Heces y vómitos fosilizados ofrecen pruebas que explican la supremacía de los dinosaurios
Por Will Dunham
27 nov (Reuters) - La forma en que acabó el largo dominio de los dinosaurios es bien conocida. Un asteroide golpeó la Tierra hace 66 millones de años, desencadenando una terrible extinción masiva. Pero la forma en que los dinosaurios -criaturas modestas al principio- alcanzaron la supremacía es menos conocida.
Una nueva investigación basada en gran medida en heces y vómitos fosilizados -pruebas de quién come qué y quién se come a quién- aporta nueva claridad sobre cómo los dinosaurios superaron a la competencia durante el periodo Triásico. El estudio se centró en una región de Polonia con abundantes fósiles de esta época crucial.
Los dinosaurios, que aparecieron hace unos 230 millones de años, se vieron eclipsados al principio por otros animales, como grandes parientes de los cocodrilos -tanto terrestres como semiacuáticos- y diversos herbívoros, como elefantes emparentados con mamíferos y reptiles acorazados de cuatro patas.
No obstante, hace unos 200 millones de años, los dinosaurios reinaban y sus principales competidores se habían extinguido.
"Hemos abordado el surgimiento de los dinosaurios de una forma totalmente novedosa: analizando las pruebas de alimentación para deducir el papel ecológico de los dinosaurios a lo largo de sus primeros 30 millones de años de evolución", explicó el paleontólogo Martin Qvarnström, de la Universidad de Upsala (Suecia) y autor principal del estudio publicado el miércoles en la revista Nature.
Los primeros dinosaurios y parientes cercanos eran oportunistas y se alimentaban de bichos, peces e insectos.
Posteriormente, los dinosaurios depredadores más grandes y especializados evolucionaron junto con los dinosaurios herbívoros, aparentemente mejor adaptados que sus competidores para explotar las nuevas plantas que surgieron cuando el clima se hizo más húmedo.
Los fósiles de heces se denominan coprolitos. Los fósiles de vómito se denominan regurgitados. Juntos se denominan bromalitos. Entonces, ¿por qué estudiarlos? Al examinar los alimentos no digeridos -plantas y presas-, los investigadores pueden discernir las pautas de alimentación de diversas especies y reconstruir las redes tróficas de un ecosistema.
"Estudiamos más de 100 kilos de heces fosilizadas", indicó Grzegorz Niedźwiedzki, autor principal del estudio, paleontólogo y geólogo de la Universidad de Upsala y del Instituto Geológico Polaco.
¿Cómo pueden saber los investigadores quién dejó las heces o el vómito? Los fósiles esqueléticos y las huellas mostraban qué animales estaban presentes en un momento dado.
Y los investigadores dedujeron quién produjo un coprolito determinado basándose en factores como su tamaño y forma, el tipo de alimento no digerido y la naturaleza de los sistemas digestivos de los parientes vivos de estos animales extintos.
Tomemos, por ejemplo, el polonosuchus, un carnívoro cuadrúpedo de 6 metros de largo, un tipo de reptil llamado rauisuquio que estaba emparentado con los cocodrilos y era un depredador supremo junto a los primeros dinosaurios.
"Sabemos que los cocodrilos y caimanes actuales digieren los alimentos durante mucho tiempo y a fondo. Es muy raro encontrar en sus heces huesos sin digerir. Hallamos tales coprolitos -grandes, en forma de salchicha, con masa muy digerida- en un yacimiento con huesos de polonosuchus", dijo Niedźwiedzki.
"En cambio, en yacimientos donde había huesos y huellas de dinosaurios depredadores, encontramos coprolitos que contenían muchos restos sin digerir. Algunos están llenos de trozos de huesos, restos de peces y también hay dientes. Se ve que todo esto pasó rápidamente por el tracto digestivo y no fue digerido a la manera de los cocodrilos", añadió.
Los grandes dinosaurios herbívoros y carnívoros empezaron a aparecer a fines del Triásico, que terminó hace 201 millones de años. Los cambios ambientales relacionados con el aumento de la actividad volcánica de la Tierra crearon una mayor variedad de plantas que explotaron los dinosaurios herbívoros, cada vez más grandes, favoreciendo la evolución de carnívoros mayores.
(Editado en español por Carlos Serrano)