultados muestran cómo los satélites pueden detectar las estelas de metano de las infraestructuras marinas", comentó uno de los autores, Luis Guanter, de la Universidad Politécnica de Valencia (España), en un comunicado.
"Esto abre el camino para el control sistemático de las emisiones industriales de las plataformas marinas", añadió.
En los últimos años desarrollaron métodos de detección de fugas de metano por satélite en instalaciones terrestres.
Pero las técnicas disponibles no podían identificar las fugas de las instalaciones en alta mar, que representan alrededor del 30% de la producción mundial.
La capacidad de los océanos para absorber los infrarrojos de onda corta limita la cantidad de luz reflejada y, por tanto, detectable por los satélites.
Para superar este problema, el equipo de investigadores logró desarrollar un nuevo método para medir la radiación solar reflejada en la superficie del mar.
El metano es responsable de cerca del 30% del calentamiento global. Aunque permanece en la atmósfera durante mucho menos tiempo que el CO2, tiene un poder de calentamiento 80 veces mayor en un periodo de 20 años.
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