Huelga paraliza parcialmente a Israel; Biden afirma que Netanyahu no hace lo suficiente por acuerdo
TEL AVIV, Israel (AP) — Un inusual llamado a una huelga general en Israel en protesta ante el fracaso por llevar de regreso a los rehenes cautivos en Gaza provocó cierres y otras afectaciones en distintos puntos del país el lunes, al tiempo que el presidente estadounidense Joe Biden agregó presión al señalar que el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu no está haciendo lo suficiente para llegar a un acuerdo para un alto el fuego y la liberación de los rehenes.
El paro de actividades, la protesta aparentemente más grande desde el comienzo de la guerra, detuvo por horas muchos vuelos el cierre de su principal aeropuerto internacional. Sin embargo, la convocatoria fue ignorada en otras áreas, en un reflejo de las profundas divisiones políticas en el país respecto a un acuerdo de cese el fuego.
Cientos de miles de israelíes salieron a las calles la noche del domingo en medio del dolor y la indignación luego que seis rehenes fueron encontrados sin vida en Gaza. Los familiares y buena parte de la población culparon a Netanyahu, asegurando que los rehenes pudieron haber vuelto con vida como parte de un acuerdo con Hamás para ponerle fin a un conflicto que se ha prolongado durante casi 11 meses.
Pero otros apoyan la estrategia de Netanyahu de mantener una incesante presión militar sobre Hamás, cuyo ataque del 7 de octubre en Israel detonó la guerra. Aseguran que eventualmente obligarán a los milicianos a ceder a las demandas israelíes, posiblemente conduzca a más rescates exitosos y concluya con la aniquilación de la organización.
Biden habló con los periodistas el lunes a su llegada a la Casa Blanca para una reunión con los asesores involucrados en la negociación de un acuerdo. Cuando se le preguntó si Netanyahu estaba haciendo lo suficiente, Biden respondió: “No”.
Insistió en que los negociadores siguen “muy cerca” de un acuerdo, y agregó: “La esperanza es lo último que se pierde”.
Hamás ha acusado a Israel de prolongar meses de negociaciones sobre un alto el fuego al emitir nuevas demandas, entre ellas el control israelí duradero sobre dos corredores estratégicos en Gaza. Hamás ha ofrecido liberar a todos los rehenes a cambio del fin de la guerra, la retirada completa de las fuerzas israelíes y la liberación de un gran número de prisioneros palestinos, entre ellos milicianos de alto perfil.
Netanyahu ha prometido una “victoria total” sobre Hamás y culpa al grupo por el fracaso en las negociaciones, las cuales se han prolongado durante buena parte del año.
Israel aseveró que Hamás mató a los seis rehenes poco antes que las fuerzas israelíes llegaran al túnel en que estaban retenidos. Tres de ellos estaban programados a ser liberados en la primera fase de un acuerdo de cese del fuego discutido en julio pasado, según informes. El Ministerio de Salud israelí reveló que las necropsias habían determinado que los rehenes recibieron disparos a quemarropa y fallecieron entre jueves y viernes.
Miles de personas asistieron el lunes al funeral de uno de los seis, el israelí-estadounidense Hersh Goldberg-Polin, de 23 años y oriundo de Berkeley, California. Era uno de los rehenes más conocidos y sus padres habían encabezado una campaña por la liberación de los cautivos, reuniéndose con Biden, el papa Francisco y hablando en la Convención Nacional Demócrata el mes pasado.
La huelga general, convocada por el mayor sindicato de Israel, el Histadrut, terminó temprano, después que un tribunal laboral dijera que debía terminar a las 14:30 hora local, aceptando una petición del gobierno que la calificaba de motivada políticamente.
Fue la primera huelga de este tipo desde el comienzo de la guerra, con el objetivo de cerrar o interrumpir los principales sectores de la economía, incluidos los bancos y la atención médica.
Las aerolíneas en el principal aeropuerto internacional de Israel, Ben-Gurion, suspendieron los vuelos de salida entre las 8:00 y las 10:00 horas. Esos vuelos partieron temprano o sufrieron un ligero retraso. Los vuelos de llegada continuaron como de costumbre, según la Autoridad de Aeropuertos de Israel.
“No hay necesidad de castigar a todo el Estado de Israel por lo que está sucediendo, en general, es una victoria para Hamás”, dijo un pasajero, Amrani Yigal.
Pero en Jerusalén, el residente Avi Lavi dijo que “creo que esto es justo, ha llegado el momento de levantarse y despertar, de hacer todo lo posible para que los rehenes regresen con vida”.
El Histadrut señaló que los bancos, algunos grandes centros comerciales y oficinas gubernamentales se habían sumado a la huelga, así como algunos servicios de transporte público, aunque no pareció haber grandes interrupciones.
Participaron municipios de la zona central poblada de Israel, incluyendo Tel Aviv, lo que provocó la reducción del horario escolar. Otros municipios, entre ellos Jerusalén, no participaron.
Los organizadores de las protestas del domingo calcularon que hasta 500.000 personas participaron en los actos nacionales y en la protesta principal en Tel Aviv. Los medios israelíes calcularon que participaron entre 200.000 y 400.000.
Muchos exigen que Netanyahu llegue a un acuerdo para devolver a los aproximadamente 100 rehenes restantes retenidos en Gaza, un tercio de los cuales se cree que están muertos, incluso si eso significa dejar intacto a un Hamás maltratado y retirarse del territorio. Otros israelíes priorizan la destrucción del grupo miliciano por encima de la liberación de los rehenes.
El 7 de octubre se tomaron como rehenes a unos 250 palestinos. Más de 100 fueron liberados durante un alto el fuego en noviembre a cambio de la liberación de palestinos encarcelados por Israel. Ocho de ellos han sido rescatados por las fuerzas israelíes. Las tropas israelíes mataron por error a tres israelíes que escaparon de su cautiverio en diciembre.
Los milicianos dirigidos por Hamás mataron a unas 1.200 personas, en su mayoría civiles, cuando irrumpieron en el sur de Israel el 7 de octubre. La ofensiva de represalia de Israel en Gaza ha cobrado la vida de más de 40.000 palestinos, según funcionarios de salud locales, que no dicen cuántos eran milicianos.
La guerra ha desplazado a la gran mayoría de los 2,3 millones de habitantes de Gaza, a menudo varias veces, y ha sumido al territorio asediado en una catástrofe humanitaria, incluidos nuevos temores de un brote de polio.