Cientos de personas se reúnen en el lugar donde Israel mató al jefe de Hezbolá
Cientos de personas portando velas y en llanto participaron el sábado en una ceremonia organizada por Hezbolá en el suburbio de Beirut donde el líder del movimiento islamista Hasan Nasralá fue asesinado hace dos meses por un bombardeo israelí.
En el enorme cráter dejado por el bombardeo y en el monte de escombros circundante se colocaron cirios y banderas amarillas de Hezbolá, iluminadas por focos de luz roja.
Los altavoces difundían discursos de Nasralá y sus retratos gigantes adornaban todos los edificios aún en pie pero dañados que rodean el lugar.
Nasralá "era todo para nosotros. ¡Si tan sólo hubiésemos muerto y él siguiera vivo!", afirmó Lama, una mujer de 30 años, que acudió a la ceremonia con su hija de 5 años y su hijo de 8.
"¡A tus órdenes, Nasralá!", clamaron los jóvenes, ondeando sobre las ruinas la bandera de la poderosa formación libanesa, mientras hombres y mujeres sollozaban.
"No puedo creer que esté muerto", comentó Lea, una estudiante de 18 años que vino con sus amigas.
El miércoles entró en vigor una tregua entre Israel y Hezbolá, tras trece meses de enfrentamientos transfronterizos y dos de una guerra abierta que diezmó a los dirigentes del grupo proiraní y dejó casi 4.000 muertos en Líbano.
Desde fines de septiembre, Israel procedió a intensos bombardeos de los suburbios del sur de Beirut, bastiones de Hezbolá.
El ataque del 27 de septiembre, que mató a Nasralá en un búnker subterráneo, destruyó varios edificios.
En el mismo ataque perecieron otros mandos de la formación islamista, entre ellos un comandante del frente con Israel en el sur del Líbano, y un alto cargo de la Guardia Revolucionaria de Irán.
Nasralá fue enterrado en un lugar no revelado, por temor a que su funeral fuera blanco de un ataque israelí.
El movimiento chita (una rama del islam) anunció tras el alto el fuego que estaba preparando un funeral "popular" para su difunto líder, sin precisar la fecha.
at/hme/js/meb