Descubren que una especie extinta caminaba como humano y trepaba como simio
Se trata del Australopithecus sediba, los investigadores afirman que este hallazgo muestra evidencia inédita sobre la evolución del ser humano
Científicos de las universidades de Nueva York, Witwatersrand y otras 15 instituciones, descubrieron que el ‘Australopithecus sediba’ caminaba como un humano pero, también, trepaba como un simio. El hallazgo, en el que participan los investigadores Daniel García Martínez (UCM, CENIEH) y Markus Bastir (MNCN-CSIC), fue publicado en la revista de acceso abierto e-Life.
El descubrimiento fue posible gracias a la recuperación de nuevas vértebras lumbares de la columna lumbar de un individuo de Australopithecus sediba de hace dos millones de años. Este hallazgo, junto con vértebras descubiertas previamente, forman una de las columnas lumbares más completas del registro fósil y dan una idea de cómo este antiguo pariente humano caminaba y trepaba.
Los fósiles más recientes fueron descubiertos en 2015 durante las excavaciones de una vía minera que corre junto al sitio de Malapa en el sitio del Patrimonio Mundial Cuna de la Humanidad, justo al noroeste de Johannesburgo (Sudáfrica). Precisamente en Malapa es donde, en 2008, el profesor Lee Berger de la Universidad de Witwatersrand y su hijo de nueve años, Matthew, descubrieron los primeros restos de lo que sería una nueva especie de antiguo pariente humano llamado Australopithecus sediba.
Los fósiles del sitio datan de aproximadamente dos millones de años. Las vértebras descritas en el presente estudio se recuperaron en una roca consolidada parecida al cemento, conocida como brecha, en casi articulación. Para eliminar el riesgo de dañar los delicados huesos, se escanearon con Micro-CT en la Universidad de Witwatersrand. Una vez preparadas virtualmente, las vértebras se añadieron a los fósiles recuperados durante el trabajo anterior y se comprobó que encajaban perfectamente en la columna vertebral del esqueleto fósil de los especímenes originales de Australopithecus sediba descritos por primera vez en 2010.
El número de catálogo del esqueleto es MH 2, pero los investigadores apodaron al esqueleto femenino Issa, que significa protector en suajili. El descubrimiento también estableció que, al igual que los humanos, sediba tenía solo cinco vértebras lumbares. ”La región lumbar es fundamental para comprender la naturaleza del bipedalismo en nuestros primeros antepasados y para comprender cómo de bien adaptados estaban para caminar sobre dos piernas”, dice en un comunicado el profesor Scott Williams de la Universidad de Nueva York y la Universidad Wits, autor principal del artículo.
El homínido mejor conservado jamás descubierto
El descubrimiento de los nuevos especímenes significa que Issa ahora se convierte en uno de los dos primeros esqueletos de homínidos que conservan tanto una columna inferior relativamente completa como una dentición del mismo individuo, lo que permite tener certeza sobre a qué especie pertenece la columna vertebral.
“Si bien ‘Issa’ ya era uno de los esqueletos más completos de un homínido antiguo jamás descubierto, estas vértebras prácticamente completan la parte inferior de la espalda y hacen que la región lumbar de ‘Issa’ sea un competidor no solo por el homínido mejor conservado jamás descubierto, sino también probablemente el mejor preservado”, asegura Berger, autor del estudio y líder del proyecto Malapa, que añade que esta combinación de integridad y preservación le dio al equipo una mirada sin precedentes a la anatomía de la espalda baja de la especie.
El presente estudio encontró que la lordosis de sediba era, de hecho, más extrema que cualquier otro australopitecino descubierto hasta ahora, y la cantidad de curvatura de la columna observada solo fue superada por la observada en la columna vertebral del niño Turkana (Homo erectus) de Kenia, de 1,6 millones de años, y de algunos humanos modernos.
Además, respecto a la integración de la columna lumbar con otras regiones del esqueleto, Daniel García Martínez, de la Unidad de Antropología de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y miembro afiliado del Centro Nacional de Investigación de La Evolución Humana (CENIEH), indica que “la capacidad de usar el medio arbóreo para la locomoción también se observa en algunas otras regiones anatómicas, como por ejemplo en su estrecho tórax superior”.
Por su parte, Markus Bastir, del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) apunta que “estos resultados de sediba encajan muy bien en las demás reconstrucciones de torsos de homínidos de transición, donde también se observa evolución en mosaico en otros sistemas anatómicos relacionados”.
Estudios previos de esta especie antigua resaltaron las adaptaciones mixtas a través del esqueleto en sediba que indicaron su naturaleza de transición entre caminar como un humano y adaptaciones trepadoras. Estos incluyen características estudiadas en las extremidades superiores, la pelvis y las extremidades inferiores.
El estudio concluye que sediba es una forma de transición de un antiguo pariente humano, y que su columna tiene una forma claramente intermedia entre las de los humanos modernos (y neandertales) y los grandes simios. “Issa caminaba como un humano, pero podía trepar como un mono”, concluye Berger.