Abiy asegura que el alto el fuego en Tigray fue planeado con un mes de antelación por el Gobierno de Etiopía
El primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed, ha resaltado este lunes que la decisión de anunciar un alto el fuego unilateral en la región de Tigray (norte), que tuvo lugar la semana pasada, llegó tras cerca de un mes de preparativos, negando que estuviera motivada por los avances del Frente Popular para la Liberación de Tigray (TPLF).
Abiy ha sostenido durante la jornada que las dos primeras tandas del repliegue de militares no trascendieron a los medios y ha agregado que el proceso salió a la luz con la tercera, mientras que la retirada de la capital regional, Tigray, tuvo lugar en la cuarta, durante la semana pasada.
Así, ha argumentado nuevamente que las autoridades tienen que centrarse en la lucha frente al coronavirus, la agricultura y el retorno de los refugiados y ha recalcado que el repliegue tuvo lugar dado que Adís Abeba considera que el TPLF no supone ya una amenaza.
El primer ministro ha resaltado además que el Gobierno no quería una guerra contra el TPLF y ha acusado al grupo de movilizar a fuerzas "irregulares" para desestabilizar el país africano, según ha informado la cadena de televisión etíope Fana.
"Los interesados en ver el fin del conflicto en Tigray son muy pocos. Parece que hay intereses que buscan ver el debilitamiento del Estado etíope a través de un conflicto prolongado", ha lamentado, antes de incidir en que el país "ha tolerado mucho".
En este sentido, ha reiterado que la ofensiva contra el TPLF fue lanzada en noviembre de 2020 después de un ataque del TPLF contra una importante base militar en Mekelle. "Nos vimos forzados a defender nuestro país y recuperar armas y recursos nacionales saqueados", ha zanjado.
El Gobierno etíope anunció la semana pasada un alto el fuego unilateral tras varios días de informaciones sobre avances del TPLF --agrupado ahora en las Fuerzas de Defensa de Tigray (TDF)-- en la región y horas después de que los milicianos irrumpieran en Mekelle.
El grupo reiteró el domingo sus exigencias de una retirada del Ejército de toda la región, una rendición de cuentas por parte de líderes de Etiopía y Eritrea --que apoyó a Adís Abeba en la ofensiva-- por crímenes cometidos en Tigray, la llegada de ayuda humanitaria y una liberación de presos como paso necesario para sumarse al alto el fuego.
Finalmente, en el terreno político, solicita el retorno al pleno reconocimiento del grupo como máxima autoridad y representante del "gobierno democráticamente electo" de Tigray sin intervención alguna de "las instituciones de seguridad o inteligencia" del Gobierno etíope, que han declarado al TPLF como una organización terrorista.