En la actualidad cada vez más personas valoran las prendas que tienen y promueven su circularidad cuando entran en desuso; una manera eficiente de reducir su impacto ambiental
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La compra y venta de ropa adquirió un nuevo significado en el último tiempo. Ferias de intercambio de ropa, consumo responsable y talleres de arreglo y customización de prendas surgieron como pilares del fenómeno de la moda circular. Esta tendencia invita a revitalizar fibras y vestimentas existentes para minimizar el impacto ambiental y el desperdicio en la cadena de suministro.
Generaciones de todas las edades se suman cada día a estas iniciativas para “aportar su granito de arena” y alejarse del ya casi obsoleto paradigma del consumo desmedido. Como resultado, comienzan a valorar el concepto de la sostenibilidad y la ética en la moda.
Según el Club de Reparadores –movimiento que busca promover la reparación como estrategia para el consumo responsable y práctica de la sustentabilidad–, un consumidor promedio compra el 60% más de prendas al año y las utiliza durante aproximadamente la mitad del tiempo en comparación a 15 años atrás. No obstante, muchas de esas prendas convertidas en ‘basura’ son de buena calidad o siguen estando en buenas condiciones, lo que representa una pérdida de materiales muy valiosos.
Cabe acotar que la cadena de suministro de la industria textil es considerada como la tercera más contaminante del mundo, por detrás de la alimentación y la construcción. Instituciones de renombre internacional como la Organización de Naciones Unidas (ONU) brindan datos concretos sobre la problemática: fabricar un par de pantalones consume 7.500 litros de agua, el equivalente a lo que una persona bebe en siete años.
En adición, el informe “Medición de la moda: perspectivas del estudio sobre el impacto ambiental de las industrias globales de prendas de vestir y calzado” de la consultora Quantis pone de manifiesto que entre un 2-8% de las emisiones globales de carbono se atribuyen a la industria textil. Como consecuencia, valorar las prendas ya existentes y promover su circularidad cuando entran en desuso es una manera de ser más eficiente con los recursos y materias primas que se utilizaron en su proceso de fabricación.
Hoy, la ropa de segunda mano ya no es vista como una opción de último recurso, sino como una oportunidad para expresar la individualidad, explorar estilos únicos y contribuir a la reducción del impacto ambiental de la industria textil.
Se puede considerar como un “win-win”; ganan tanto los que donan su ropa, como quienes la adquieren, y también gana el planeta, porque no se fabrica ni contamina más, sino que se reutiliza y circula lo que ya existe.
Quienes desconocen el funcionamiento de la industria sostenible suelen creer que apostar al medio ambiente implica adquirir textiles en condiciones deplorables o incómodas, pero esto suele ser falso en la mayoría de los casos. Desde grandes marcas hasta las ferias de segunda mano presentan textiles ecológicos que no tienen nada que envidiarle a los cueros o telas fabricadas industrialmente y que también aseguran una experiencia de compra satisfactoria con prendas en buen estado. Algunas prendas están sin uso, con etiquetas o sin ellas, mientras que las que han sido utilizadas previamente pasan un “testeo de calidad” para asegurar que estén en condiciones óptimas para la venta.
Una marca emblema en el tema es Patagonia, que desde sus inicios apuesta por la sostenibilidad y que recientemente lanzó la cuarta edición del Swap Day (Día de Intercambio) que consistió en revisar el placard en busca de prendas de la marca que los usuarios ya no usan para acercarlas a su local de Buenos Aires e intercambiarlas por un botón canjeable que permite adquirir otro producto usado en perfectas condiciones. ¿El objetivo de la acción? Promover la circularidad y extender la vida útil de las prendas para reducir su impacto en el planeta.
La iniciativa se realizó los días 12 y 13 de abril en el local de Patagonia Buenos Aires y tuvo una concurrencia de 180 personas que intercambiaron 303 prendas. En síntesis, los interesados llevaron sus prendas (limpias y sanas) a la tienda ubicada en Suipacha 1178, donde eran recibidas y obtenían a cambio un botón con validez para ser intercambiado por una prenda de la misma categoría.
“En Patagonia promovemos un modelo de economía circular con el propósito de ‘cerrar los bucles’ de los ciclos productivos, buscando priorizar las estrategias que son más eficientes en términos de uso de recursos naturales y energía”, declararon desde la firma de indumentaria outdoor.
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