Puso una cámara en el fondo del mar y se la robó quien menos esperaba
Los pulpos son criaturas fascinantes y muy traviesas, como este individuo que intentó realizar una broma al especialista
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Un curioso pulpo intentó huir con una cámara Go Pro antes de ser detenido por un buceador. Eric Desmet, de 58 años, buceador libre y videógrafo submarino, estaba en las profundidades frente a la costa de Cannes, en el sur de Francia, cuando un curioso pulpo estuvo a punto de robarle la cámara.
Eric había colocado una cámara en el fondo del mar, a solo seis metros por debajo de la superficie del agua, en un intento de capturar imágenes de un pulpo común cercano.
El curioso animal se aficionó a la cámara y, después de investigar el objeto, decidió que ya no pertenecía a Eric e intentó quedarse con la cámara. El buceador tuvo que animar suavemente al pulpo para que dejara la cámara mientras salía lentamente a la superficie.
Las fascinantes características de los pulpos
Los pulpos tienen un gran sistema nervioso; el pulpo promedio tiene alrededor de 500 millones de neuronas o células cerebrales. Eso los coloca en el mismo “rango cerebral” que los mamíferos más pequeños como los perros. La mayoría de las neuronas de los pulpos se encuentran en sus tentáculos y no en el cerebro; de hecho, tienen casi el doble.
Además, las investigaciones que se realizaron en los últimos 70 años demostraron que los pulpos pueden ser entrenados para que realicen tareas sencillas. En un experimento en particular, varios pulpos pudieron tirar de una palanca para obtener una recompensa: un trozo de sardina. También fueron sometidos a pruebas visuales, con tareas simples para recordar, primero con un ojo cubierto y luego con el otro.
En línea con el cefalópodo que le jugó una broma a Eric, estos son unos animales muy traviesos. En el experimento con una palanca mencionado anteriormente participaron tres pulpos: Albert, Bertram y Charles. Albert y Bertram fueron los participantes más comprometidos, mientras que Charles se descarrió un poco y rompió la palanca. Como si eso no fuera suficiente, Charles también arrojó chorros a los que estaban llevando a cabo el experimento aquel día.
En este sentido, se conoce que los pulpos que se portan mal en algunos acuarios, incluidos unos que aprendieron a apagar las luces lanzando chorros a las bombillas y causando cortocircuitos en las fuentes de alimentación. En la Universidad de Otago, en Nueva Zelanda, estas acciones resultaron tan caras que un pulpo tuvo que ser devuelto a la naturaleza.
En el mismo laboratorio en Nueva Zelanda que tuvo el problema con el pulpo que “apagaba las luces”, a otro pulpo no le caía bien un miembro del personal del laboratorio, sin ninguna razón aparente. Cada vez que esa persona pasaba, ¡recibía un chorro de medio galón de agua en la nuca!
En concordancia con las travesuras que fueron descritas anteriormente, no debe sorprender que sean criaturas juguetonas. Se vio que algunos pulpos en laboratorios pasan el tiempo en sus tanques jugando con frascos de pastillas, lanzándolos hacia el chorro de agua que sale de la válvula de entrada del tanque y haciéndolos así rebotar.
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