Carlos III viaja a Southport para reunirse con los familiares de las menores acuchilladas a finales de julio
El rey Carlos III de Inglaterra ha viajado este martes hasta la ciudad de Southport, en el oeste de Reino Unido, para reunirse allí con los familiares de las tres niñas fallecidas a finales de julio después de que un joven galés llevara a cabo un apuñalamiento múltiple en un suceso que ha desembocado en protestas ultraderechistas de carácter violento por el supuesto origen migrante del atacante.
Pasadas las 13.30 (hora local) el monarca ha llegado al Ayuntamiento de Southport aplaudido por una multitud que esperaba su visita. Carlos III se ha detenido allí ante los homenajes espontáneos en recuerdo de las tres víctimas mortales, de seis, siete y nueve años de edad, tal y como recoge la radiotelevisión británica BBC.
En el interior del Ayuntamiento, Carlos III se ha reunido con algunos de los ocho menores supervivientes del ataque y sus familiares. Más adelante está previsto que el rey se reúna con personal de la Policía, el Cuerpo de Bomberos y los equipos de rescate que atendieron la emergencia el pasado 29 de julio.
Este suceso ha desembocado en una oleada de protestas violentas a lo largo de todo Reino Unido convocadas por organizaciones de ultraderecha que denuncian que el atacante supuestamente era un solicitante de asilo. Sin embargo, las autoridades finalmente detuvieron a Axel Rudakubana, un joven de 17 años nacido en Gales y cuyos padres son de origen ruandés.
Poco después de conocerse la noticia del apuñalamiento masivo, el Palacio de Buckingham informó de que Carlos III, que actualmente recibe tratamiento contra el cáncer, estaba "profundamente conmocionado" por lo ocurrido y que seguía de cerca la evolución del suceso, pidiendo actualizaciones constantes a las autoridades pertinentes.
En vista del aumento de las tensiones y la violencia durante las protestas por el apuñalamiento, el monarca hizo un llamamiento a la calma y apeló a la unidad de la población británica tras la tragedia. La situación de inestabilidad alcanzó tal punto que el Gobierno del primer ministro Keir Starmer tuvo que convocar reuniones de emergencia para abordar una hoja de ruta para sofocar los disturbios.