El futuro de la tecnología aplicada al sector de la salud, a debate en el marco del MWC
La tecnología juega un papel cada vez más importante en todos los sectores y la salud se posiciona como una de las áreas con mayor potencial a la hora de aprovechar los beneficios de la digitalización, pese a que haya algunos retos -como el de la privacidad de los datos- que aún hay que abordar en profundidad. Así lo han puesto de manifiesto un grupo de expertos en un evento organizado por Mapfre, en colaboración con Accenture, en el marco del Mobile World Congress (MWC) de Barcelona.
En una jornada que ha tenido lugar en la emblemática Torre Mapfre de Barcelona, expertos han debatido sobre los avances y tendencias que van a marcar el futuro de la salud. Investigadores, 'startups', inversores y divulgadores han abordado la importancia de la digitalización del sector y su papel en la nueva realidad de los tratamientos, el diagnóstico, la prevención y la experiencia del paciente.
"El mercado de la salud digital está creciendo muy rápido", ha señalado Nicolas Monsarrat, responsable de Salud Digital en Europa de Accenture, en la 'keynote' que ha servido de inauguración para esta jornada. En concreto, este crecimiento sería de un 29,6 por ciento entre 2019 a 2023, llegando a configurar un mercado de 504.000 millones de dólares en 2025, según previsiones de la consultora.
Monsarrat ha incidido en la importancia de situar al paciente en el centro de una ecuación en la que también intervendrán los dispositivos tecnológicos inteligentes y el sistema sanitario. Los datos y su análisis también serán clave para lograr el éxito. En este punto, destaca los esfuerzos de Europa para crear un ecosistema que ofrezca confianza a los usuarios respecto a la recopilación de sus datos y la privacidad de los mismos, pero que -al mismo tiempo- permita a empresas y a las administraciones a hacer uso de ellos para crear un sistema más eficiente y potenciar la investigación en este campo.
Medicina personalizada: el futuro está en los genes
En este evento, que ha coincidido con la celebración del Día Mundial de las Enfermedades Raras, también ha participado Lluís Montoliu, biólogo e investigador del CSIC y del CIBER de Enfermedades Raras en el Centro Nacional de Biotecnología (CNB), que ha incidido en las oportunidades que surgen al usar una "medicina de precisión", lo más personalizada posible. "Lo más importante es diagnosticar a la gente para después intentar adaptar las terapias", ha apostillado.
Un 6,5 por ciento de la población mundial sufre enfermedades raras. En España la cifra asciende a 3 millones de personas. En este punto, Montoliu explica que una buena parte de las enfermedades están causadas por alteraciones genéticas y, por ello, lo primero que hay que hacer es saber qué está mal. "Tenemos herramientas espectaculares, pero aun así el diagnóstico genético puede llevar mucho tiempo", asegura.
Por ello, reitera la importancia de una apuesta decidida por la ciencia y la investigación: "Hace falta inversión previa. El conocimiento da crédito a muchos años vista". Al respecto, señala que si algo se puede destacar de la pandemia es la capacidad que ha demostrado la comunidad científica de adaptarse y colaborar.
Montoliu lleva 25 años dedicados a la genética y ha podido ver cómo la tecnología ha ido cambiando su forma de trabajar. "A finales de los 90 secuenciamos el genoma por primera vez. Por entonces yo podía tardar dos años y medio en inactivar un gen, algo que ahora mismo me cuesta unas pocas semanas", indica. No cabe duda de que la Inteligencia Artificial, el uso de los datos o la supercomputación están llamados a revolucionar este sector y esto es solo "la punta del iceberg".
"el mayor problema es la falta de datos"
Por último, se ha celebrado un coloquio bajo el título 'Acelerando el cambio', en el que han participado Pedro Díaz-Yuste, director de Salud Digital de Mapfre, Miquel A. Bru Angelats, vicepresidente de Desarrollo de Negocio en Made of Genes, y Luis Martín Ezama, CEO de CancerAppy. El portavoz de esta última 'startup', que se dedica a intentar detectar patrones de los diferentes tipos de cáncer a través de la computación, ha abierto el debate con el tema que pone mayor freno a la investigación: "El gran problema es la falta de datos".
"Para nosotros es más sencillo conseguir datos americanos que locales. En Europa hay un miedo increíble al uso que se puedan dar a estos datos y es importante que se produzca un cambio radical. Hay que lograr que se donen datos para la ciencia, igual que se donan los órganos. Cuantos más datos tengamos más fácil será lograr la medicina de precisión. Ese es el primer paso", ha aseverado Ezama.
Por su parte, el directivo de Made of Genes ha afirmado que la medicina personalizada va en dos direcciones y, por lo tanto, "hay que hacer copartícipe al paciente". En este sentido, apuesta por empoderar a los ciudadanos para que ellos sean los que decidan compartir sus datos para mejorar su propia salud y sus hábitos. Esos mismos datos podrán -al mismo tiempo- ayudar a estudiar enfermedades y tratarlas.
Finalmente, Díaz-Yuste ha explicado que esta idea de poner al paciente en el centro de la estrategia va a ser una de las claves de la salud digital. Así ha planteado Mapfre su plataforma de telemedicina y atención virtual, Savia, que pusieron a disposición de toda la ciudadanía de forma gratuita durante la pandemia. "En ese momento el 100% de la atención tuvo que ser digital y la gente se dio cuenta del valor del servicio", explica director de Salud Digital de la empresa, quien añade que para el 60 por ciento de los usuarios era su primer contacto con la telemedicina.
"Le damos mucha importancia a la experiencia del cliente y gestionamos de una forma ambiciosa los datos, siempre con el consentimiento informado del cliente", añade Diaz-Yuste, que celebra la gran aceptación del servicio: los índices de satisfacción se situaron por encima del 95 por ciento. "La telemedicina no es para todos los pacientes ni todos los casos, pero va a jugar un papel importante. Vamos a un nivel de madurez", ha sentenciado.