Afganistán ha perdido ya casi 5.000 millones de euros desde la llegada de los talibán al poder
El ascenso de los talibán al poder en agosto de 2021 ha supuesto para Afganistán perder en apenas doce meses los avances económicos que había logrado en los diez años anteriores, según un informe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) que estima en casi 5.000 millones de dólares (una cantidad equivalente en euros) las pérdidas para la economía local.
El administrador del PNUD, Achim Steiner, ha advertido de una "implosión económica" en el país asiático, fruto de una "cascada de crisis" que, según el informe, incluye una emergencia humanitaria, una contracción económica "masiva", el colapso del sistema financiero y los límites a la participación de las mujeres en los ámbitos social, político y económico.
El organismo calcula que apartar a las mujeres del sector laboral puede costar hasta 1.000 millones de dólares a la economía afgana, lo que supondría hasta el 5 por ciento del PIB.
En términos generales, hasta mediados de este año ya se habían perdido 700.000 puestos de trabajo, mientras que el precio de la cesta básica de la compra es ahora un 35 por ciento más caro. Los retrocesos de la economía legal han derivado en un auge de la clandestina, que ya oscila entre el 12 y el 18 por ciento, entre tres y cuatro puntos más que hace un año.
Casi 20 millones de personas sufren graves niveles de inseguridad alimentaria, casi el doble que la media de los tres años anteriores, con datos especialmente preocupantes para la población infantil en la zona sur del país, según el PNUD.
La ONU estima que más de 24 millones de afganos dependen de la ayuda humanitaria y sólo el Programa Mundial de Alimentos (PMA) ha pedido 1.100 millones de dólares para asistir a unos 15 millones de personas hasta marzo de 2023, pero el sentir general de las organizaciones es que están desbordadas.
La congelación de activos por valor de unos 9.000 millones de dólares y las sanciones impuestas sobre el régimen talibán han derivado en una crisis de liquidez. La ayuda externa equivalía al 75 por ciento del gasto del Gobierno y a casi el 40 por ciento del PIB antes de agosto de 2021, pero los donantes internacionales son ahora más reacios.
Tras dos décadas de "fuerte dependencia" del donante externo, sumado a la incapacidad propia para potenciar la industrialización y la conectividad interregional, Afganistán basa principalmente sus ingresos en unas tímidas exportaciones agrícolas y minerales.
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