EEUU critica el "total desprecio" de Rusia a la seguridad espacial tras destruir uno de sus satélites
La Casa Blanca ha denunciado este martes el "total desprecio" que ha demostrado Rusia en las últimas horas por la seguridad espacial, después de que llevara a cabo la destrucción de uno de sus satélites provocando una lluvia de basura espacial que seguirá siendo una "amenaza" para las actividades en el cosmos "durante años".
Así lo ha manifestado el subsecretario de prensa de la Casa Blanca, Andrew Bates, en rueda de prensa, en la que ha pedido a la comunidad internacional que se abstenga de realizar pruebas tan "peligrosas e irresponsables" como las que habría llevado a cabo Rusia este lunes.
"Esta acción demuestra el total desprecio de Rusia por la seguridad, la estabilidad y la sostenibilidad a largo plazo del espacio para todas las naciones. Estos escombros continuarán representando una amenaza directa para las actividades en el espacio exterior durante años", ha protestado Bates
"Hacemos un llamamiento a todas las naciones espaciales responsables para que se unan a nosotros para desarrollar normas de comportamiento responsable y se abstengan de realizar pruebas peligrosas e irresponsables como las llevadas a cabo por Rusia", ha dicho el subsecretario de prensa de la Casa Blanca.
Rusia ha confirmado horas antes de las declaraciones de Washington que ha llevado a cabo con éxito una prueba de misiles para destruir uno de sus satélites ya inoperante, el Tselina-D, en órbita desde 1982, detalla la agencia Sputnik.
Antes la criticas de Estados Unidos, la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, María Zajároa, ha salido a aclarar que dicha acción no solo "no ha sido dirigida contra nadie", sino que además, ha insistido, se ha hecho "en estricto apego al derecho internacional, incluido el Tratado Espacial de 1967".
El Departamento de Estado estadounidense adelantó el lunes que Rusia destruyó con un misil uno de sus propios satélites. Un ensayo balístico que dejó "más de 1.500 piezas de basura espacial" desperdigada, obligando a los astronautas de la Estación Espacial Internacional a refugiarse en un par de cápsulas especiales ante el peligro que estos desechos espaciales suponían para las instalaciones.