Bélgica vota con la perspectiva de que un auge de la extrema derecha dificulte formación de gobierno
Los belgas están convocados a votar este domingo en elecciones nacionales y regionales en las que se proyecta un avance de la extrema derecha en Flandes y un debilitamiento de los partidos tradicionales, lo que perfila largas negociaciones para formar gobierno.
Bélgica, un país dividido entre la zona de Flandes, en el norte, que es de habla neerlandesa, y Valonia, en el sur, donde la población habla francés, tardó 493 días en formar una coalición de gobierno tras las elecciones de 2019.
El jefe del ejecutivo saliente, Alexander De Croo, de la formación liberal Open VLD, que lidera un pacto de siete partidos, tiene pocas posibilidades de mantenerse en el poder.
Con el aumento del apoyo a la extrema derecha en Flandes y el avance de la izquierda en Valonia, existe el temor de que se repita esta situación o que incluso pueda superarse el récord marcado entre 2010 y 2011, cuando los políticos tardaron 541 dias en labrar un acuerdo para formar gobierno.
Las elecciones se celebran junto con las europeas y los recintos abrieron a las 08H00 (06H00 GMT) y cierran a las 14H00 hora local en las localidades donde se vota en urnas y a 16H00 en los distritos que optaron por el sufragio electrónico.
A la hora de los resultados, la gran expectativa será el resultado del partido de extrema derecha Vlaams Belang en Flandes, en un contexto de auge de esta tendencia política en Europa.
Las encuestas pronostican que esta formación pueda superar a su rival de derecha, el N-VA, y se convierta en el partido más importante en Flandes y los sondeos apuntan a que pueda llegar a obtener 26 legisladores en el Parlamento federal de 150 escaños.
Pero, es poco probable que este partido --que defiende la independencia de Flandes y tiene posturas contra la inmigración-- logre formar gobierno a nivel regional y tampoco parece probable su integración en un pacto para el ejecutivo federal.
Otros partidos de Flandes, incluyendo el N-VA, mantienen desde hace tiempo un acuerdo para bloquear la entrada de la extrema derecha en el gobierno regional.
El líder de N-VA, Bart De Wever, que se perfila como el próximo primer ministro, ha reiterado que no va a pactar con Vlaams Belang.
De Croo dejó la puerta abierta a una posible alianza con N-VA, pero esta asociación plantea un dilema, ya que parece difícil que obtenga el apoyo de los partidos francófonos de izquierda.
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