A tres años del estallido social, los chilenos votan por aprobar o rechazar una nueva constitución
Por Natalia A. Ramos Miranda
SANTIAGO, 2 sep (Reuters) - Los chilenos votarán el domingo para aprobar o rechazar una propuesta de nueva Constitución centrada en derechos sociales y medio ambiente, un cambio radical respecto de la normativa actual heredada de la dictadura que ayudó a consolidar el modelo económico liberal del mayor productor global de cobre.
La posibilidad de reescribir la carta magna abrió una vía política tras las violentas protestas callejeras contra la desigualdad que estallaron a fines de 2019 en el entonces estable país sudamericano, en un camino que fue ratificado por una mayoría aplastante un año después en un referendo.
Pero ahora, tras polémicas disputas dentro de la asamblea redactora y una serie de propuestas controversiales que modifican la forma del Estado, introducen la plurinacionalidad o cambian el sistema político y judicial, todas las encuestas señalan desde hace meses que el texto será reprobado.
"Esta no es una segunda vuelta donde millones de personas que pierden tienen que buscar un candidato, sino que es una elección que se ha cocido lentamente y tiene distintos componentes que han generado esa tendencia", dice a Reuters el analista electoral Axel Callís, de la encuestadora Tú Influyes.
En el voto impactará la percepción sobre el gobierno del progresista Gabriel Boric -impulsor del acuerdo político que abrió el proceso y que respalda el cambio constitucional- cuya popularidad ha caído fuerte en los últimos meses en medio de la incertidumbre y polarización política.
Factores como la desaceleración económica y la inflación al alza, la creciente inseguridad, la crisis desatada por la inmigración ilegal y un agudo conflicto indígena son clave para los votantes, quienes también votarán pensando en la posición del gobierno, dijo el analista Kenneth Bunker.
"Es una elección compleja en ese sentido porque uno pensaría que sólo es la elección constitucional, si les gusta o no el texto, pero es también un momento crítico en la historia de Chile, por el COVID, por el estallido social, por el gobierno de Boric", señaló.
Y uno de los mayores focos de incertidumbre es cuánta gente votará en una elección en que se combinarán por primera vez dos factores: el voto será obligatorio y todas las personas mayores de 18 años están automáticamente habilitadas para hacerlo.
En el país sudamericano, donde poco más de 15 millones de personas están convocadas a sufragar el domingo, el voto es voluntario, pero las normas para este plebiscito son distintas.
Una puerta de entrada
Las últimas encuestas publicadas hasta 15 días antes de la elección -según establece la legislación- dieron una ventaja de unos 10 puntos al 'Rechazo', una tendencia mantenida con más o menos variaciones desde marzo cuando tomó la delantera en los sondeos.
En el camino, el tablero también se sacudió cuando varias figuras de centroizquierda, exministros y expresidentes del bloque que gobernó 30 años tras la caída de la dictadura comenzaron a cuestionar el texto propuesto y a sumarse a las voces para rechazarlo y presentar uno nuevo.
La izquierda más radical critica que tanto la derecha como la centroizquierda frenaron los avances sociales y que todo eso estalló en las protestas de 2019, por lo que ahora no hay razones para confiar en su voluntad de cambio.
Escenario impensado cuando inició el proceso, la ventaja del "Rechazo" obligó a las fuerzas políticas a comprometer reformas en uno u otro caso, mientras los legisladores rebajaron las altas mayorías requeridas para modificar la Constitución vigente, que exigía hasta 2/3 de los votos para aprobar ciertas materias.
El propio Boric dijo que sería necesario iniciar otro proceso con una nueva asamblea en lugar de cambiar la carta actual, que data de 1980 aunque sometida a sucesivas reformas a lo largo de los años, la mayor de ellas en 2005 bajo el Gobierno del socialista Ricardo Lagos.
El único consenso actual es que la elección del domingo no será un punto final, sino una puerta de entrada a una nueva etapa del cambio constitucional en Chile.
"Nuestra voluntad es que una vez aprobada, el Congreso pueda mejorar lo que haya que mejorar. No creemos que este texto sea intocable, pero sí decimos que es un avance significativo respecto al actual, un mejor punto de partida", dijo a Reuters el diputado Vlado Mirosevic, coordinador de la campaña por el "Apruebo".
La senadora demócratacristiana Ximena Rincón, que rechaza la propuesta presentada, dijo que el lunes debería convocarse un "gran acuerdo" para un proceso más acotado donde a partir de los consensos -declarar un estado social y democrático de derecho o cuidar el medioambiente- se debata sobre régimen político o la seguridad, temas donde hay diferencias profundas.
"Se requiere dar un camino que dé certezas a la ciudadanía de que no nos vamos a quedar con la Constitución del 80', o del 2005, sino que vamos a escribir un texto que nos reúna a todos", dijo a Reuters la senadora, promotora de rebajar los quorums y de que el presidente pueda convocar un nuevo proceso.
Por eso, plantea Axel Callís, el resultado más óptimo el próximo domingo es que la diferencia sea estrecha para que las negociaciones y lo que salga de ahí satisfaga a ambos lados.
"La agenda social, la que se esbozó después del estallido, la agenda que llevó a Boric a ser presidente, está esperando. Si todo esto no lleva cambios profundos en temas de derechos sociales, dignidad en salud, pensiones, el clima con olor a pólvora va a seguir ahí", planteó.
(Reporte de Natalia Ramos, editado por Fabián Cambero y Marion Giraldo)