El peso del carbón frena la transición ecológica en Sudáfrica
El aire es denso en Khutala, una mina de carbón a una hora de Johanesburgo, donde un grupo de obreros con ropa de trabajo espera el camión que los llevará a un pozo subterráneo.
La mina de Khutala se encuentra en una zona industrial que cuenta con otros cientos de yacimientos, pero también con una decena de centrales eléctricas de carbón en la provincia de Mpumalanga (noreste).
Thokozani Mtshweni, de 37 años, parece cansado y se prepara para contratar a alguien para un periodo de doce horas. Fija en su cinturón un tanque de oxígeno y herramientas de detección de gas.
"Cerrar estas minas sería perjudicial para muchas personas", confía el minero a la AFP. "Sería un caos", dice.
El carbón es un pilar de la economía sudafricana, emplea a casi 100.000 personas y suministra 80% de la electricidad. Pero su futuro es incierto.
La economía más industrializada de África está llamada a liberarse de este combustible emisor de carbono, para cumplir con su parte en la lucha contra el calentamiento global.
El año pasado, el gobierno obtuvo 8.500 millones de dólares en préstamos y subvenciones de un grupo de países ricos para financiar la transición hacia soluciones más ecológicas. Las tensas negociaciones sobre cómo gastar el dinero deberían concluir antes de la COP27 de noviembre en Egipto.
Para los partidarios de esta transición, estas sumas pueden servir de catalizador para transformar el panorama energético de uno de los doce países más contaminantes del mundo.
Sin embargo, muchas razones ponen en duda su capacidad de avanzar rápidamente para alcanzar su objetivo de cero emisiones netas de aquí a 2050.
- Empleos amenazados -
Será necesario obtener "una financiación mucho mayor", subraya Daniel Mminele, responsable financiero de la comisión sobre el clima creada por el presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa.
Un estudio de la Universidad de Stellenbosch estimó esta cifra en 250.000 millones de dólares en 30 años.
Estudios recientes sugieren que la transición al verde creará más puestos de trabajo en lugar de perderlos.
Mpumalanga concentra 80% de la producción de carbón del país.
"Necesitamos carbón", afirma a la AFP Isaac Mahumapelo, capataz en Khutala, frente a una zona de almacenamiento. Todas las "ciudades por aquí se instalaron alrededor de las minas", explica.
Los sindicatos temen que la pérdida de puestos de trabajo no se compense con la contratación en el sector renovable, y el desempleo ya supera 30% en el país.
"La energía eólica y solar no se diseñan en Sudáfrica, sino que se fabrican en otros lugares", señala el experto en energía Tshepo Kgadima.
Después de diez años bajo tierra, el minero Thokozani Mtshweni también teme por su futuro. "Todo el mundo depende del carbón para vivir", dice a la AFP.
Algunos perciben con hostilidad la presión internacional ejercida sobre Sudáfrica en este sector.
Y el nuevo interés de Europa por el carbón tras la crisis del gas desencadenada por la guerra en Ucrania no pasa desapercibido.
"Establezcamos nuestro propio calendario, que reconozca de manera realista los imperativos socioeconómicos de Sudáfrica", comenta Mike Teke, presidente de Seriti, el operador de Khutala.
- Descarbonizar -
El tema avanza.
La mina de Khutala limita con Kendal, una ciudad industrial rodeada de silos de carbón que alimenta la enorme central eléctrica vecina, operada por la empresa pública Eskom.
Entre las dos localidades, hay campos de maíz y rebaños de vacas, y al borde de las carreteras trozos de carbón caídos de los camiones de transporte.
La compañía Seriti creó recientemente una rama de energía verde para invertir en energía eólica y solar. "Debemos diversificar para anticipar el futuro", señala Teke.
Los activistas ecologistas presionan al gobierno, incluso en los tribunales.
Este año las autoridades tuvieron que reducir la contaminación en Mpumalanga que, según Greenpeace, tiene el aire más contaminado del mundo.
Aunque los cortes programados de electricidad se han multiplicado en los últimos meses, y las envejecidas plantas de Eskom tienen dificultades para producir lo suficiente, el gobierno anunció planes para aumentar la energía renovable.
Es urgente actuar, advierte el economista Gaylor Montmasson Clair, ya que seguir fiel al carbón costará mucho más a largo plazo.
La Unión Europea está a punto de introducir un impuesto al carbono sobre las importaciones, una medida que podría ser seguida por otros países y golpear duramente a economías como la de Sudáfrica, dice.
"Si no descarbonizamos, las pérdidas de empleo serán significativas. Perderemos nuestro acceso a los mercados y a la financiación", advierte. "Debemos embarcarnos en la transición sino las consecuencias serán terribles".
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