Crisis Rusia-Ucrania y el delicado estado de la democracia
El secretario general de Naciones Unidas inauguró la reunión anual más reciente de líderes mundiales reconociendo que la humanidad enfrenta “un momento de verdad”.
“Paz. Derechos humanos. Dignidad para todos. Igualdad. Justicia. Solidaridad. Como nunca antes los valores fundamentales están en la mira”, dijo Antonio Guterres. “Se está afianzando una sensación de impunidad”.
El mensaje de Guterres ante la Asamblea General adquiere aún más relevancia con la invasión de Rusia a Ucrania. Lo que él describió son los principios básicos de la democracia, un método de gobierno alguna vez en auge que en los últimos años ha recibido golpes en todo el mundo.
La invasión de Vladimir Putin promueve la tendencia antidemocrática, que ha visto a líderes —algunos electos— llevar a sus naciones a la dictadura e ignorar las normas democráticas.
La invasión es “sin duda un momento decisivo para el futuro de la democracia global”, opina Stephen E. Hanson, profesor de gobierno en William & Mary College en Virginia y autor de “Post-Imperial Democracies”, que en parte examina a Rusia tras la disolución de la Unión Soviética.
En los últimos años, el ascenso de un grupo de lo que algunos consideran dictadores dentro de las democracias —Putin, Rodrigo Duterte en Filipinas, Jair Bolsonaro en Brasil, Narendra Modi en la India, y Viktor Orban en Hungría— ha socavado gradualmente los límites exteriores de los sistemas democráticos, aunque se siga hablando de principios democráticos. Al parecer, aparentar ser demócrata es la nueva democracia.
En Estados Unidos, Donald Trump ha generado preocupaciones similares, avivadas por afirmar que le robaron la elección. Sus partidarios han estado cambiando leyes estatales para limitar el acceso a las urnas, avivando los temores de que en Estados Unidos desaparecerá la idea de un voto libre y justo, en un país que, hasta hace poco, era un faro para las democracias del mundo.
El problema es que cada uno de estos líderes ha sido elegido por su pueblo o, al menos, por sistemas de estilo democrático. “A nivel mundial, los populistas que socavan las normas democráticas han ganado más fuerza en las elecciones en los últimos 20 años”, dice Douglas Page, politólogo del Gettysburg College en Pensilvania.
Este cambio de imagen gradual de la democracia del siglo XXI se ha visto exacerbado por los líderes de gobiernos más tradicionalmente autoritarios que también llaman a sus sistemas democráticos. Incluso Xi Jinping de China, que nunca fue demócrata, ha manipulado el híbrido de principios comunistas y economía de mercado de su nación para convertirlo en un gobierno impulsado por la personalidad que se presenta como una forma de democracia.
Entonces, cuando Putin ordena la invasión de Ucrania de una manera que invoca tácitamente los principios democráticos aunque cuando los elude, ofrece una cara de la democracia vista a través de un cristal oscuro. Los expertos dicen que esto está diseñado para mostrarlo como líder democrático en casa mientras le permite hacer más o menos lo que quiere en otros lugares.
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Ted Anthony, director de narrativas e innovación noticiosa en The Associated Press, escribe sobre asuntos internacionales desde 1995. Está Twitter como @anthonyted