El papa Francisco finaliza su visita a Marsella con una multitudinaria misa
El papa Francisco celebrará este sábado una multitudinaria misa en Marsella (sureste de Francia), colofón de una corta visita en la que denunció el "fanatismo de la indiferencia" y el "parálisis del miedo" hacia los migrantes.
A partir de las 16H15 (14H15 GMT), casi 60.000 personas asistirán a la misa en el Estadio Velódromo, aunque otras 100.000 podrían seguir antes el recorrido del pontífice argentino en papamóvil por las calles de la segunda ciudad de Francia.
"Para mí es una alegría inmensa. No tengo palabras, estoy colmada de alegría", dijo en la víspera a la AFP Véronique Dembele, una asistente social de 47, sobre la primera visita de un papa a Marsella desde 1533.
Francisco ya advirtió que su viaje no es una visita oficial a Francia, sino que busca clausurar a las 10H00 (08H00 GMT) un encuentro entre obispos y jóvenes del Mediterráneo, sobre desigualdades, cambio climático y diálogo interreligioso.
El viernes, a los pies de la basílica neobizantina de Nuestra Señora de la Guardia, uno de los símbolos de Marsella, el papa de 86 años lanzó un alegato en favor de los migrantes, en pleno debate en Europa sobre su acogida.
"Deben ser socorridas las personas que, al ser abandonadas sobre las olas, corren el riesgo de ahogarse. Es un deber de humanidad, es un deber de civilización", clamó junto a un memorial en homenaje a las personas desaparecidas en el mar.
Desde su elección como sumo pontífice en 2013, una de sus prioridades ha sido alertar sobre la situación de los migrantes, sobre todo en el Mediterráneo, considerado como la ruta más peligrosa.
Más de 28.000 migrantes han desaparecido en sus aguas desde 2014 al querer alcanzar las costas de Europa desde el norte de África, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Tras la llegada de miles de migrantes a la isla de Lampedusa días atrás, lo que obligó a la Unión Europea (UE) a adoptar un plan para ayudar a Italia, Francisco llamó además a los países a "superar la parálisis del miedo" y acogerlos.
Sus fuertes declaraciones se producen en un contexto cada vez más hostil para estos exiliados en Europa. Ejemplo de ello, Francia advirtió, de boca de su ministro del Interior Gérald Darmanin, que "no acogerá" ninguno de Lampedusa.
- Polémica con Macron -
Su 44º viaje apostólico al extranjero y el quinto de 2023 suscita un gran interés pese al declive del catolicismo en Francia, país laico desde 1905 y donde las acusaciones de abusos sexuales en la Iglesia aceleraron la crisis.
El presidente francés, Emmanuel Macron, debe reunirse con el pontífice y asistir además, junto a su esposa Brigitte, a la misa, pese a las críticas de la izquierda que estima que su presencia en la liturgia "pisotea" la neutralidad religiosa.
"Yo considero que mi lugar es asistir. No iré como católico, sino como presidente", se defendió la semana pasada el mandatario centrista, quien será el primero desde Valéry Giscard d'Estaing en 1980 en asistir a una misa papal.
El historiador Jean Garrigues quita hierro a las críticas sobre un atentado contra la laicismo y explica que "existe una tradición de presidentes católicos, creyentes e incluso practicantes", del general De Gaulle a Nicolas Sarkozy.
Macron, bautizado como católico con 12 años y educado en los jesuitas, orden a la cual pertenece Francisco, es un presidente sensible a la espiritualidad y se define actualmente como agnóstico. "Necesita transcendencia", aseguró uno de sus consejeros.
Su discusión con el papa llega cuando Francia se dispone a desvelar sus planes sobre la ayuda activa a morir, previsto inicialmente antes de la visita pero que, según los partidarios de esta medida, Macron retrasó para no ofender al pontífice.
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