Cambio climático: la lección de supervivencia que dejaron las antiguas urbes antes de su colapso
Un nuevo estudio reveló cómo la inversión a largo plazo en recursos naturales permitió que algunas comunidades lograran persistir más de lo esperado
Las ciudades y sus zonas del interior deben desarrollar resiliencia para sobrevivir al estrés climático; esta es la advertencia que surge de un estudio de las civilizaciones antiguas y el cambio climático, realizado por la Universidad de Sídney.
Desde el año 900 al 1500 d.C., las ciudades jemer en el sudeste asiático continental (incluida Angkor) y las ciudades mayas en Mesoamérica colapsaron, coincidiendo con períodos de intensa variabilidad climática. Si bien los núcleos urbanos ceremoniales y administrativos de muchas ciudades fueron abandonados, las comunidades circundantes pueden haber resistido debido a la inversión a largo plazo en paisajes resilientes.
“Crearon extensos paisajes de campos agrícolas en terrazas y rodeados (con terraplenes para controlar el flujo de agua) que actuaban como sumideros masivos de agua, sedimentos y nutrientes”, contó en un comunicado el autor principal, el profesor asociado Daniel Penny, de la Escuela de Geociencias de la Universidad de Sídney.
“Esta inversión a largo plazo en la fertilidad del suelo y la captura y almacenamiento de los recursos hídricos puede haber permitido que algunas comunidades persistieran mucho después de que los núcleos urbanos hubieran sido abandonados”. Él y su colega de la Universidad de Texas en Austin, el profesor Timothy Beach, llegaron a esta conclusión a través de una revisión de información arqueológica y ambiental relevante del sudeste asiático y Mesoamérica.
En la antigua ciudad de Angkor en la Camboya moderna, por ejemplo, el núcleo administrativo y ceremonial fue abandonado progresivamente durante varias décadas, culminando en una serie de sequías catastróficas en los siglos XIV y XV, pero los paisajes agrícolas circundantes pueden haber persistido durante estos episodios de estrés climático.
Publicado en PNAS, su estudio proporciona una hoja de ruta aproximada para la resiliencia frente al cambio climático.
Estos casos históricos de colapso urbano enfatizan que la inversión a largo plazo y a gran escala en la resiliencia del paisaje, como mejorar el almacenamiento y la retención de agua, mejorar la fertilidad del suelo y asegurar la biodiversidad, puede permitir que las comunidades urbanas y rurales toleren mejor los períodos de estrés climático, según los autores del estudio. El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático cree que esto será más frecuente e intenso en muchas partes del mundo durante el próximo siglo.
“A menudo pensamos en estos eventos históricos como desastres, pero también tienen mucho que enseñarnos sobre la persistencia, la resiliencia y la continuidad frente a la variabilidad climática”, dijo la profesora asociada Penny.