Costa Rica muestra con orgullo sus caballos en multitudinario desfile
Sombreros y botas de vaqueros, al más puro estilo "wild west", inundaron este lunes las calles del centro de San José para mostrar con orgullo la cultura del caballo en Costa Rica.
Cientos de animales y sus jinetes desfilaron en 'El Tope' para conmemorar, después de tres años sin lucirse por la pandemia del coronavirus, el Día Nacional del Caballista.
Para Omar González los caballos son su vida. Veterinario especializado en equinos desde hace tres décadas, a sus 58 años fue designado como el "dedicado" del desfile de 2022, la persona a quien se dedica cada año el desfile.
"El caballo para Costa Rica es uno de los emblemas del pueblo y salir a lucir el caballo el día de El Tope nacional es una convivencia con amigos, es ir a pasar bonito sanamente", afirma a la AFP González.
Él lleva toda su vida dedicado a criar y sanar caballos, y desde niño participa en 'El Tope'.
Tres años lleva González esperando a poder subir de nuevo al lomo de su caballo para desfilar: "es una fiesta nacional", comenta.
- Tradición y orgullo -
Desde 2019 los caballos no habían vuelto a desfilar por las calles del centro de San José. Con la vuelta de las herraduras golpeando el asfalto los costarricenses salieron a la calle por miles para ver a los equinos.
'El Tope' conmemora la tradición ecuestre de Costa Rica desde la época colonial, cuando los caballos eran necesarios para moverse por el país o trabajar en el campo.
De aquella época viene la figura del 'sabanero', un vaquero al estilo tico, que ahora encarnan los cientos de jinetes que se suman cada año al desfile.
Marianela Matamoros, de 58 años, espera tras las vallas que delimitan el recorrido ver pasar a los caballos.
Algunos jinetes se acercan a la multitud en los laterales para que puedan acariciar a los animales. Otros cabalgan diferentes aires del caballo, la mayoría al paso, o haciendo paso doble, mostrando como si el equino bailara.
"En Costa Rica hay muchos caballos y ('El Tope') es algo que los ticos esperan con ansia porque aquí vienen a lucir a sus animales, vienen a mostrar lo que tienen de bello y disfrutar, que es lo más importante", señala Matamoros.
Los caballos se mostraron con sus peinados y trenzados en crines y colas, las sillas relucientes y las cintas adornando su pelo. Los jinetes, algunos con trajes tradicionales y prácticamente todos con botas y sombreros variados.
- Proteger al caballo -
Antes de lucir sus mejores galas, los cientos de animales que van a desfilar deben pasar una revisión veterinaria.
Equipos del Servicio Nacional de Salud Animal (Senasa) junto con grupos de veterinarios revisan cada uno de los caballos nada más descender de los camiones que los transportan, antes incluso de que sean ensillados.
Diana Jiménez, de 35 años, es la regente encargada de los equipos veterinarios y asegura que velan porque los animales "estén bien preparados, que cuenten con herraduras adecuadas, que tengan una condición corporal adecuada, que no tengan heridas o signos de enfermedades que puedan representar un riesgo para otros participantes".
Además los equipos veterinarios fiscalizan durante el recorrido que ningún animal sufra, bien por accidente o por mal comportamiento de su jinete.
"El uso de espuelas es inadecuado, (también) el uso abusivo de la fusta o la corrección. Jinetes en estado de ebriedad tampoco pueden participar", comenta a la AFP Jiménez.
En caso de observar cualquier mala práctica, tienen potestad para retirar al animal del desfile, sancionar al jinete o incluso decomisar al caballo.
A pesar de los controles veterinarios, la fiscalización y las garantías dadas por los organizadores en los 4 kilómetros del recorrido, activistas rechazaron el desfile.
Una docena de personas se manifestaron con pancartas en las que se podía leer: "Para los caballos no es divertido. 'El Tope' es explotación animal" o "Tu diversión, su tortura".
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