Atormentada por fallecimiento de su pareja, enferma terminal británica suplica por muerte asistida
Por Sarah Young y Marissa Davison
LONDRES, 29 nov (Reuters) - Jenny Carruthers vio morir en agonía a su pareja a causa de un cáncer que se le había extendido a los huesos. Ahora, diagnosticada con la misma enfermedad, busca desesperada que Reino Unido cambie la ley para permitir la muerte asistida y un deceso más tranquilo.
"Vi morir a mi compañero en una agonía incontrolable y parece que yo voy a enfrentarme al mismo futuro. Necesitamos esto", dijo Carruthers, de 56 años, mientras recordaba a su pareja "gritando en la cama" en sus últimos días.
"Ahora soy una enferma terminal. Se me ha extendido hasta los huesos y tengo una idea bastante clara de lo que puede pasar. Es muy aterrador", dijo Carruthers, de Bath, en el suroeste de Inglaterra.
Los legisladores británicos tenían previsto votar a última hora del viernes si permiten la muerte asistida a los adultos con enfermedades terminales, en lo que podría poner en marcha un proceso para cambiar la ley e introducir una de las mayores reformas sociales en una generación.
Carruthers, ex asistente sanitaria, fue una de los cientos de personas que se congregaron el viernes ante el Parlamento con la esperanza de convencer a los políticos de que los enfermos deben tener derecho a elegir morir.
Marcada por la terrible experiencia de su pareja y temerosa del impacto que tendría en sus hijos si se repitiera, Carruthers afirmó que la legalización de la muerte asistida le permitiría vivir sus últimos días sin miedo, y que debería ser una oferta para los enfermos terminales.
Según afirmó, sus hijos apoyan plenamente sus deseos, al tiempo que indicó que cree que las salvaguardias del proyecto de ley, que requieren la aprobación de dos médicos y un juez, evitará que se presionara a nadie para poner fin a su vida antes de tiempo, como temen los detractores del proyecto.
Mientras esperaba nerviosa en la plaza del Parlamento a que los legisladores debatieran una cuestión que podría afectar al dolor que pudiera sufrir en el futuro, Carruthers lanzó una última súplica de compasión: "Les ruego que consideren realmente la posibilidad de darnos algo de dignidad".
(Editado en español por Carlos Serrano)