Dimisión, elecciones o supervivencia, las opciones de la primera ministra británica
Más debilitada que nunca tras la supresión de la mayoría de sus polémicas medidas fiscales, la primera ministra británica Liz Truss enfrenta peticiones de dimisión.
Estos son cuatro posibles escenarios para la jefa de gobierno conservadora, que sucedió al controvertido Boris Johnson hace solo seis semanas.
- dimisión -
Al menos cuatro diputados conservadores exigieron públicamente la dimisión de Truss, tras los drásticos cambios en su política fiscal. Muchos más, que se expresaron bajo condición de anonimato, creen que su mandato está terminado.
Tras la destitución de su ministro de Finanzas, Kwasi Kwarteng, que fue sustituido por Jeremy Hunt, su antiguo rival en la carrera por Downing Street, Truss podría llegar a la conclusión de que su autoridad está irremediablemente dañada y que debe dimitir.
En ese caso, permanecería en el cargo hasta que se eligiese un sucesor. Para ello habría que organizar un nuevo proceso interno del Partido Conservador, menos de dos meses después del final del anterior.
Sin embargo, la formación podría evitar nuevas y largas batallas fratricidas si se uniera detrás de un sucesor elegido por consenso.
Theresa May sucedió a David Cameron en 2016 -tras el referéndum del Brexit- después de que todos sus rivales se retiraran.
Pero Truss no ha dado ninguna señal de que esté dispuesta a dimitir, y su portavoz subrayó el lunes que sigue centrada en sus "compromisos".
- Voto de censura -
Las normas actuales del Partido Conservador británico protegen a cualquier nuevo líder de un voto de censura interno en los primeros 12 meses de su mandato.
Tras este periodo, el 15% de los 357 diputados conservadores -es decir 54- deberín enviar una carta para desencadenar dicha votación.
Sin embargo, el poderoso Comité 1922, responsable de la organización interna del grupo parlamentario conservador, tiene la capacidad de cambiar las reglas. Queda por ver cuál sería el umbral para que se desencadene una moción de censura.
Y en caso de derrota, Truss perdería inmediatamente el liderazgo del partido, pero seguiría siendo primera ministra hasta que se eligiera a un sucesor.
El comité tendría que fijar las reglas de este proceso para elegir un nuevo líder, que sería el tercero en un año, el quinto desde 2016.
Pero los diputados parecen reacios a participar en una nueva y larga competición decidida por los afiliados del partido, y podrían respalar a un candidato de unidad si consiguen ponerse de acuerdo.
- Truss sobrevive -
Aunque su credibilidad está muy dañada, Truss podría conseguir un margen de maniobra para continuar en el cargo, gracias a su nuevo ministro de Finanzas, Jeremy Hunt, más centrista.
El abandono del grueso de sus medidas económica parece calmar a los mercados, dándole cierta estabilidad para volver a la pista.
Truss debe reunirse con las diferentes facciones del partido esta semana, además de recibir a sus principales ministros en Downing Street el lunes por la noche, para intentar disipar sus inquietudes.
Hunt detallará el 31 de octubre cómo prevé el ejecutivo reducir el endeudamiento a medio plazo, otra oportunidad para tranquilizar a los mercados y tratar de recuperar el rumbo económico.
- Legislativas anticipadas -
Las próximas elecciones generales están previstas a finales de 2024, pero el gobierno tiene la posibilidad de anticiparlas.
Sin embargo, Truss necesitaría el apoyo de una mayoría de diputados.
Según la Constitución británica, no escrita, tienen tres formas de expresar su falta de confianza en el primer ministro entre ellas aprobar una moción de censura o votar en contra del presupuesto.
En ese caso, se prevé que el jefe de gobierno dimita o pida al rey que disuelva el Parlamento, sinónimo de elecciones legislativas.
En las encuestas, la oposición laborista está en su mejor momento desde hace décadas, y algunos estudios predicen que los conservadores perderían cientos de escaños.
Por lo tanto, parece poco probable que suficientes diputados conservadores se unan a la oposición para desencadenar unas elecciones que probablemente sean desastrosas para un Partido Conservador en el poder desde hace 12 años.
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