El regreso de Djokovic protagoniza un día loco en Australia
Un año después de ser deportado por no estar vacunado contra el covid, el serbio Novak Djokovic regresa este martes como gran favorito al Abierto de Australia en una jornada de locos en la pista y en el cielo, con calor extremo seguido por fuertes lluvias.
A la espera del plato principal, los aficionados pudieron gozar de una épica batalla a cinco sets entre el escocés Andy Murray y el italiano Matteo Berrettini o de la sorprendente actuación del peruano Juan Pablo Varillas, que rozó la gesta ante el campeón olímpico Alexander Zverev.
Pero los ojos están puestos en el serbio de 35 años, que confía en un décimo título en Australia para igualar el récord de 22 grandes del español Rafael Nadal y birlar el número 1 de la ATP al también español Carlos Alcaraz, ausente por lesión.
Como no podía ser de otra manera, el regreso de "Nole" se producirá en sesión nocturna en la pista central Rod Laver Arena, con el español Roberto Carballés (N. 75 del ranking) con la difícil misión de aguar la fiesta del serbio.
Detenido, encerrado en un centro de migrantes y deportado hace un año, Djokovic volvió a Australia haciendo borrón y cuenta nueva: "Si guardara rencor, si no fuera capaz de superarlo, no estaría aquí", declaró en rueda de prensa antes del torneo.
Y lo mismo hizo la afición local que, en general, le ofreció una cálida bienvenida. "No soy seguidor de Djokovic, pero no puedes negar su genio", dijo entre los espectadores Rob.
- Batallas a cinco sets -
Otro protagonista de la jornada fue el clima de Melbourne, pasando del sofoco al diluvio y haciendo honor al dicho local de que esta ciudad puede tener las cuatro estaciones meteorológicas en un día.
Temperaturas cercanas a 40º grados obligaron a suspender a primera hora de la tarde los partidos en las pistas descubiertas y, cuando empezaba a anochecer, volvieron a suspenderse por fuerte lluvia.
Mientras, bajo la cubierta de la Rod Laver, el ex número uno del mundo Andy Murray se impuso a Berrettini por 6-3, 6-3, 4-6, 6-7 (7/9), 7-6 (10/6) en casi cinco horas de partido que terminó con sangre en la pierna tras haberse tirado en busca de una pelota.
Fue una victoria enorme para el escocés de 35 años tras cinco años de combates contra el dolor en los abdominales y la cadera.
"Esta noche y mañana voy a notar esto, pero ahora estoy increíblemente feliz y orgulloso", dijo Murray tras su primera victoria contra un jugador top 20 desde 2017.
En otro de los grandes duelos de la jornada, el ruso Andrey Rublev (N. 6) superó al austríaco Dominic Thiem por 6-3, 6-4, 6-2, exganador del Open de Estados Unidos lastrado por lesiones.
Aunque con mucho sufrimiento, el alemán Zverev, que volvió a competir tras su lesión de tobillo en el último Roland Garros, terminó batiendo al peruano Juan Pablo Varillas (4-6, 6-1, 5-7, 7-6 [7/3], 6-4)., que desperdició algunas pelotas de partido.
"Ha jugado uno de los mejores partidos de su vida", reconoció el campeón de Tokio-2020.
También pasaron el estadounidense Taylor Fritz (N. 8), el joven danés Holger Rune (N. 9) y el argentino Diego Schwartzman (N. 23) quien, a pesar de jugar lastimado en la pierna derecha, cortó su racha de ocho derrotas contra el ucraniano Oleksii Krutykh por 6-4, 6-7 (6/8), 6-3, 7-6 (7/5).
- Prohibición de banderas rusas -
En cambio, la española Garbiñe Muguruza (N. 73) continuó con la tónica aciaga de la temporada pasada y perdió ante la belga Elise Mertens un partido que casi tuvo ganado (3-6, 7-6 [7/3], 6-1).
Entre las candidatas al título junto a la polaca Iga Swiatek (N. 1) o las estadounidenses Jessica Pegula o Coco Gauff, clasificadas el lunes, la francesa Caroline Garcia (N.4) y la bielorrusa Aryna Sabalenka (N. 5) solventaron sus compromisos por la vía rápida.
En lo extradeportivo, la guerra en Europa salpicó el torneo, después de una queja del embajador ucraniano por la exhibición de una bandera rusa en las gradas durante un partido de la primera jornada entre dos jugadoras de los países en conflicto.
En respuesta, la federación australiana de tenis anunció el martes la prohibición de las banderas de Rusia y también Bielorrusia, país aliado del Kremlin, dentro del recinto del Abierto de Australia.
La embajada rusa en Australia criticó "otro ejemplo de inaceptable politización del deporte" y lamentó que, además de llevar bandera neutral, sus jugadores "no pueden ser respaldados visiblemente por los aficionados".
Dbh/pm